ANÁLISIS ANTROPOLÓGICO DE UN GRUPO POBLACIONAL QUE VIVIÓ EN MADINAT ILBIRA
En este artículo se presenta un resumen del Trabajo Fin de Máster que lleva por nombre “Análisis arqueológico-antropológico de un grupo poblacional que vivió en Madinat Ilbira”, en el que se desarrolló un proceso analítico el cual y a partir de una hipótesis generada tras el proceso arqueológico, se emplea la antropología física como medio conductor para llegar a una resolución. Finalizando con una valoración de la importancia del empleo de otras ciencias (en este caso la antropología física) para completar lagunas de conocimiento.
Hasta muy recientemente, el análisis de restos óseos durante procesos de investigación ha sido relegado a un segundo plano, en favor del estudio de las estructuras, ajuares, etc. Personalmente considero una negligencia por parte de los investigadores que durante un proceso de excavación, simplemente decidan extraer los restos de su enterramiento y guardarlos en cajas hasta un futuro indeterminado, para poder centrar toda la atención de la intervención tanto intelectual como material en otros aspectos.
Y por tanto, negligente principalmente por priorizar en un proceso de investigación, en vez de tomarlo en todo su conjunto, y por otra parte por considerar que unos huesos son simplemente eso, olvidando que esos huesos son la estructura ósea de personas que vivieron, comieron y se relacionaron, entre otras actividades, en ese contexto determinado, pudiéndose extraer gran cantidad de información que pasa desapercibida.
Es por ello, que cuando se planteó la posibilidad de realizar una investigación con el objetivo de poder aportar un granito de arena sobre el conocimiento del mundo medieval, y más concretamente sobre la ciudad de Madinat Ilvira, además de ser un honor, fue todo un reto.
Tras los resultados de la última fase de excavación que se llevó a cabo en el complejo arqueológico de Medina Elvira, se descubrió una serie de estructuras y entre ellas una pequeña necrópolis, por tanto se plantea desde la perspectiva arqueológica la posibilidad de que esa necrópolis sea de uso familiar. Así pues el empleo de la metodología antropológica para discernir un resultado que pudiera confirmar o no la hipótesis planteada desde la arqueología, se presentaba como la alternativa más exacta, precisa y necesaria.
A partir de ese momento se comienza el estudio de los restos, siguiendo todas las fases necesarias para la obtención de unos datos antropológicos y osteométricos lo más precisos posible, que como resultado nos ofrecen unos perfiles físicos de aquellas personas que vivieron en la ciudad de Medina Elvira.
CONTEXTO HISTÓRICO
Madinat Ilbira emerge en mitad de la Vega de Granada, en un sistema montañoso llamado Sierra Elvira. Se sitúa a unos escasos 9 km de Granada capital, dentro de los términos municipales de Atarfe y Pinos Puente.
A pesar de ser un amplio territorio en el que se han ido sucediendo los periodos históricos de ocupación, fue con la llegada de la cultura islámica a la península ibérica cuando se produjo el período de máximo esplendor del territorio, concretamente durante los siglos VIII-XI (coincidiendo con el período del Emirato y el Califato Omeya).
En la fase histórica de la que tratamos, se produjo una serie de cambios convulsos a raíz de la Fitna en el seno del Islam, la ruptura de los lazos de solidaridad tribales, produciendo así en la población de Ilbira una fragmentación y un desequilibrio social y político. Desembocando en una situación en la ciudad de tensión total, en la que los habitantes llegaron a construirse sus propios barrios y mezquitas con el fin de evitar encontrarse con sus vecinos, tal como se refleja en las fuentes de las crónicas del rey Abd Allah (LEVI-PROVENÇAL.E ali, 2005; SARR MORROCO. B, 2011) .
La situación de malestar generado por la fitna llega hasta tal punto que, en 1013, un miembro de la dinastía bereber acepta las peticiones de protección realizadas por los habitantes de la ciudad. A cambio éstos deberían trasladarse y encargarse de la construcción de las murallas de Madinat Garnata, convirtiéndose ésta en la nueva cabeza del reino.
