“Lo denuncié porque pensaba que esa noche me mataba”

María Belén Villalobos asegura que ser víctima de violencia de género es “muy duro” y aconseja a las mujeres que también lo son que “cuando puedan, salgan” porque “la vida está de puertas hacia afuera”

“Cuando se está al lado de un agresor de violencia de género se conoce el dolor. Se pasa muy mal. Lo que no se conoce es lo que hay de puertas para afuera. Esa es la vida, no con ellos”. Este es el testimonio de María Belén Villalobos, víctima de violencia de género. Ella comenzó a darse cuenta de la gravedad de la situación que vivía y decidió dar el paso de denunciar a su agresor, su exmarido, que ahora se encuentra en la cárcel. La primera denuncia que puso fue en 2007 y la retiró porque él le aseguró “que iba a cambiar”. Ella confiaba en que volviera a ser el hombre que conoció y del que se enamoró, pero no fue así. “Lo denuncié por la vergüenza que pasé, ya que me agredió delante de mi madre. Cuando luego vio que la denuncia estaba quitada, lo que hizo fue reírse de mí. Esto le hizo darle alas y aumentar el poder que tenía sobre mí”, recuerda. Dos años más tarde, lo denunció de nuevo y, entonces, no la retiró. “Pensaba que esa noche me mataba. Yo me vi muerta. No sentí dolor, el único dolor que sentí fue al pensar en mi madre y en qué iba a decir ella al ver a su hija asesinada, sin vida. Yo tengo dos hijos e imaginar eso en un hijo mío me duele mucho, es un dolor insoportable”, comenta.

 
“Como en todos los casos, todo empezó de manera sutil”, cuenta María Belén. “No fui consciente de donde estaba y de lo que estaba sufriendo hasta que estaba tan adentro que me resultaba imposible salir. Porque tenía dos hijos, una hipoteca, muchas cosas que hacer y no veía el camino para salir”, recuerda. Durante los 14 años que duró su matrimonio fue víctima de violencia de género y también durante los cuatro que duró su noviazgo. Pero desde octubre de 2009, cuando denunció a su agresor, tiene la condición de víctima, que acaba en noviembre de 2023, cuando su exmarido cumpla la pena que se le impuso de 14 años privado de libertad.

En todos los casos de violencia de género, asegura, “los malos tratos comienzan de forma psicológica”. “Si tú estás con una persona y te da un guantazo de buenas a primeras, te vas, pero si antes de agredirte físicamente te va menoscabando la autoestima, te minusvalora, te hace pensar que tú no vales nada y que sin él no eres nada, pues te quedas ahí. Y cuando los maltratadores pegan o agreden es porque las mujeres en esos momentos no obedecemos. Y ante un signo de aquí no paso, ellos tienen que aumentar el grado de violencia, que normalmente ejercen para que entremos”, comenta. María Belén pone el siguiente ejemplo: “Es como antes cuando en el circo había leones que se encerraban en la jaula con los domadores y les ponían unos aros de fuego. El león pasaba por el aro cuando el domador chasqueaba el látigo. En el momento en el que el domador chasqueaba el látigo y el león no pasaba por el fuego, este se estaba resistiendo al poder que el domador tenía sobre él. Tenía que agredirlo físicamente, entonces chasqueaba con el látigo en el lomo en vez de en el suelo y pasaba por el fuego. Pues lo mismo hacen con nosotras”, explica.

Lo que ayudó a María Belén a salir del ‘infierno’ que vivía en casa fue “el programa Cualifica, un proyecto de la Junta de Andalucía donde se le daba unas habilidades a las mujeres víctimas de violencia de género, todas ellas encaminadas a encontrar un empleo”. “Encontré un empleo, pero me encontré a mí misma”, asegura. “Pude volver a hacerme de nuevo, gracias a todo lo que en el Cualifica se me dio. Porque cuando salí del ciclo de la violencia yo no era persona, yo me había dejado el alma en el camino. Bueno, no me había dejado el alma en el camino, alguien había hecho que yo dejara de ser la persona que era para convertirme en lo que él quería que fuera”, señala. También le dieron vida sus hijos y el verse libre. “Ganar dinero y ser la dueña de lo que yo ganaba me ayudó a encontrar una vida que me estaba esperando”, añade. En este tiempo, María Belén ha criado a sus dos hijos, que ya tienen 22 y 20 años, y ha pagado la hipoteca de su vivienda sola.

A otras mujeres que sufren violencia de género, María Belén les aconseja que “cuando se den cuenta de donde están, busquen ayuda y que salgan, por muy difícil que lo vean”. “Por muy duro que piensen que va a ser, la vida está de puertas hacia afuera, lejos de ellos, y merece la pena”, indica. “Recursos hay, pero cuando denuncias es cuando más sola estás. Es muy duro” recuerda. Por eso insiste en que cada mujer “sabe lo que está pasando, siente miedo porque no sabe lo que hay fuera” y solo les puede aconsejar que “cuando puedan, salgan”. Aunque más que a las mujeres, que son quienes sufren las consecuencias, pide a los hombres que “reserven sus problemas que tienen con su masculinidad y que no agredan a más mujeres” “El problema lo tienen los hombres, que son los que agreden, los que quieren el control, porque quieren hacer a una mujer libre como ellos quieren. Las personas somos libres, no se nos puede humillar, ni agredir”, añade.

Por último, María Belén cree que las personas que están en política y las que gestionan los recursos son las que deben ayudar más a las víctimas de violencia de género. “Las personas que cortan las subvenciones a asociaciones de mujeres, las que recortan en los presupuestos las dotaciones para igualdad y lucha contra la violencia de género tienen que pensar que cada recorte puede ser la vida de una mujer, que los recortes matan”, remarca.
 
 María José Ramírez
FOTO: Imagen ilustrativa de violencia de género | Foto: GD

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