Emerita Augusta desvela su enésimo secreto
Unas obras de canalización de gas en Mérida han dejado al descubierto el mosaico de una casa romana en muy buen estado de conservación. Un hallazgo que se suma a otros recientes que destacan por su excepcionalidad
Las entrañas de Mérida guardan aún muchos secretos. Algunos de ellos han salido a la luz a lo largo de los años y otros aún permanecen enterrados a la espera de volver a ver la luz y confirmar un pasado esplendoroso, primero como capital de Lusitania y después como capital de Hispania durante el reinado visigodo.
Realizar una obra o mover una piedra suele acarrear algunas sorpresas en esta ciudad extremeña. Los arqueólogos del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida lo saben bien. Por eso han sido quienes menos se han asombrado cuando esta semana ha aparecido un mosaico romano durante las obras de canalización de gas que se están realizando en la ciudad.
El hallazgo ha aparecido en la calle Benito Toresano, en las inmediaciones del Teatro, y según los excavadores, se puede datar entre finales del siglo III o principios del siglo IV d.C. Su documentación ha sido posible porque en la antigua Emerita Augusta no se realiza una edificación o construcción, ya sea pública o privada, sin el preceptivo seguimiento del equipo de obras del Consorcio, como obliga el PGOU de una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad.
Se trata de un mosaico policromo decorado con motivos geométricos, que presenta un nivel de conservación bastante bueno, aunque en algunas partes aparece cortado por acometidas antiguas. Pero uno de los aspectos más llamativos de este descubrimiento es que ha aparecido a tan solo 50 centímetros de la superficie. Según el director del Consorcio, Félix Palma, en esta zona «se ha tenido la suerte de que hay edificaciones constructivamente modestas con poca cimentación que no han afectado a los restos».
El mosaico pertenece a una vivienda romana que se estima que fue de grandes dimensiones. En la actualidad se puede observar «un 20% o 25%» del mosaico que está en mitad de la calle, pero prosigue bajo el acerado y las viviendas actuales, por lo que es imposible documentarlo en toda su extensión. No obstante, los arqueólogos han ampliado el área de excavación también para localizar la presencia de zanjas antiguas por las que poder pasar los tubos para el gas sin que afecten a la existencia de este mosaico.