5 diciembre 2024

Esta es la historia de un intelectual asesinado, Agustín Escribano Escribano, que dejó un legado en el Magisterio, como su mujer, María Luisa Pueo y Costa, (y más tarde, su hija, Mariluz Escribano) que ni el silencio del franquismo pudo borrar, de una familia destrozada para siempre, que sufrió el destierro, las represalias y la incautación de bienes. Ellos también simbolizan el aniquilamiento de la Escuela republicana. En memoria de las y los maestros y profesores asesinados o depurados

 
 
Esta es la historia de un intelectual asesinado, Agustín Escribano Escribano, que dejó un legado en el Magisterio, como su mujer, María Luisa Pueo y Costa, (y más tarde, su hija, Mariluz Escribano) que ni el silencio del franquismo pudo borrar, de una familia destrozada para siempre, que sufrió el destierro, las represalias y la incautación de bienes. Ellos también simbolizan el aniquilamiento de la Escuela republicana. En memoria de las y los maestros y profesores asesinados o depurados.
 
En nuestro Foro de la Memoria, un homenaje a Agustín Escribano Escribano, fusilado por los franquistas el 11 de septiembre de 1936, pero también a su esposa, Luisa Pueo y Costa, depurada, represaliada, y a la hija del matrimonio, Mariluz Escribano Pueo, que nos dejó recientemente.Agustín Escribano Escribano inicia su fulgurante carrera en el Seminario de Maestros en 1908. En la que hoy es Escuela de Magisterio del Ave María, el joven Agustín se distingue ya en el primer curso de carrera por ser un estudiante brillante y destaca entre sus compañeros como modelo. En 1911, ya en cuarto de Magisterio, colaboraba como profesor auxiliar de los alumnos de primero en las materias de Geografía y Agricultura. De modelo de alumnos, ya, entonces, a modelo de maestros, por su forma de enseñar y su profunda sensibilidad social.

A la derecha, andamios de la obra del Instituto Padre Suárez, hacia 1908-10. A la izquierda se ve el solar donde después construyeron la Normal y al fondo las casas que dejaron sitio al Americano.

No pasa desapercibido al Padre Manjón, hasta el punto de que el fundador del Ave María hace referencia al joven Escribano, al que considera inteligente discípulo y modelo de maestro cristiano y avemariano. Precisamente gracias al Diario de Manjón se conoce que fue admitido en septiembre de 1914 en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid y que, concluidos sus estudios y superada la correspondiente oposición, regresa a Granada en 1920, donde toma posesión de plaza de profesor de Geografía en la Escuela Normal de Maestros de Granada, procedente de la de Toledo.

Obtiene el reconocimiento por su labor y, el 22 de enero de 1931, es nombrado director de la Escuela Normal de Magisterio Primario de Granada. Al frente de ella, asume el encargo de la República de materializar el plan de formación para los maestros, conocido como Plan Profesional, que subrayaba en la consideración del maestro el núcleo de la reforma que necesitaba la enseñanza primaria en España

En 1928, tras doce años de estancia en la ciudad, marcharía a Francia para ampliar estudios.

Obtiene el reconocimiento por su labor y, el 22 de enero de 1931, es nombrado director de la Escuela Normal de Magisterio Primario de Granada. Al frente de ella, asume el encargo de la República de materializar el plan de formación para los maestros, conocido como Plan Profesional, que subrayaba en la consideración del maestro el núcleo de la reforma que necesitaba la enseñanza primaria en España.

Y así, Agustín Escribano reorganiza la nueva Normal bajo las directrices rectores de los valores y principios democráticos. Incidió en la concienciación en el profesorado de su trascendental función social por ser los formadores de los futuros maestros. Importancia primordial dio a la actividad académica y a la preparación intelectual del alumnado, al que animó a que, en todo momento, primara “la preocupación de los intereses de la enseñanza abstrayéndose de todo partidismo”.

