21 noviembre 2024

Artículo  publicado por Alberto Granados el en Relatos (Mucho cuento)

…es que no los soporto… ahí están, cada vez más, que ya se están haciendo los amos… y los que mandan dándoles protección: que han pasado mil necesidades para llegar hasta aquí, que hay que acogerlos, que deben ser aceptados como personas, que siempre hemos sido un pueblo hospitalario… como si a los de aquí no nos costara mil esfuerzos sobrevivir, como si nos resultara tan fácil llenar el estómago cada día y cada noche… y no es así, nadie nos ha regalado nada, que ya está bastante difícil vivir y llevar a casa lo necesario para criar a los tuyos, como para que ahora vengan éstos a crear más miseria de la que ya tenemos… no soy sólo yo el que piensa así, que el otro día un señor de los de categoría, de esos que vienen de cuando en cuando a liarnos con su palabrería para conseguir más poder, lo decía muy claro: si esto sigue así, pronto serán más que nosotros y nuestros hijos terminarán por hablar su lengua, seguirán sus religiones, comerán sus extraños guisos y participarán de sus bárbaras costumbres, así que tendremos que defendernos y decirles a nuestros gobernantes que ya está bien, que cada uno que viene hará llegar a otros muchos, a sus mujeres, hijos y hermanos y pronto nuestra tierra, la de nuestros padres, será algo completamente distinto de lo que hemos recibido de mil generaciones de antepasados…

Comentario de Xavier García Albiol en Facebook

Comentario de Xavier García Albiol en Facebook

…no sé si llevaba razón en todo, pero me pregunto más de una vez si yo no haría lo mismo que ellos… oyes decir a unos y a otros que en sus tierras de origen hay muchas penalidades, mucha miseria, mucha hambre o muy poca libertad y entonces te pones en su lugar y piensas que el sol sale cada mañana para todos y que es la injusticia quien deshace lo que la naturaleza crea para repartir con decencia… en esos momentos pienso que estos extranjeros han hecho lo que yo he deseado hacer tantas veces: irme con los míos a un sitio donde no se pase tanta penuria, donde todo sea más fácil, aunque después se extrañe lo que se deja atrás… los abuelos han contado siempre que nosotros mismos hemos ido a otros lugares para mejorar, que cuando las nieves helaban las cosechas y mataban al ganado o cuando la sequía nos dejaba sin los frutos de la tierra y el hambre nos empujaba íbamos a ocupar otras tierras donde éramos los extraños, donde se nos miraba con el mismo desprecio e igual desconfianza que nosotros sentimos por éstos, pero no nos importó: el hambre manda siempre y en estos tiempos enmarañados en que hay carencias para casi todos, el ser humano se aventura con tal de comer a diario… claro, que es lo que dice mi vecino: que ya que han venido sin que nadie los llame tenían que hacer lo que hacemos nosotros, adoptar nuestras forma de ser, nuestras costumbres y creencias…, no ser tan diferentes, que se nota mucho… es como si con su manera de vivir nos acusaran de estar equivocados, como si nos dijeran “Estúpidos, todo lo que hacéis no tiene sentido” y eso no se puede aguantar… muchas noches insomnes me doy cuenta de que me contradigo, pues si me paro a pensarlo, hasta admiro su valor y su determinación y casi los envidio, pero después los ves ahí, amontonándose, mirándonos con gesto de desafío, como diciendo “Aquí estamos y va en serio” y entonces me surgen un odio y una fuerza negra que me hacen desear su muerte, un pensamiento turbio que hace que aparezca en mí un deseo de matarlos, de exterminarlos hasta que no quede ni uno solo en la tierra de mis padres…

Bañistas en Tarifa junto a ahogado. Foto de Javier Bauluz, Premio Pulitzer 2000

Bañistas en Tarifa junto a ahogado. Foto de Javier Bauluz, Premio Pulitzer 2000

 

ya lo hicimos dos vecinos y yo hace tres meses, cuando incendiamos la choza que se había hecho esa familia… aún parece que oigo sus alaridos cuando se dieron cuenta de que habíamos atrancado la puerta y comprendieron que iban a morir como alimañas… fue terrible, aunque me sentí en paz con mi conciencia: sólo defendí mi tierra de estos extraños invasores…, sin embargo, a veces titubeo y ya no sé si sólo conseguí envilecerme un poco más… y mi caso no es el único, que ha habido más muertes de extranjeros… y en mi casa, tengo además que discutir con mi hija, que a sus dieciséis años, me lleva la contraria en todo… me dice que no llevo razón, que son iguales que nosotros, que sufren igual que cualquier ser humano… yo le hago ver que sólo se relacionan entre ellos, que desean mantener su diferencia, de la que, al parecer, se sienten tan orgullosos:

-¿Y qué tienen que hacer? –se me pone respondona la niña-. ¿Renunciar a sus creencias y sus costumbres para parecerse a nosotros? ¿Para que nos sintamos más tranquilos? ¡Es que son distintos…! ¿Tú lo harías, padre?

