El mensaje, asumido hasta por los más pequeños, es claro y tajante: sólo se permiten aquellas actividades estrictamente necesarias para mantener la cotidianeidad de la gente. Los demás, se quedan en casa.

Y siguiendo las reglas del confinamiento, la mayor parte de los negocios han echado el cierre, con la consiguiente ruina y los efectos que arruinarán en cascada a quienes surtían a los primeros. Las universidades también han cerrado y con ello dejan en la más absoluta incertidumbre a cientos de miles de estudiantes que no saben qué van a hacer con ellos. La hostelería no nos sirve ni un café a media mañana. Los que cumplen su función telemáticamente están pasándolo muy mal cuando tienen hijos pequeños que exigen sus atenciones. Las fuerzas del orden, los sanitarios, los empleados de supermercados, los transportistas, los farmacéuticos, los empleados de la basura, los quiosqueros de prensa, etc. se juegan la vida cada día para mantener esa mínima parte de lo cotidiano que el virus nos ha permitido mantener… Todo el país, todo el mundo, intenta sobrevivir a la pandemia y a sus efectos colaterales. Todos, menos el arzobispo de Granada y unos cuantos párrocos que no podían dejar de celebrar ayer los oficios del viernes santo. ¡Qué irresponsables!

Imagen de Virgen de las Angustias TV, vía Ahora Granada

         Los diarios locales, también el ABC de Sevilla y los telediarios, han insertado la noticia: la Policía Nacional desaloja la catedral y algunas parroquias en plena celebración de los oficios religiosos. No mencionan si los agentes les han pedido el DNI a los piadosos asistentes, se sabe que no se les ha sancionado, algo que desautorizará a esos agentes, que también se juegan la vida a diario, cuando hoy o mañana les pidan identificarse a algunos de estos insumisos que se arriesgan porque ya no aguantan más encerrados. A éstos se les sanciona, a los de las misas de ayer, parece que no. Me llego a preguntar qué hubiera sucedido si en vez de tratarse de templos católicos, el culto hubiera sido en una mezquita o una sinagoga o un salón de testigos de Jehová. ¿Hubiera sido la policía tan complaciente? Me temo que no, lo que me hace dudar del principio que afirma que todos somos iguales ante la ley

        Me pregunto también qué fin perseguían. ¿Provocar lo que sucedió para jugar al victimismo? ¿Darle alas a la derecha cavernaria en su permanente ataque al Gobierno –Vox ya ha protestado-? ¿Presentarse como perseguidos por las fuerzas de izquierda (si es que existen)? Desde luego, el comportamiento de este frente católico me parece lamentable, insolidario, irresponsable, muy poco ejemplar. Justificar el incumplimiento de las medidas de cuarentena por una fe inquebrantable es tanto como justificar que los aficionados a un deporte se reúnan para practicarlo, o los ludópatas organicen partidas privadas o celebrar una fiesta de cumpleaños con los amiguitos. Y me gustaría saber por qué la Fiscalía no ha actuado de oficio, como probablemente es su deber.

        Machado ya sentenció que éramos un país de charanga y pandereta. Yo añado que somos tontos de capirote.

Alberto Granados

FOTO PORTADA:El Arzobispo comunica la noticia a los fieles. / VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS TV

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