Entre las reformas, en el claustro, que debatía y abordaba asuntos de índole académico, pedagógico, de funcionamiento o cualquier problema interno, incorpora a un representante del alumnado de cada curso, con voz y voto.

“No sólo en ausencia, sino en cualquier ocasión, todo profesor de la Escuela tiene la misma autoridad que el mismo director y el deber moral de solventar cualquier conflicto que de momento se presente en la seguridad que lo hecho en su ausencia será por él ratificado”. Así consta en un acta del claustro de enero de 1931, según expresó un docente.

Despacho de Dirección de la Escuela Normal de Granada. Archivo de la UGR.

Su carácter dialogante y actitud abierta posibilitó que, a diferencia de lo que sucedió en otras instituciones de la Universidad, no se alterara el orden académico y no se interrumpieran las clases por los estudiantes, en sus habituales manifestaciones.

Pero hay más logros bajo su mandato al implantarse el sistema de coeducación y la enseñanza laica

Pero hay más logros bajo su mandato al implantarse el sistema de coeducación y la enseñanza laica.

Un viaje a Madrid a principios de 1932, para asistir a una reunión de todos los directores de escuelas de Magisterio, marca definitivamente el nuevo rumbo de La Normal

Cuatro meses después, en abril de ese año, Antonio Ballesteros, inspector central, visita La Normal de Granada. En el claustro extraordinario convocado para recibir al inspector central, Ballesteros reafirma las instrucciones sobre la coeducación y laicismo para reclamar la colaboración de los profesores para el éxito en la nueva modalidad de enseñanza que el Gobierno de la República estaba dispuesto a llevar a la práctica: “Y si hubiera alguien que no estuviera conforme debería ir pensando en abandonar el cargo”, dijo.

El ministro aceptó y se lo encargó directamente al profesor de Dibujo, Hermenegildo Lanz para que hiciese el proyecto del mobiliario, que fue materializado por obreros del sindicato de la madera

El Gobierno avanza en las reformas y decide unificar las escuelas Normales de maestros y maestras en una sola. En Granada se fija la sede en la Normal de maestras, en la calle Cárcel Alta, durante los cursos de 1931-32 y 1932-33, mientras se terminaban las obras del nuevo edificio que se construía en Gran Vía, junto a los jardines del Triunfo, actual sede administrativa del Gobierno andaluz en Granada.

Agustín Escribano se esforzó en que terminaran las obras cuanto antes y en que se acondicionara y amueblara el deslumbrante edificio. Para ello, contactó con el entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Fernando de los Ríos, esposo de la profesora de la Escuela Gloria Giner, para solicitarle el amueblado de la nueva Escuela Normal. El ministro aceptó y se lo encargó directamente al profesor de Dibujo, Hermenegildo Lanz para que hiciese el proyecto del mobiliario, que fue materializado por obreros del sindicato de la madera.

Así era Agustín. Quiso que todo el desarrollo de la obra estuviese a cargo de granadinos para fomentar el empleo. Desde el diseño hasta el último detalle de albañilería de un edificio, emblema de Granada.

Fernando de los Ríos viaja a Granada en enero de 1933 para inspeccionar los terrenos y el edificio de la Cartuja de los jesuitas, donde se ideaba crear la Residencia de Estudiantes y la ciudad universitaria. El director solicita la autorización y el crédito necesario.

El presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, inauguró la nueva Escuela Normal el 1 de octubre de 1933

El presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, inauguró la nueva Escuela Normal el 1 de octubre de 1933.

Un año antes, se celebra la entrega del edificio al claustro por parte del Rectorado, con la intervención del catedrático Pascual Melchor, bajo cuyo mandato como director general de Institución Pública al final de los años veinte se puso en marcha la idea de su construcción. “Ahí tenéis la mejor Escuela Normal de España y una de las mejores de Europa, procurad que desde hoy sea el semillero de maestros ejemplares que España necesita”, dijo.

Pero en diciembre, se produce un cambio en la política del país con el triunfo de las derechas, lo que supone una paralización en la reforma educativa emprendida para regresar a la corriente confesional.

Panorámica de la Escuela La Normal. Archivo de la UGR.

No obstante, Agustín Escribano vuelve a ser elegido por el claustro como director de La Normal. En el último curso de su mandato, 1935-36, se producen renuncias y dimisiones del profesorado. Pese a ello y las dificultades el director logra que la actividad académica se desarrolle con normalidad y termina la construcción del muro y la verja de la Normal.

Nadie me lo contó, pero yo sé que mi padre dejó un beso en la almohada. Mi padre se marchó bajo la sombra de oscuros y metálicos hombres y abandonó en mi almohada el nervioso beso de sus labios, el temor del que jamás en los años venideros tuve noticia. Nadie me lo contó pero yo sé que mi padre dejó un beso mojado de temores en mi almohada. Desde aquel instante yo empecé un camino de recuperación de su memoria. […] La madrugada levantó muros de ausencia, una nostalgia grande, honda como un pozo en la infancia. Su voz me llega desde las habitaciones vacías de mi casa. Con un disparo de fusiles empezó mi nostalgia

       Mariluz Escribano

Arresto y asesinato

Agustín y Luisa, embarazada, viven con incertidumbre el golpe de estado. A finales de julio de 1936, un vecino del piso en el que residen, en la céntrica calle Carril del Picón, tipógrafo de Ideal, y reconocido ultraderechista -perteneciente a las fascistas Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), que causaba el terror en patrullas en las calles- llama a la puerta. Le advierte que van a por él y que se esconda.

Pero Agustín Escribano no quiere huir. Su mujer le implora que se marche. Finalmente, le hace caso, pero en septiembre vuelve, porque su conciencia está limpia y no encuentra delito alguno en su intachable conducta. Y echa tanto de menos a su mujer y a la pequeña

El vecino es Ramón Ruiz Alonso, quien poco tiempo después denunciará y detendrá a Federico García Lorca, junto a Juan Luis Trescastro Medina. Este último fue el que se jactó de darle “dos tiros a García Lorca en el culo, por maricón”. Ambos formaban un comité que se dedicaba a perseguir, encarcelar y ejecutar a sindicalistas, izquierdistas y a todo aquel que les resultaba desafecto.

Pero Agustín Escribano no quiere huir. Su mujer le implora que se marche. Finalmente, le hace caso, pero en septiembre vuelve, porque su conciencia está limpia y no encuentra delito alguno en su intachable conducta. Y echa tanto de menos a su mujer y a la pequeña.

Su bondad natural le impide recordar que pocos meses antes, unos exaltados borrachos y pendencieros guarecidos en la oscuridad de la noche trataron de llevarse a la fuerza a una joven de la Residencia de Señoritas. Luisa, como secretaria de la Residencia, lo impidió y Agustín, como director denunció al cabecilla. Era José Valdés Guzmán y tras el Golpe de estado fue nombrado comandante de las fuerzas franquistas que han tomado Granada.

Entrada principal del edificio del antiguo gobierno civil, el 20 de julio de 1936. A sus puertas se agolpaban militares y voluntarios, donde conducían a los detenidos tras el golpe de estado. Fuente: Joaquín Gil Honduvilla, Y cayó Granada. La sublevación de julio de 1936 en la capital y la provincia, Comares, Granada, 2019, pág. 168.

A los pocos días de su regreso se llevan detenido a Agustín al Gobierno Civil, en la calle Duquesa -actual Facultad de Derecho-. Luisa acude desesperada a sus conocidos, entre ellos, el tío de Agustín, Víctor Escribano García, reputado médico y catedrático, exdecano de la Facultad de Medicina, conservador y ferviente devoto – entusiasta defensor del Padre Manjón y sus Escuelas del Ave María, es nombrado en 1923, presidente de su patronato.

Pero el famoso tío, promotor de la fundación de Ideal, le da la espalda y afirma que “él se lo había buscado”, ante las súplicas de Luisa.