Pero buscar un origen concreto a la ciudad de Madinat Ilbira es una tarea complicada ya que se han producido a lo largo de la historia una serie de confusiones y errores en la toponimia tal como se reflejan en los textos ( Qastiliya, Ilbira, Garnata).
Así pues, la teoría quizás más plausible para explicar el origen según insinúan las fuentes, es la evolución de alquerías o núcleos rurales. Este proceso se llevaría a cabo a través de la unión de estos núcleos dedicados a la agricultura y la ganadería.
Pero el paso de conjunto de alquerías a centro urbano requiere una transformación más compleja, una amplia ocupación del territorio, y la construcción de una serie de estructuras urbanas como son una alcazaba y una mezquita aljama, señas de identidad de una ciudad medieval.
La formación, consolidación y desaparición de una ciudad tan importante como era la ciudad de Ilbira, vuelve a cobrar vida en el siglo XIX, tomando de nuevo protagonismo, y con ello reavivando un debate que venía de mucho antes, y era la ubicación exacta de la ciudad romana de Iliberis.
Será Manuel Gómez Moreno, quien a través de las páginas de su libro “Medina Elvira” comente una serie de hallazgos realizados a los pies de Sierra Elvira (GÓMEZ MORENO.M, 1888).
En 1842 se produce el descubrimientos de unas tumbas tardoromanas en la zona conocida como “Pago de Marugán” que fueron expoliadas. Posteriormente, en 1868durante la construcción de la carretera de Córdoba se descubrieron nuevas tumbas, y como consecuencia de ello, la Comisión Provincial de Monumentos prestó mayor interés al lugar.
Pero será en 1872 cuando M. Gómez Moreno realizaría la primera intervención arqueológica propiamente dicha, en el secano de la Mezquita. Y en base a la toponimia del lugar encontraron una serie de muros de sillares de piedra caliza y numerosos restos , e incluso el fuste de una columna. Los trabajos de recuperación del material del lugar a través de la arqueología, cesaron finalmente en 1878, no iniciándose nuevas excavaciones hasta finales del siglo XX, aunque el saqueo de los materiales arqueológicos fue constante.
Así pues, la importancia de los vestigios arqueológicos aparecidos en Sierra Elvira, dejando al descubierto pinceladas de lo que fue la ciudad islámica de Ilbira y tras la denominación del yacimiento y su entorno inmediato como BIC, el grupo de investigación “Toponimia. Historia y Arqueología del Reino de Granada”, dirigido por el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada, Antonio Malpíca Cuello, presentó un Proyecto General de Investigación denominado “La ciudad de Madinat Ilbira” ante la Junta de Andalucía, que fue aprobado en el 2005, el cual tuvo una duración de seis años.
Y será dentro de la última fase del proyecto de investigación, es decir, durante la campaña de 2009, cuando aparezcan los restos humanos que fueron objeto de estudio para el trabajo Fin de Máster cuyo resumen se presenta en este artículo.
Foto 01. Plano topográfico de Medina Elvira de 1875. (Gómez Moreno. M en su obra Medina Elvira, 1888)
CONTEXTO ARQUEOLÓGICO
Zona II, Sondeo 3100
Durante los trabajos realizados en la tercera campaña de 2009, los objetivos se centraron en el estudio de las zonas conocidas como “Cortijo de las Monjas” y “Cerro Almirez”, centrado en dos áreas 2000 y 3000, siendo dentro de ésta última donde se encuentra la zona II.
El sondeo que interesa conocer y exponer en este artículo es el 3100, en él se revelaron la existencia de al menos ocho fases distintas (desde los depósitos geológicos estériles hasta el suelo actual de uso agrícola).
Foto 02. Panorámica de las áreas. (Malpica Cuello.A).
Foto 03. Panorámica de las áreas. (Malpica Cuello.A).
Los estudios realizados al lugar determinan una ocupación en esta parte del yacimiento comprendida entre los momentos finales del siglo IX y los primeros del siglo X. Y que el espacio estudiado corresponde a la segunda etapa de ocupación, en la que dicho espacio tuvo un uso como lugar de culto y enterramiento según el ritual islámico.
