Otoño ‘loco’
Hay base para el calificativo porque el arranque de la estación es la época más «movidita» del año y deja unas oscilaciones térmicas de más de 40 grados.
Esos 36,6 grados de Sevilla no habrían alcanzado la categoría de históricos si fuese julio o agosto, pero ¿en octubre? Y otro tanto con los 6,4 bajo cero que registró Molina de Aragón, en Guadalajara, el mismo mes. Ambas son temperaturas de récord y dan una idea de la enorme oscilación térmica –43 grados de diferencia entre la máxima y la mínima– que registra octubre, el mes ‘loco’ del calendario, según el refranero: ‘El tiempo de octubre loco, derrama de todo un poco’. Confirman los meteorólogos: «El otoño, que empieza hoy a las tres y media de la tarde, es la estación con más ‘movimiento’ en la atmósfera, y el venidero octubre, un mes con oscilaciones bruscas. No es raro que en Bilbao haya todavía jornadas de 30 grados y al mismo tiempo llueva en Valencia cinco días seguidos y queden a bajo cero en Castilla por la noche», explica Rubén del Campo, técnico de la Agencia Española de Meteorología (Aemet).
Lo del frío castellano no sorprende tanto, pero sí la lluvia en el sur y el sol en el norte. Como si el tiempo se hubiera puesto del revés, loco que dice el refrán. No lo está. «Cuando en otoño llueve en Cádiz y están tomando el sol en Santander significa que una borrasca ha bajado mucho de latitud y ha entrado a la península por abajo, por el golfo de Cádiz concretamente. Eso provoca lluvias en Andalucía y Castilla-La Mancha, mientras que en el Cantábrico no es raro que mantengan el calor». Esto, dice Rubén del Campo, «pasaba con más frecuencia antes» y este agua temprana en el calendario era bienvenida, especialmente por los agricultores: «Esas primeras lluvias regaban bien el campo para preparalo para el cultivo de cereal y suponía un aporte de agua importante para los embalses». De hecho, una borrasca de este tipo visitó la península prematuramente a finales de la pasada semana.
Las temperaturas más extremas de octubre
- Las más altas:
- 36,6 grados (Sevilla, 2004), 36,3 (Málaga, 2014), 36 (Córdoba, 2015), 34,3 (Alicante, 1985) y 33,4 (Bilbao y Hondarribia en 2013 y 1985).
- Las más bajas:
- -6,4 grados (Guadalajara, 2013), -5 (Burgos, 1970), -4,2 (Soria, 1964), -3,4 (León, 1991) y -0,4 (Madrid, 1936)
A las lluvias y el sol, todo en el mismo mes de octubre, se suma la enorme oscilación térmica que decíamos al inicio. «El inicio del otoño es la época en la que se dan cambios más bruscos. De un día para otro pueden bajar 13 o 15 grados las temperaturas en un mismo lugar». Unos vaivenes que se acusan más porque «venimos del verano, que es una estación monótona». Lo es «porque nuestro verano está afectado por el anticiclón de Las Azores, que favorece las temperaturas altas y estables durante semanas. Una estabilidad solo rota por alguna tormenta esporádica».
Pero aunque sea veintitantos de septiembre y haya aún días de playa, el calendario avanza, los días se acortan, el frío se acerca. En cualquier momento los huracanes abrirán el noticiero y aquí parecerá que ha entrado el invierno de repente. La explicación a tanto trajín atmosférico hay que buscarla, apunta el especialista, «en la corriente en chorro que tenemos sobre nuestras cabezas y que se desplaza de oeste a este». Se sitúa a una altura de entre 9 y 12 kilómetros, por donde vuelan los aviones, para que nos hagamos una idea de la distancia. De hecho, esta corriente de aire tan potente, que alcanza «los 200 o los 300 kilómetros por hora», es un ‘regalo’ para los pilotos que vuelan de América a Europa. El efecto es como el de subirse a un tren en marcha: «el viento de cola les permite volar más rápido gastando menos combustible».