Pero el famoso tío, promotor de la fundación de Ideal, le da la espalda y afirma que “él se lo había buscado”, ante las súplicas de Luisa.

En la madrugada del 11 de septiembre de 1936 lo llevan en un camión a las tapias del cementerio de San José de Granada, donde es fusilado, junto a otras 39 personas, entre ellas, Rafael García-Duarte Salcedo y Manuel Jiménez Zambrano, según figura en Los últimos días de García Lorca, de Eduardo Molina Fajardo.

El vil asesinato sucede pocos días después de que sufrieran idéntico destino intelectuales como Federico García Lorca o el rector Salvador Vila, con quienes participó en 1922 en la organización del I Concurso del Cante Jondo, junto a tantos otros ilustres de la época.

Se consuma la venganza del comandante Valdés, y de los que ambicionaban el poder, recelosos de su prestigio, en la Normal.

Mariluz, pequeña, niña sin padre,

en qué lugar encontrarás sus manos,

en dónde su palabra y su sonrisa,

en qué lugar sus ojos apagados,

cegados por cemento y

tierra roja

       Mariluz Escribano. De Umbrales de otoño

La involución en el Magisterio. Las reformas republicanas introducidas en el Magisterio significaron uno de los pilares fundamentales del progreso educativo experimentado. Por ello, no es extraño que tras el triunfo del golpe de estado militar la dictadura apuntara, entre las primeras medidas a cercenar de raíz los avances en la enseñanza primaria y en la formación de los maestros. Así se pronunciaba Queipo de Llano: “Entre las cuestiones que más nos deben preocupar a los forjadores de la nueva España, están los que se refieren a la Educación nacional y a la formación de los maestros, a quienes han de entregar labor de tanta trascendencia”. Y así, se eliminan las reformas promovidas “por las fuerzas secretas de la Revolución”. Es el fin de la coeducación y la implantación de la enseñanza de la religión y encomendadas a las órdenes religiosas.

En Granada, tras el asesinato de Agustín Escribano se designa director del Normal a Manuel Vargas, el profesor enérgico y déspota que disfrutaba atemorizando al alumnado, curiosamente, a quien sustituyó Agustín Escribano, se suprime la Residencia de Señoritas y el edificio de la Gran Vía es ocupado militarmente.

María Luisa Pueo y Costa, depurada y duramente represaliada

María Luisa Pueo y Costa fue represaliada duramente por la dictadura. Perdió su empleo como profesora de la Escuela Normal de Maestros, expulsada de Granada y, en 1937, fue confinada forzosamente en Palencia y Burgos durante tres años, en los que la niña Mariluz creció bajo ese estigma. Con posterioridad su madre, que había sido secretaria de la célebre Residencia de Señoritas de Granada, lograría recuperar su condición de maestra, un oficio que heredó su hija. Mariluz Escribano, la gran maestra, la gran poeta.

Pero también se le enajenaron todos sus bienes y cuentas bancarias. Tras ese tiempo de confinamiento, se le permitió regresar a Granada con su hija y volver a ejercer en la Escuela Normal de Granada, bajo la estrecha vigilancia de las autoridades académicas franquistas

Pero también se le enajenaron todos sus bienes y cuentas bancarias. Tras ese tiempo de confinamiento, se le permitió regresar a Granada con su hija y volver a ejercer en la Escuela Normal de Granada, bajo la estrecha vigilancia de las autoridades académicas franquistas.

La función del nuevo magisterio, dignificado a todos los niveles, no pasó desapercibida tras el golpe militar de 1936. Sobre maestros y maestras se ejercería una fuerte represión y persecución. La terrible Comisión Depuradora de la Enseñanza Primaria, se encargaría de la limpieza ideológica. Sólo en Granada, más de medio centenar de maestras fueron sancionadas.

Que se formaran bien las futuras maestras fue la obra que acometió la profesora María Luisa Pueo Costa. Sobrina de Joaquín Costa, padre intelectual del movimiento Regeneracionista, quedó huérfana siendo muy niña y se educó a la sombra de su tío y protector.

María Luisa, había llegado a Granada como Inspectora de Enseñanza Primaria, recorriendo los caminos de la tortuosa provincia, para visitar las escuelas, la mayoría, en condiciones depoblares, muchas veces montada en mulo. En Granada conoció al que sería su marido, el profesor Agustín Escribano.

Durante el período republicano, María Luisa fue profesora de la Escuela Normal y secretaria de la Residencia de Señoritas Normalistas, situada en el Barrio de Fígares, en la calle Alhamar. Una institución que realizó una función paralela a la Residencia que en Madrid dirigía María de Maeztu para acoger a estudiantes valiosas, pero con pocos recursos, y formarlas desde los preceptos de la Institución Libre de Enseñanza.

Mariluz Escribano, la gran maestra, la gran poeta

A pesar de todas estas dificultades, Mariluz Escribano completó simultáneamente las carreras de Filosofía y Letras y Magisterio con brillantes calificaciones, trasladándose posteriormente durante un tiempo a Estados Unidos, donde impartió clase en uno de los centros más prestigiosos y reputados del país.

La entonces vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, conversa con la escritora Mariluz Escribano tras entregarle el X Premio de las Letras Andaluzas Elio Antonio de Nebrija, el pasado enero. IndeGranada.

Tras su retorno inició su andadura como docente y se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, en la que ha ejercido como Catedrática de Didáctica de Lengua y Literatura, primero en la Escuela Normal (1967-1987), que su padre fundó y donde trabajó junto a su madre y posteriormente en la Facultad de Ciencias de la Educación (1987-2015).

Su brillante carrera profesional y literaria encuentra hueco para su compromiso social y cultural, y su defensa del patrimonio. Una mujer excepcional, ejemplo de conciencia ética.

 

 

Descanse en paz. Mariluz, Luisa, Agustín.

Pido el perdón del mundo para los asesinos

aquellos que mancharon sus manos con la sangre

de muchos de los nuestros dejándonos sin padres,

dejándonos sin hijos y sin pan para el hambre.

Pido la paz del mundo para todos

       Mariluz Escribano. De El corazón de la gacela

Este viernes, 3 de diciembre, la Universidad de Granada celebró un homenaje a Agustín Escribano Escribano, «y a los asesinados y represaliados de la Escuela Normal de Maestras y Maestros de Granada», incluido en el programa de actos de Reparación y reconocimiento de las personas de la comunidad universitaria represaliadas durante la Guerra Civil y la dictadura, que contó, el pasado día 21 de octubre, con la presencia del ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños.

En el acto del viernes, con los que la Facultad de Ciencias de la Educación se sumaba al programa de reparación institucional de víctimas de la Guerra Civil española y la dictadura de la UGR, participaron María Luisa Hernández Ríos, Pedro Mercado Pacheco, Javier Villoria Prieto, Diego Sevilla Merino, Andrés Palma Valenzuela, Remedios Sánchez Sánchez y Juan Mata Anaya.

Algunas de sus reflexiones forman parte de este reportaje.

También de los trabajos de la profesora de la Universidad de Granada Remedios Sánchez Sánchez, principal estudiosa de Mariluz Escribano, y responsable de su legado, a quien humildemente felicitamos por su hondura y compromiso, Y de Carmen CarnetConsolación Calderón España, y Roete Rojo, entre otras y otras. Y de poemarios y libros en prosa de Mariluz Escribano.

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Este es un espacio para el recuerdo y el homenaje a las víctimas del franquismo.

Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.

En colaboración con    y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada. 

Juan I. Pérez

https://www.elindependientedegranada.es/blog/agustin-escribano-director-escuela-normal-granada

FOTO:

 
Montaje del retrato de Agustín Escribano para el cartel del homenaje de la UGR*.