Indudablemente esta fase posterior hay que vincularla con la existencia de una cerca que acota el espacio de enterramientos, de la que se han podido identificar cuatro muros. Documentándose sobre este nivel un momento de abandono y derrumbe a partir del cual no se ha identificado ninguna estructura de época actual, sino distintos momentos de uso agrícola.
Hay que resaltar el hecho de que plantear el sondeo 3200 responde a la necesidad de delimitar las dimensiones de la necrópolis que ocupa el interés de este trabajo.
En este sondeo se documentó una vivienda, de la que se conservaba parte del muro y un pequeño espacio interior. Por otra parte, la estructura que ocupa una mayor dimensión dentro del sondeo 3200 es un empedrado, entendida su construcción en un momento posterior al de la vivienda, y atendiendo a su ubicación posiblemente se tratase de un patio, calle o plaza, (de ser así tendría mayor sentido por constituir la vía de acceso a la necrópolis).
El desarrollo total de la excavación, así como el registro de cada una de los complejos estructurales funerarios con sus unidades estratigráficas queda desarrollado en el Trabajo Fin de Máster, así como en el Informe final de la excavación.
Así pues el esquema que se planteó para el desarrollo del estudio del sondeo 3100 por parte del equipo investigador, se trataba de una división sectorial ( sector A, Sector B, sector C). Los enterramientos se encontraron sólo en los sectores A y C. Y a continuación presentó por sectores los complejos estructurales funerarios (CEF), encontrados según el orden de aparición, haciendo de esta forma más comprensible el seguimiento y la interpretación.
Figura 01. Esquema de sectores del sondeo 3100. (Malpica Cuello. A. et alii, 2010).
Sector A
Este sector corresponde a la parte norte del sondeo, con unas dimensiones de 2.87m en e eje norte-sur y 5m de longitud en el eje oeste-este.
A este sector corresponde los siguientes complejos estructurales funerarios (ordenados por orden de aparición):
• CEF 01
• CEF 014
• CEF 02
• CEF 04
• CEF 05
• CEF 06
• CEF 9
Sector C
Se encuentra en la parte oriental del sondeo, separado del sector B por unos muros y del sector A por el perfil norte del sector, dad la forma de “L” del sondeo (MALPICA CUELLO.A, et alii , 2010).
A este sector corresponde los siguientes complejos estructurales funerarios (ordenados por orden de aparición):
• CEF 03
• CEF 013
• CEF 011
• CEF 012
• CEF 07
• CEF 08
• CEF 010
• CEF 015
Interpretación arqueológica tras el proceso de excavación
Tras concluir el proceso de investigación, se determinó que la necrópolis pertenecía a la fase III tanto en el sector A como en el C.
Todos los enterramientos de esta fase estaban delimitados por piedras, formando estructuras rectangulares, aunque en otros casos uno de los lados superiores o inferiores de la estructura no parecen cerrados, formando una “U”. Este es el caso de los enterramientos que se apoyan sobre alguno de los muros, utilizando éstos como cierre de las tumbas. Estos complejos estructurales funerarios son CEF/s 04-05-06-09-011-013-014. Existe en esta fase dos enterramientos que se deben señalar como casos especiales y son CEF 02 y CEF 03, ambos aparecen sin delimitaciones de mampuestos. Para el primero de los enterramientos resaltado, se ha interpretado como un enterramiento alterado de alguna forma, ya sólo han sido conservadas las extremidades inferiores. En cuanto al segundo de los casos resaltados, aunque los restos aparecen relativamente bien conservados, parece guardad más relación con la fase II, aunque estratigráficamente se sitúe en ésta.
Foto 04. CEF- 02, sin delimitación registrada. (Malpica Cuello. A. et alii, 2010).
También es interesante el caso particular del CEF 01, ya que se trata de un cráneo sin cuerpo asociado, depositado en el mismo lugar en el que en niveles estratigráficos más bajos se identificó el CEF 014.
