Con sus diversas actividades, el Instituto da de España una imagen moderna, solidaria y democrática

Ayer, día 24, la Princesa de Asturias presidió el acto de conmemoración del 30 aniversario de la fundación del Instituto Cervantes, y su director, Luis García Montero, presentó todos los actos programados; entre otros, los proyectos de digitalización del Instituto, una exposición con obras literarias en las distintas lenguas cooficiales, y la revisión de la ‘Guía de comunicación no sexista’, cuyo objetivo es evitar la discriminación de sexo en el uso del lenguaje.

Hoy, con más de 600 millones de hispanohablantes, y más de 150.000 personas matriculadas, el Instituto tiene grandes planes de expansión: potenciar la formación de profesores en África y Asia, impulsar el español en la ciencia y en la tecnología, y difundir, en sus más de 80 centros, una programación cultural que contemple los grandes avances de la humanidad, como la igualdad de género o la defensa del medioambiente. Además, sus más de 5.100 actividades culturales programadas dan de España una imagen moderna, solidaria y democrática, pues, como dice su director, «enseñar una lengua es algo más que explicar una gramática o un vocabulario».

En efecto, la lengua es un medio de comunicación que nos permite conocer el mundo. Éste solo se objetiva cuando es reconocido de manera consensuada por los miembros de una comunidad. Solo a través del lenguaje logramos el desarrollo humano, porque gracias a él podemos abrirnos a los demás y lograr así nuestra plenitud como personas.

Para Aristóteles, «lo específico del hombre frente al resto de los animales es que tiene logos, es decir, que habla», y la palabra le sirve para manifestar lo justo e injusto, porque «solo él posee el sentido del bien y del mal, y de los demás valores, y es la participación comunitaria lo que constituye la casa y la ciudad».

Es muy interesante el relato de Malmberg, en ‘La lengua y el hombre’, referido a la famosa sordomuda y ciega americana Helen Keller. Esta conoció la lengua cuando tenía siete años y cree que ese día nació, pues la etapa anterior la recordaba de manera vaga e incompleta, habiendo sido un puro organismo vegetativo. Gracias a la lengua, podía pensar, soñar, imaginar y creer. Y concluye Malmberg: «Lengua y formación de ideas son, en el fondo, una sola cosa, pues la lengua y el pensamiento son, en sentido estricto, lo mismo… Un ser humano sin lengua no es tal ser humano».

Solo a través de la lengua podemos conocer el mundo, valorarlo y modificarlo. Nada es posible sin el lenguaje humano, puesto que es la más pura esencia de la humanidad y del conocimiento científico y técnico. Esa relación profunda existente entre polis y logos es lo que hace del lenguaje la actividad más genuinamente humana, la que mejor puede humanizar al hombre, es decir, la disciplina más humanística de todas. De ahí la importancia de aprender bien, promover, expandir y defender el uso de nuestra lengua.

JUAN SANTAELLA

IDEAL DE GRANADA

https://www.ideal.es/opinion/aniversario-instituto-cervantes-20210325180751-nt.html

A %d blogueros les gusta esto: