María de la O Lejárraga García (San Millán de la Cogolla, La Rioja, 1874 – Buenos Aires, 1974) fue una escritora y feminista española, más conocida como María Martínez Sierra, pseudónimo que adoptó a partir de los apellidos de su marido, Gregorio Martínez Sierra.

Sus ideas sobre la acción de las mujeres en la sociedad se articularon en torno a dos elementos: el sexo y la clase social. La maternidad y lo doméstico son temas recurrentes en sus escritos, pero siempre vinculándolos a la individualidad femenina como ciudadana de pleno derecho. Puso especial atención en las mujeres de clase media. En 1914 publicó Cartas a las mujeres de España y, en 1917, Feminismo, feminidad y españolismo además de colaboraciones en prensa en las que destaca «La mujer Moderna» de Blanco y negro.

Participó en la fundación de varias asociaciones feministas. En 1917 participó en la creación de la UME o Unión de Mujeres de España, que duró dos años junto a la marquesa del Ter; en 1920 viajó a Ginebra como delegada de España al VIII Congreso de la International Woman Suffrage Alliance donde colaboró en la redacción de una carta de derechos femeninos: reconocimiento de la igualdad política, administrativa y civil de los dos sexos a nivel nacional e internacional.3​ Fue un miembro activo de la Sociedad Española de Abolicionismo participando en múltiples mítines. Esta sociedad estaba en contra de la reglamentación de los prostíbulos.

En 1926 participó en la fundación del Lyceum Club que presidió María de Maeztu, junto a Victoria Kent y Zenobia Camprubí, entre otras.​ Se inauguró con 150 socias de todas las tendencias y en él participó también Elena Fortún, a la que Lejárraga animó en su vocación literaria. El Club tenía una gran biblioteca dirigida por ella.​

Feminista convencida, se afilió en 1931 al Partido Socialista. Comenzó su labor de propagandista republicana, sobre todo entre las mujeres, con el ciclo de cinco conferencias La mujer ante la República que tuvieron lugar en el Ateneo de Madrid del 4 al 18 de mayo de 1931. En estas conferencias trató de desterrar los miedos que suscitaba el nuevo régimen, sobre todo los religiosos. Cada conferencia tenía un tema específico; así Realidad, era sobre la nueva realidad de la patria, Egoísmo, en defensa de la República, Religión, sobre la cuestión religiosa; Federación sobre las autonomías y Libertad sobre la reivindicación de los derechos de las mujeres. Esta última estaba articulada en dos partes: lo que la mujer había sido hasta entonces y lo que debía ser en el futuro. Para ello revisó exhaustivamente los Códigos Penal y Civil. Por este ciclo de conferencias, el Lyceum celebró en El Retiro un homenaje en su honor recaudando 600 pesetas que ella entregó a los obreros sin trabajo. Participaron muchas personalidades de la época. En 1932 se organizó otro curso de conferencias en las que se analizó la situación política. Lejárraga participó con una conferencia cuyo título era Dudas del momento.

Promovió la Asociación Femenina de Cultura Cívica, que comenzó sus actividades en 1932. Las veinte amigas que se reunieron querían que la Asociación no solo fuera instrumento de reivindicación feminista sino también hogar espiritual y material para las trabajadoras, sobre todo de clase media. Para ello habrá espacios, conferencias, cursos y talleres. En seis meses tenían ya 600 socias. Propugnaba la alianza de las asociaciones feministas y por ello, estuvo en la publicación de la revista Cultura integral y Femenina que tuvo un gran éxito. En la Cívica se intentó la renovación teatral con la creación del Club Anfistora, dirigido por Pura Maortúa y Federico García Lorca, que funcionó con éxito desde el otoño de 1933 hasta comienzos del 34.

En 1933, fue elegida diputada al Congreso de la República por Granada y fue designada vicepresidenta de la Comisión de Instrucción Pública. Intervino en asuntos generales, oponiéndose a los proyectos de ley para ampliar las plantillas de los Cuerpos de Seguridad y de la Guardia Civil, y al de derogación de la ley de Términos Municipales, porque entendió que eran leyes injustas con un “pueblo español hambriento que pide trabajo con urgente necesidad”.​ En 1936 ocupó la representación de la República Española en Suiza como Agregada Comercial del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio.

También fundó y participó en la dirección del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, que estaba presidido por Dolores Ibárruri, en esta organización también estaba y participó como delegada en el Congreso Mundial de París la también escritora y periodista Consuelo Álvarez Pool, Violeta en 1934. María de la O Lejárraga colaboró en la revista Mujeres, de esta asociación.

 

 

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