Foto 05. CEF- 01, cráneo con ausencia de conexión anatómica . (Malpíca Cuello. A. et alii, 2010).
Respecto a los enterramientos CEF/s 04-05-06-09-011-013-014, señalar que los cuerpos parecían haber sido depositados antes de la delimitación de la tumba con piedras, ya que en ocasiones dicha delimitación no coincidía con la longitud total de los cuerpos depositados, así por ejemplo en el caso de CEF-013 queda desplazado hacia el sureste del lugar que marcaba la estructura de piedras.
Foto 06. CEF- 013, desplazamiento del cuerpo hacia el sureste. (Malpíca Cuello. A. et alii, 2010).
Finalmente señalar que, toda la necrópolis parece cumplir el precepto islámico de enterramiento en tierra virgen, ya que aún siendo enterramientos de distintas fases, ninguno se situaba directamente encima del otro, ni las fosas se cortaban unas a otras.
Figura 02. Planimetría del sondeo 3100, con las delimitaciones de los Complejos Estructurales Funerarios resaltados en amarillo. (Malpica Cuello. A. et alii, 2010).
RITUALES FUNERARIOS Y NECRÓPOLIS EN EL MUNDO MUSULMÁN
Los cementerios musulmanes se denominan con el apelativo árabe de Maqbara, englobando los espacios funerarios que normalmente son amplios, y las tumbas.
Las denominaciones adjudicadas a cada cementerio son producto de situaciones muy dispares. Existían necrópolis donde se enterraban a determinados grupos de personas con características comunes, o también cementerios familiares, como el que ocupa el interés de esta investigación, etc.
Según el ritual islámico funerario, los cuerpos deben ser enterrados en tierra virgen, nunca superponiéndolos, (a diferencia de lo que ocurre en el ritual cristiano, y la existencia de fosas comunes). Esto hace que las necrópolis islámicas se desarrollen en un sentido horizontal, indicando que en el caso de encontrar enterramientos superpuestos, es debido a la pérdida de “memoria colectiva”, es decir, que el colectivo que hace uso del espacio ha perdido las referencias dimensionales de la necrópolis, tal como posiblemente ocurrió en la necrópolis encontrada en el sondeo 3100 del yacimiento de Medina Elvira.
La determinación de enterrar a los muertos es relatada en la Sura 5.31 del Corán, donde se trata la primera vez que el hombre tiene que hacer frente a este problema cuando Caín asesina a Abel, y no sabe qué hacer con el cadáver.
La fosa de la sepultura debe presentar un espacio suficiente para que el difunto se incorpore y responda al interrogatorio al que será sometido la primera noche por los ángeles de las tumbas Munkir y Nakir. El cadáver se deposita en la fosa desprovisto de ataúd, con un sudario, orientado en ángulo recto con la qibla de la Meca, en el caso de al-Andalus, es en eje NE-SW, y con el resto dirigido hacia el mismo lugar.
El individuo será depositado en posición decúbito supino lateral derecho, con extremidades inferiores ligeramente flexionadas y las superiores recogidas hacia delante sobre la región púbica. Así como comenzar a introducir al individuo de forma vertical comenzando por la cabeza.
Foto 07. Detalle del CEF-04 de la excavación del sondeo 3100. (Malpica Cuello. A. et alii, 2010).
Figura 03. Variaciones en las posiciones anatómicas.
De esta forma, el creyente mantiene su vínculo religioso con la qibla tanto en vida como después de la muerte.
Así pues, los preceptos religiosos establecen que las tumbas deben de ser individuales, separando los hombres de las mujeres, y las fosas no debían ser colmatadas de tierra, sino cerradas con cubiertas simples de tejas, ladrillos o piedras, sobre la que se disponía un túmulo de tierra que servía de señalización. Colocándose en la cabecera o en los pies de la tumba una estela de piedra, adobe o mármol llamadas testigos, pues daban testimonio de la identidad del difunto.
Otra de las características más importantes de las tumbas musulmanas son la ausencia de ajuares que acompañen al difunto, aunque existen excepciones (ajuares de tipo personal documentados en la necrópolis de Puerta Elvira (Granada), donde aparecieron aretes, pendientes, anillos, etc.
ESTUDIO ANTROPOLÓGICO
El material óseo utilizado para la realización del Trabajo fin de Máster fue cedido para su estudio por el profesor Dr. Antonio Malpica Cuello, y fueron depositados en el Laboratorio de Arqueología Medieval de la Universidad de Granada.
Cómo ya ha sido explicado, el material procedía de la intervención arqueológica realizada en el yacimiento de Medina Elvira durante la campaña de 2009, en el área 3000, sondeo 3100.
El sistema de almacenamiento una vez extraídos de las tumbas fue separados por complejos funerarios y a su vez, identificando las extremidades en bolsas individuales, muy correcto.
La situación en la que se encontraban los restos era totalmente cubiertos de tierra, y en ocasiones de forma compactada, ya que no se siguió ningún tipo de proceso de limpieza, al menos superficial una vez extraídos. A ello, hay que sumar el hecho de que el equipo de investigadores que extrajo los restos de las tumbas tuvieron que estar sometidos a condiciones climatológicas muy adversas, pues durante ese período de la campaña se produjeron fuertes lluvias. Ello ocasionó varias variables tales como que los huesos quedaron expuestos a las lluvias, que el barro con el que fueron guardados también estaba muy húmedo y las prisas que suelen ocasionarse en situaciones como las descritas.
Todo este cúmulo de hechos, sumado al sistema de embalaje que se empleó para los restos, ocasionó que los restos, en la fase de revisión del material, se encontraran en muy mal estado de conservación.
En este punto, se plantea una reflexión, y es el sistema de embalaje de los restos. Existe en la arqueología un hecho que se repite en un constante bucle, pero que actualmente y por fortuna ya no tanto, debido a la incorporación en los equipos de investigación de profesionales de la antropología física. Ese hecho repetitivo es el sistema de embalaje empleado para restos óseos (sobre todo humanos, aunque también ocurre para la fauna),así como la falta de registro de los restos excavados.
Foto 08. Estado de conservación de los hueso tras abrir los paquetes individualizados (Román Muñoz, C).
Y es ésta en la situación en la que se encontraban los restos estudiados, incrementando la problemática por el hecho de que tanto la tierra como los huesos habían estados expuesto a grandes condensaciones de humedades, afectándolos hasta tal extremo que en muy pocas ocasiones se conservaban enteros.
Los siguientes pasos a seguir fueron, identificar los restos e individualizarlos, de manera que se pudiera apreciar le faltaba algún extremidad, como sucedía, pues éstos se habían quedado en el perfil del sondeo, para ello se creó un registro en el constase por cada complejo funerario, que partes del individuo estaban presentes y cuáles no, así como el estado de conservación que presentaban y si era posible su estudio.
A continuación se procedió a la selección de los huesos que pudieran aportar alguna información al estudio antropológico (se estableció la selección de los huesos largos, así como la discriminación de los restos infantiles y subadultos, ya que no habían completado el desarrollo óseo, aunque si fueron sometidos a un estudio paleopatológico), continuando con un proceso de limpieza y reconstrucción de aquellos huesos que estuvieran fragmentados.
Foto 09. Reconstrucción de los restos óseos. (Román Muñoz. C).
Una vez finalizado este proceso y atendiendo, como en una cadena de producción al máximo cuidado, dependía de la fragilidad con la que se trataran los restos durante el proceso de lavado, así se fragmentarían menos, y por tanto la fase de reconstrucción sería más exacta. Esta última fase es decisiva, puesto que del sumo cuidado con el que se desarrolle, dependerá la exactitud de los datos osteométrico y evitará posibles errores por una manipulación inadecuada.
Finalmente se estableció que se trataba de una colección osteológica que tenía un total de no menos de 15 individuos, de sexos y edades diferentes.
