Las instalaciones fotovoltaicas han registrado un incremento importante los últimos años, pero los planes para dar una salida a sus millones de toneladas de residuos anuales aún siguen estancados

En el año de la gran crisis económica derivada de la pandemia de la covid-19, las energías renovables sacaron pecho. Así se demuestra en las cifras registradas en 2020, según el informe publicado este abril por la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena).

El crecimiento anual de las fuentes verdes el pasado ejercicio fue un 50% superior al registrado el año anterior, señal inequívoca de la clara tendencia al alza en este tipo de instalaciones de producción de electricidad en las que no se generan gases de efecto invernadero. La energía eólica duplicó su expansión en 2020 en comparación con 2019, pero el mayor crecimiento se produjo en la energía solar.

Esta se ha puesto ya casi al mismo nivel que la capacidad eólica, gracias sobre todo a China: 49 GW añadidos el año pasado, más de un tercio (36%) de su nueva aportación renovable al sistema. Asia en total sumó 78 GW y la mitad de la nueva producción verde en EE UU tuvo origen solar (15 GW de un total de 29 GW). Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), la capacidad de generación energética a partir de fuentes renovables crecerá un 50% en los próximos cinco años impulsada, especialmente, por las fuentes de origen solar.

El principal organismo mundial del sector apunta a que la instalación de paneles fotovoltaicos solares será la culpable de esta expansión, muy por encima de la construcción de parques eólicos. Una gran noticia para el impulso de esta energía limpia, pero que deja una ‘cara B’ aún sin resolver: el rastro contaminante de los paneles ya inservibles.

Solo los equipos que llegarán al final de su vida útil en nueve años supondrán ocho millones de toneladas de residuos. Esta cifra se multiplicará por 10 a mediados de siglo y supondrá más del 10% del total de basura electrónica mundial, según un estudio publicado en ‘Nature Energy’.

Entre los componentes que conforman los paneles solares, la industria fotovoltaica hace uso de importantes materiales y muy valiosos como, por ejemplo, la plata y otros mucho más costosos de producir y conseguir como el silicio. A ellos, además, se le suma el cadmio y el plomo, dos componentes muy tóxicos.

A mediados de siglo, los equipos inservibles supondrán más del 10% de la basura electrónica mundial

La fiebre de la fotovoltaica desatada en 2020 y que continúa durante este ejercicio ha provocado que se busquen alternativas más económicas para evitar que el coste final del despliegue de estas instalaciones se dispare. Además, están surgiendo nuevos materiales, como las perovskitas de haluro de plomo, pero son inestables y contienen plomo, uno de los elementos más contaminantes. Y aunque el fin de la vida útil de todas estas instalaciones supone una clara preocupación, también lo es el proceso de extracción, fabricación y transporte de los elementos implicados en los paneles fotovoltaicos.

Recuperar vidrio y silicio

Más del 88% de los materiales contenidos en un panel fotovoltaico son recuperables gracias a la tecnología de reciclaje desarrollada hasta la fecha, según un estudio de Recyclia, la entidad administradora de las principales fundaciones medioambientales nacionales, en colaboración con la empresa Recyberica Ambiental. En España, desde febrero de 2015, los fabricantes e importadores de paneles fotovoltaicos están obligados a organizar y financiar la recogida y reciclaje al finalizar su vida útil.

Por cada tonelada de paneles fotovoltaicos, con un peso medio aproximado de 35 kilos por unidad, la tecnología actual presente en el mercado permite recuperar en torno a 750 kilos de vidrio y materiales afines al silicio. En este sentido, el Programa de Sistemas Fotovoltaicos (IEA-PVPS), que pertenece a la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA), estima que en el horizonte de 2050 estas instalaciones solares podrían constituir casi 80 millones de toneladas de residuos en el mundo.

Un panel solar incluye asimismo otras piezas, como la caja de terminales, diodos y elementos de circuitería. Pero, en definitiva, si se habla de los materiales destacan el vidrio y el aluminio. Podría afirmarse entonces que es posible reciclar los paneles solares casi por completo, aunque no totalmente: elementos como la plata, la silicona o la hojalata no se pueden reutilizar.

https://www.ideal.es/tecnologia/innova-en-verde/cara-deseada-paneles-20210429073159-ntrc.html
 
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