Cosas que no se pueden reciclar y no sabías
Ni latas medio llenas, ni servilletas de papel usadas, ni tuppers de plástico… Todo esto y mucho más va al contenedor de ‘resto’, de donde nada se puede reutilizar
Con las holgadas fechas de caducidad que tiene la leche es raro que ocurra, pero, a veces, sucede: se nos ha caducado el último brick de la caja de doce y hay que tirarlo. ¿A dónde? Porque es un envase sí, pero está lleno, así que no puede ir al contenedor amarillo. Su destino es el de los objetos que no se pueden reciclar: el contenedor de ‘resto’. Allí acaban desde las tetinas de biberón, a los chicles, la bolsa de la aspiradora, los caramelos, los dientes que les caen a los niños, la cera de las velas, las agujas de metal que usamos para coser, las cerillas, el celo, la goma de borrar y los lapiceros, el jabón de manos… Decenas de objetos cotidianos de los que no se reutiliza nada. Julio Barea, doctor en Geología y responsable de campañas de Consumo y Biodivesidad de Greenpeace, aclara que nosotros no reciclamos, «solo separamos», y que a menudo lo hacemos mal. ¿Acaso no se ha equivocado con alguno de estos objetos?
Tuppers de plástico
Es uno de los objetos que más confusión genera y casi todo el mundo los tira al contenedor amarillo. Mal. «Aunque están fabricados con un plástico de alta densidad y buena calidad no se pueden reciclar porque no son envases». Rápidamente aclara la cosa Julio Barea: «Los fabricantes no han pagado para que ese producto sea considerado envase y, como tal, pueda depositarse en el amarillo. Así que solo se pueden echar allí los envases por los que se ha abonado una tasa, unas fracciones de céntimo por cada envase vendido».
Servilletas de papel usadas, caja de pizza manchada, tarrina de helado de cartón…
«Los papeles o cajas de cartón manchadas, con grasa de los alimentos por ejemplo, no se pueden echar al contenedor azul porque perjudicaría el proceso de reciclaje del resto de papel y cartón limpio». ¿Ni aunque lavemos la tarrina del helado después? «Ni aún así, ya que al haber estado en contacto con el alimento, habrá pasado grasa».
Mascarillas
Hasta que empezó la pandemia las mascarillas se gestionaban «como residuo hospitalario». Pero, hoy por hoy, el único destino de los millones de mascarillas que se desechan a diario es el contenedor de la basura. «El impacto es tremendo, se ven tiradas por todas partes», denuncian desde Greenpeace.
Lata con un poco de refresco dentro, el brick de leche caducado, bote de detergente con producto dentro
Los envases que se depositan en el amarillo para su reciclaje deben ir vacíos. «No hace falta lavar el envase del yogur. Pero cuando hablamos de bricks, latas, botes… en los que queda todavía parte del alimento o del producto, su único destino es el vertedero».
Tarro de cuajada
«Nos gusta más comer la cuajada en tarro de barro que es uno de plástico, es más chulo, pero es un desperdicio absoluto, es desquiciante», denuncian el portavoz de Greenpeace. Poca solución hay, más allá de lo que hace él: «Reutilizarlos en casa como vasos para beber agua».
Cuchillas de afeitar de un solo uso, cubiertos de usar y tirar, pajitas de plástico, bastoncillos de algodón
Recuerda Julio Barea que este próximo 3 de julio debía entrar en vigor la directiva llamada a reducir el impacto ambiental de los plásticos de un solo uso y, con ella, la desaparición de objetos como las pajitas para sorber o los platos desechables «pero no vamos a llegar». Así que hasta que entre en vigor la nueva ley estatal de residuos, todos estos objetos seguirán yendo a la basura tras un uso efímero, a veces de unos segundos incluso. «Hay cantidad de objetos de este tipo, algunos alucinantes por lo absurdo, como esos palitos de plástico para sujetar los globos. ¿Quién usa eso? Con lo fácil que es colocarle al globo un hilo de algodón para que no se escape…».
Fotografías
Desde que hacemos las fotos con el móvil, imprimimos muchísimas menos, de modo que las imágenes para pegar en los álbumes son menos. Y también son menos las que acaban en la basura. Ahí deben depositarse si nos queremos deshacer de ellas, en el contendor de resto. «Aunque pueda parecer lo contrario, es un residuo irrecuperable, así que no se puede tirar al contenedor de papel y cartón. Además, si se tiran ahí por error, son difíciles luego de separar del resto de papel reciclable, de manera que si se mezcla con este la pasta de papel resultante del reciclado es de peor calidad», advierte el especialista.
Escoba, recogedor, cubo de la fregona
No tendrán futuro una vez los tiremos porque no se reciclan. No los de plástico, claro, porque aquí la alternativa es relativamente accesible… y reciclable además: «Las escobas de madera, cuando se rompen, se pueden echar al contenedor del orgánico. Y si compramos un recogedor, mejor que sea de metal que de plástico. Aunque lo acabemos tirando igualmente al verde, los metales son más fáciles de recuperar que otros productos porque se cogen con unos imanes gigantes».
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https://www.ideal.es/vivir/medio-ambiente/pueden-reciclar-sabias-20210321224014-ntrc.html