Infantil |
Subadulto |
Adulto |
Senil |
|
Hombres |
– |
– |
4 |
1 |
Mujeres |
– |
2 |
1 |
– |
Alofisos |
5 |
– |
2 |
– |
TOTAL |
15 |
Centrando el estudio en el esqueleto postcraneal (huesos largos) y en los dientes de cada individuo, ya que los cráneos tampoco pudieron ser usados en el estudio por presentar deformación propia de los procesos edafológicos, puesto que el peso de los niveles de tierra habían ejercido presión sobre los mismos.
Foto 010. Estado de conservación de uno de los cráneos, concretamente CEF-01 (Román Muñoz.C).
A pesar de no haberse podido realizar un estudio más profundo de los restos , la información obtenida no se alejó mucho del objetivo principal, conocer e intentar dar identidad a unos restos humanos de la ciudad de Ilbira, es decir, conocer a los habitantes de Ilbira.
A continuación se presenta una descripción individualizada de los resultados más interesantes en los individuos adultos:
• CEF 01
Sólo se encontró el cráneo, sin conexión aparente de ninguna extremidad. El cráneo tenía un estado de conservación medio, ya que aunque estaba completo, estaba deformado por el peso de la tierra, haciendo imposible tomar medidas. No obstante la morfología que presentaba la mandíbula era masculina, así como la protuberancia del arco supraorbital. El perfil que presentaba este cráneo muestra un fuerte prognatismo subnasal, carácter que se encuentra más asociado a poblaciones de origen africano y que tienen un carácter genético, frente a poblaciones propias mediterráneas, en las que este rasgo es menos frecuente.
• CEF 03
Individuo subadulto (14 años aproximadamente) al cual aun no le habían erupcionado los 3º molares y que presentaban unas suturas óseas que indicaban ese grupo de edad (UBELAKER, 1989).
• CEF 04
Se identificó a un varón adulto menor de 40 años a partir de la información obtenida del desgaste dental y la morfología mandibular (BROTHWELL, 1987, UBELAKER 1979), y cuya morfología craneal presentaba al igual que CEF01 un prognatismo nasal mucho mas acusado. Para este caso tampoco fue posible obtener información a partir de mediciones craneales ya que éste presentaba igualmente deformación por aplastamiento.
• CEF 07
Según el estudio del esqueleto postcreal del individuo, concretamente de las extremidades superiores , así como el estudio de desgaste dental (BROTHWELL, 1987) para estimación de edad, se estableció que se trataba de un individuo senil mayor de 60 años. La mandíbula indicaba por su morfología (HERRMANN et ali, 1990) que había sufrido pérdidas ante mortem y reabsorciones de alveolos, así como unos grandes desgastes en los incisivos llegando incluso hasta la raíz. Así como patologías orales, como acusadas caries. En cuanto a patologías óseas, el individuo sufría un desarrollado estado de artrosis.
Por último resaltar que este individuo presenta una variante anatómica en el húmero, que no es frecuente en la población, se trata de una perforación en la fosa oleocraniana (OLIVIER 1960), encontrándose igualmente en los individuos CEF/s 08-09.
Foto 011. Perforaciones en la fosa oleocranianas de los húmeros de los individuos CEF/s 07-08. (Román Muñoz. C).
• CEF 09
Siguiendo la metodología empleada, y tras el estudio antropológico del individuo se identificó a un varón adulto de 40 años de edad (UBEAKER, 1989). Destacar tal como se ha mencionado anteriormente, que este individuo presentaba igualmente una perforación en la fosa oleocraniana del húmero.
El empleo de la metodología de antropología dental, establece igualmente una morfología de los molares que comparte características, de carácter genético, con los molares del individuo CEF 08.
En cuanto a la patología presentes en el individuo, en las extremidades superiores desarrollo de artrosis.
• CEF 014
En el caso de este individuo, se pudieron estudiar las extremidades inferiores con sus longitudes máximas, de tal forma que el estudio antropológico pudo ser más preciso, identificando a una mujer de edad menor de 30 años, y de estatura aproximada de 1.57cm (MENDONÇA, 2000).
