«GRACIAS, ESCUELA PLURAL. Cómo padre, y como abuelo» por Juande Dios Fernández
Ahora que estamos en pleno periodo de matriculación, quiero exteriorizar, hacer público un sentimiento que como padre he tenido siempre presente:
“Dar las gracias a la escuela plural, la escuela de la diversidad, la escuela de todas y para todas las personas”, por lo que ha aportado en la formación de mi hijo y de mi hija, por lo que ha colaborado para que sean las personas que son ahora.
Desde que comenzaron su escolarización, Mª Ángeles y yo tuvimos claro que teníamos que prepararles para vivir en un mundo complejo y plural, que deseábamos que aprendieran a valorar a todas la personas, a apreciar a todas las que le rodeasen a lo largo de su vida, que quisieran y supieran ponerse en su lugar, comprenderlas, disfrutar y sufrir con ellas. Todos estos aprendizajes son claves para poder tener una comunicación empática y colaborativa con todo el mundo, para tener compromiso con la mejora social y ambiental para todas y todos, para aprender a convivir, entenderse y colaborar con todas las personas, con las que se entendían y con las que no opinaban igual.
Por ello, desde el primer momento, tuvimos claro que tenían que escolarizarse en centros públicos plurales. Donde admitieran a toda la población, sin excepciones. Incluso hemos procurado que fuesen asignados a la clase con más diversidad de su curso, para que su desarrollo y aprendizaje fuese más amplio y completo. Porque el mundo es diverso y tenían que disfrutar de esa diversidad.
Todo eso, junto con lo aprendido en casa y en la calle, ha dado evidente buen resultado. Éramos y somos conscientes que la casa sola hubiese sido manifiestamente insuficiente, sin el complemento imprescindible de la escuela plural no se hubiese conseguido. El conocer y convivir con gente que no vivía en nuestro barrio, conocer y convivir con otras culturas, con otros posicionamientos religiosos y políticos. Damos las gracias, por haber hecho posible que nuestros hijos conocieran a personas diversas, aprendieran a valorarlas y respetarlas, aprendieran a convivir y disfrutar con la diferencia.
Ahora que como abuelo pienso en mi nieto (en singular transitoriamente), tengo muy claro lo que quiero y deseo para Darío y sucesivos y, como siempre, queremos más: UNA ESCUELA PLURAL Y CON PRÁCTICAS DOCENTES INCLUSIVAS Y SOSTENIBLES.
Dónde está la escuela plural, en la oferta pública (salvo raras excepciones) y en algunos centros privados concertados.
Por Juan de Dios Fernández Gálvez
Orientador escolar. Jubilado