En tierra, sin embargo, los ‘regalos’ que deja esta corriente en chorro en otoño son, en ocasiones, lluvias torrenciales. «Las borrascas que se forman en el Atlántico Norte, entre Islandia y Terranova, son transportadas por esta corriente de aire, que las traslada hacia el este, hacia Europa. Ocurre todo el año, también en verano, solo que en esa época no nos enteramos porque esas borrascas viajan a latitudes muy altas. Se enteran en Escocia y Escandinavia pero en España nos libramos». El panorama cambia en otoño: «Anochece antes y eso favorece que las latitudes árticas se enfríen. Este enfriamiento desplaza la corriente en chorro hacia el sur, hacia nuestras latitudes. Entonces llega una borrasca y la notamos porque viaja más baja. De hecho, ‘avisa’, ya que antes suele haber jornadas de viento sur que hacen que suban las temperaturas. Luego llega el viento del norte y de un día para otro la temperatura baja quince grados».
¿Por qué esa ‘fijación’ por anegar el Mediterráneo?
Es propio de estas fechas un fenómeno llamado ‘Depresión aislada en niveles altos’; Dana, el ‘nombre de pila’; ‘gota fría’ para que nos entendamos. Es la causa de que Murcia, Valencia o Mallorcan abran en ocasiones el telediario con inundaciones. «La explicación está, de nuevo, en la famosa corriente en chorro, que separa el aire frío del norte del aire cálido del sur», explica Rubén del Campo, portavoz de Aemet. «A veces a esa corriente de aire que traslada la borrasca de oeste a este a gran velocidad le pasa como a un río, que se ondula. En lugar de seguir la línea del paralelo va haciendo meandros, como si agitaras una cuerda en el suelo con la mano y se formaran ondas. Hay ondas tan cerradas que se acaban estrangulando ellas mismas y se ‘desprenden’ de la corriente en chorro. Entonces queda una masa de aire frío encerrada y rodeada de aire cálido que se mueve de manera errática». Para que lo visualicemos: una masa de aire frío ‘vaga’ sola por la atmósfera. «Cuando esa masa de aire frío circula por zonas con una superficie cálida como la del Mediterráneo, que en octubre aún está caliente, ‘succiona’ ese calor de la superficie, debido a las corrientes de aire que se generan en su entorno y por el fuerte contraste entre el calor de la superficie y el frío en las capas altas de la atmósfera. Esto da lugar a la formación de nubes de tormenta, que dejan lluvias torrenciales». Si el fenómeno está perfectamente estudiado, ¿por qué entonces nos pilla la inundación por sorpresa? «Ese embolsamiento de aire frío que se ha desgajado de la corriente en chorro se mueve de manera impredecible, no sabes exactamente dónde se va a situar. Parece que va a descargar lluvia solo en el mar y, de repente, cae una tromba en Barcelona. O al revés». ¿Y cuando las trombas se suceden un día tras otro? «La explicación es sencilla: esa masa de aire frío se ha posado sobre Valencia, por ejemplo, y mientras no se mueva de ahí dejará lluvias intensas». Explica Rubén del Campo que este fenómeno fue también el causante de las inundaciones de Bilbao de 1983, aunque es más inusual que eso suceda en el norte. «Las danas encuentran en el Mediterráneo mucho ‘combustible’: aire cálido de un mar todavía caliente en otoño».
«Se presenta un otoño más cálido y menos lluvioso de lo normal»
La predicción meteorológica del otoño tiene un punto de acto de fe por lo agitada que es esta época. Pero podemos hacernos una idea, al menos general, de lo que llega. «Este otoño se presenta cálido, con temperaturas por encima de lo habitual en todo elpaís. También será menos lluvioso de lo normal, aunque eso no quiere decir que no aparezca una Dana en cualquier momento, especialmente en la zona del Mediterráneo», advierte el meteorólogo de Aemet, Rubén del Campo.