Foto 012. Mandíbula en la que se aprecia la agenesia del 3º molar. (Román Muñoz. C).
La información que se obtuvo de la mandíbula fue bastante interesante, ya que se apreciaba la ausencia del 3º molar. Esta ausencia no es debía a que aun no hubiera erupcionado, sino responde a un comportamiento genético propio de rasgos subsaharianos (TURNER, 1991). Según el autor (TURNER et alii, 1991), este carácter posiblemente está relacionado con la ausencia congénita del diente, o con una falta de espacio en la arcada del maxilar.
También presentaba uno de los rasgos del método ASU, denominado “Forma de clavija” en uno de los incisivos el maxilar (I2). Este tipo de incisivo es un diente de con un tamaño más reducido respecto a los demás, cuya corona no presenta la morfología habitual.
En este caso, también se detecta la presencia de una posible perforación en la fosa oleocraniana, pero debido al deterioro sufrido en la epífisis distal del húmero, no se puede concretar si es propiamente una perforación como la encontrada en otros individuos, o es producto de la ruptura del hueso.
Finalmente en cuanto a los individuos infantiles, los restos encontrados abarcan desde infantil perinatal hasta infantil de 3 años de edad, con un desarrollo óseo que indica marcadores medioambientales relacionado a la edad en el momento del fallecimiento del individuo correspondiendo al momento del destete materno, y es un factor de pérdida en el sistema inmunológico, así como de vitaminas y nutrientes. Ello provoca que los individuos infantiles sean más propensos al ataque de agentes bacterianos o virales, así como a fase de desnutrición por falta o intolerancia alimentaria.
CONCLUSIONES
A través del análisis antropológico realizado al menos a 15 individuos encontrados en esa excavación, del material que presentaba condiciones de estudio, se ha obtenido una interesante información acerca de esta población medieval.
Atendiendo a los resultados obtenidos del estudio antropológico de dicha muestra, se intentó corroborar la hipótesis planteada a partir de la interpretación arqueológica y las principales conclusiones que se obtuvieron son las siguientes:
• Presencia aparente de población con rasgos africanos o subsaharianos. constatado ello a partir del prognatismo nasal de al menos dos individuos.
• Agenesia del 3º molar en uno de los individuos.
• Ambos puntos ponen de manifiesto la posibilidad de presencia de población indígena o de herencia genética a través de lazos endogámicos entre la población o entre éste posible grupo en concreto.
• Manifestación en varios individuos de una malformación genética en el húmero, que no presenta ningún tipo de impedimento físico. Es un rasgo no común entre la población, y de transmisión genética.
• Indicadores de malnutrición en los individuos infantiles.
• Y por último existe la presencia de individuos en edad senil, en los que se ha documentado pérdidas dentales ante mortem, de la mayoría de las piezas. Los restos óseos de esos individuos, no indican fases de malnutrición en los momentos posteriores a dichas pérdidas dentales. Es por ello, que se plantea una calidad de vida de estos individuos respecto al grupo, y una ocupación del tratamiento de los alimentos.
Estos resultados sólo son una aproximación, puesto que el trabajo de investigación dejó muchas puertas abiertas a otras investigaciones antropológicas, como comparativas de población, alimentación, etc.
Para consultar de forma más detallada la metodología empleada en el estudio presentado, así como para conocer los resultados obtenidos del estudio de antropología dental realizado a los individuos y que no se han incluido en éste artículo, se aconseja la consulta del Trabajo Fin de Máster del que se ha extraído esta síntesis.
AGRADECIMIENTOS
La autora agradece al grupo de investigación “Toponimia. Historia y Arqueología del Reino de Granada”, así como a mi director Dr. Antonio Malpíca Cuello por cederme sus datos generosamente para esta investigación, sin los cuales se habría quedado incompleta. A mis codirectores, especialmente a Rosa Mª Maroto Benavides quien me inició en la Antropología Física.
ANTHROPOLOGIC ANALYSIS OF A POPULATION GROUP THAT LIVED IN MEDINA ILBIRA
Carmen María ROMÁN MUÑOZ*