Elisa Soriano Fisher, feminista del siglo XX

 

Esta madrileña fue docente, oftalmóloga, fundó la Asociación Nacional de Mujeres Españolas y presidió la Juventud Universitaria Femenina. Elisa Soriano (Madrid, 1891), comprometida desde su época universitaria con el feminismo y los derechos de las mujeres, fue un referente para las jóvenes de su época, aquellas que soñaban con librarse de los grilletes del patriarcado y con labrarse su propio futuro.

Soriano llegó a trabajar incluso para la Marina Civil, dentro del cuerpo médico. Fue una gran activista y luchó por conseguir el derecho a la educación para las mujeres y la reducción de la brecha salarial (sí, aquella que casi dos siglos después nos sigue afectando a nosotras): ella demandaba un trabajo con la misma remuneración para todos, sin diferencia de sexos. Su historia merece la pena ser contada porque el feminismo en este país no se podría entender sin Elisa Soriano.

Además de formar parte de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, Soriano fue la fundadora de la Juventud Universitaria Feminista (JUF), cuyo objetivo era ser la unión entre mujeres de diferentes ámbitos y asociaciones; en la organización había lugar para todo tipo de mujeres sin importar su ideología: republicanas, monárquicas y católicas. Por todos estos motivos, Soriano se convirtió en 1919 en vocal del Consejo Supremo Feminista de España, una organización creada como resultado de la unión de varias asociaciones sufragistas del país: la Sociedad Progresiva Femenina, la Liga Española para el Progreso de la Mujer, la Sociedad Concepción Arenal, de Valencia, la Asociación Mujer del Porvenir, de Barcelona y la ANME.

Elisa Soriano vivió rodeada de mujeres a las que admiraba. Destaca su relación con la abogada Margarita Nelken, que probablemente comenzó después de que Fisher le ofreciera su apoyo tras leer un artículo suyo en contra del abandono de los niños y de las condiciones precarias por los que estos pasaban. Según su sobrina Alicia Margareto Soriano: “Elisa ha luchado a pesar de los hombres”. En algunos de los retratos que conservan sus sobrinas, podemos ver a Elisa junto a personas de renombre como Madame Curie, Albert Einstein, María Espino de los Monteros, Odón de Buen o Emilia Pardo Bazán.

Otras dos mujeres que destacaron entre su círculo de amistades fueron Clara Campoamor y Julia Peguero, con las que siguió siendo amiga incluso en la dictadura. Campoamor consideraba a la doctora Soriano un referente, a pesar de ser tres años mayor que ellas. Las dos formaban parte de la Sociedad Española de Abolicionismo y del Partido Rádical, el proyecto político de Alejandro Lerrouz. Además, cuando Clara Campoamor volvía a España de forma clandestina, se hospedó en la casa de Elisa. Peguero también admiraba a la doctora, aunque era 11 años mayor que ella, y tuvieron una gran relación hasta la muerte de Elisa. Antes de la guerra, ambas habían trabajado como consejeras de libre designación del Gobierno republicano en el Consejo Nacional de Sanidad y Asistencia Pública. La admiración era mutua, pues Elisa guardaba todos los libros de la diputada y fotos personales en su biblioteca personal. En la actualidad, estos libros forman parte de la Biblioteca de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid.

 
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