-¿Yo? Pues… –y la duda me enmudece.

-Sólo se relacionan entre ellos porque nosotros los tratamos como inferiores y eso los aparta. Si percibieran que los aceptamos…

 

 

Golf y concertinas Javier Palazón 22 10 2014

Golf y concertinas Fotografía de Javier Palazón, 22 10 2014

 

 

…y de nuevo me veo contradictorio y miro a mi mujer, que apaga su mirada, como dándole la razón a la mocosa… me indigno y me salgo a hablar con otros hombres, porque no sé si mi hija lleva razón o no… es todo tan complicado… antes me sentía seguro, sabía que mi vida era como la de mis padres y la de mis abuelos y eso me tranquilizaba, pero ahora, con ellos ahí… si trato de encontrarles algo positivo lo primero en que pienso es en su decisión, esa que a mí me falta: dicen que llegan cruzando el mar en unas embarcaciones tan frágiles que es casi un prodigio que lleguen vivos a nuestras costas… muchos naufragan y se ahogan, que el mar se está convirtiendo en un gigantesco cementerio, pero incluso así llegan cada vez más… se les ve miserables, se les nota su hambre de siglos, su calidad de siervos de la pobreza… eso resulta temible, porque cualquier hombre que se aventura hasta aquí trae consigo tanta firmeza que está dispuesto a todo con tal de medrar…, cuando los veo miro a mi hija y a mi mujer y les hago una señal para que se metan en la casa y no se expongan a la torpeza de sus deseos… si uno de estos desgraciados les hiciera algo lo mataría sin la menor contemplación, porque tantos hombres solos, extrañando a sus mujeres, son un peligro para las nuestras… supongo que también tendrán sus esposas y sus hijas en sus pueblos, pero ahora están a la merced del deseo y el extrañamiento y así son peligrosos… ¿cómo sentir cada día ese peligro sin odiarlos? …yo pienso en cómo actuaría en esa situación y no sé si sería mejor que ellos, tal vez esa duda, ese miedo, nos convierta en enemigos y genere el odio que siento, el asco que me produce verlos, con ese color de piel, con esos cabellos tan extraños y esas vestiduras tan ajenas a las nuestras…

 

 

guardia-civil-tarajal-08 02 2014

“Actuación” de la Guardia Civil en El Tarajal (08 02 2014)

 

 

…han tenido incluso el descaro de construir su propio templo para celebrar los ritos de su religión… ¿dónde vamos a llegar? …y no es que se hayan ido a las afueras, que lo han levantado en el lugar más vistoso: enfrente del nuestro, como para mostrarnos su absoluta falta de respeto… además, de cuando en cuando aparece uno de ellos que nos habla de su dios, de que los nuestros son falsos, los llama ídolos, y en esos momentos lo mataría: no soy especialmente crédulo en materia de dioses, pero que venga un extranjero a decirnos que nuestras creencias de hace tantas generaciones sólo son falsedades, eso me pone violento y más de una vez los míos han matado a semejantes pasmarotes, poseídos de una absurda fe en lo que decían… ¡morían con tanta fortaleza…! nos hablaban de un dios que nació en un humilde pesebre mientras nos reíamos pensando qué clase de divinidad elegiría algo tan pobre en vez de un trono de oro y pedrería… sin duda será el miedo al sufrimiento y a morir lo que les hacía decir semejantes dislates… pero no son de fiar: miran no sólo a nuestras mujeres, sino también nuestro oro, que parece seducirlos mucho más que la posibilidad de que su único dios sea más poderoso que los nuestros, ¡cómo les brillan los ojos al ver nuestros templos dorados o los adornos de nuestras mujeres…!

 

 

 

El nño sirio ahogado frente a la isla de Kos Aylan Kurdy, el niño sirio ahogado frente a la isla de Kos

 

…y dice nuestro chamán que los astros indican que pueden llegar a hacerse con el poder durante mucho tiempo… sería un desastre… hay que arrojarlos ya de nuestro mundo y de nuestros corazones, como se echa a un lado la pesadilla que nos atormenta en la noche, ahora que estamos a tiempo, antes de que lleguen más y pasemos de ser los dignos amos de nuestro territorio a simples esclavos suyos… me pregunto si nuestros dioses lo permitirían… por si acaso llega la ocasión, afilo continuamente la hoja de obsidiana de mi cuchillo, a la espera de que llegue la noche triste, la noche de fuego y degüello que acabe con los españoles, que así se hacen llamar los extranjeros que llegaron de la mano de Hernán Cortés…

Alberto Granados