Por sí solos, estos dos nombres atesoran un gran significado. Unidos, sustantivo y adjetivo simbolizan mucho más.

Cuando el ocho de mayo de 1932, IDEAL vio la luz, su primera editorial ponía de manifiesto la intención de ser un diario granadino, ciñéndose a las realidades más próximas, con el fin de dar una interpretación adecuada, percibiendo las inquietudes de la vida local, informando leal y objetivamente sobre hechos, vengan de donde vengan y sean cuales sean las circunstancias especiales que en ella concurran, siendo portavoz de todas esas inquietudes, que las transmita a quienes puedan abrirles cauces seguros y efectivos.

En estos setenta y cinco años de vida se han tenido que sortear muchas vicisitudes. De una parte las que cualquier empresa sufre en un tan dilatado período. De otro, como producto intelectual e ideológico, las consecuentes con setenta y cinco años de la historia social y política de nuestro país, España, de Andalucía y de nuestros municipios, que han sido especialmente cambiantes y a veces convulsas. La época de la Segunda República, en la que nace el diario, la Guerra Civil, la larga dictadura en todas las fases de su acontecer, la transición política, el advenimiento de la democracia y la constitución de la autonomía andaluza pueden ser ejemplos evidentes de los avatares que ha tenido que vivir el diario y sobre los que ha tenido que informar a una audiencia, protagonista o sufridora de los sucesos y con su propia opinión sobre ellos, a veces expresada de manera confrontada y hasta violenta.

Para alcanzar ese rubicón fueron precisas ciertas condiciones: ilusión, esfuerzo, profesionalidad y conseguir de los lectores confianza en la información pueden ser un resumen de esas virtudes imprescindibles para mantener la confianza de la audiencia y acrecentar y conservar un fuerte liderazgo.

La historia de Atarfe va más allá de esos 75 años. Atarfe no es un pueblo de ayer ni de hace unos siglos. Bajo las rocas agrestes de Sierra Elvira, donde se ubica, y en el entorno de su hermosa vega verde, se han venido asentando poblaciones de las más variadas civilizaciones. Los íberos, romanos, visigodos y sobre todo los árabes, junto a los nuevos cristianos dejaron en el solar atarfeño huellas de su presencia, legando un rico patrimonio histórico. Patrimonio que poco a poco se está descubriendo y poniendo en valor, gracias a la labor de un pueblo culto, preocupado por conocer su pasado pero inquieto ante un futuro prometedor.

Son bastantes los historiadores que aún defienden la teoría de que Atarfe fue la capital de la primera Granada allá por el siglo X. Atarfe se siente heredero de una legendaria ciudad, Medina Elvira, que se levantó en su entorno en época de presencia musulmana en la península ibérica. Atarfe puede enorgullecerse de aquel gran esplendor que vivió en el siglo IX, cuyos restos arquitectónicos permanecen enterrados, pero su historia se remonta aún más lejos, a la época neolítica, romana y visigoda. Como hecho trascendental, en el año 300 se celebró uno de los grandes hitos de la historia, el primer concilio cristiano, al reunirse obispos y presbíteros de aquella Hispania romana. Y la propia ciudad, fue de las últimas en capitular ante la potencia militar y política de los Reyes Católicos,

poco antes de la definitiva toma de Granada, teniendo lugar en sus alrededores, batallas épicas como la de La Higueruela, en la que por primera vez se enfrentaban dos ejércitos numerosos en una batalla en campo abierto, cuya recreación decora la Sala de Batallas del Monasterio de El Escorial.

Durante los siglos posteriores los atarfeños se dedicaban fundamentalmente a la agricultura y a la explotación minera de la piedra de Sierra Elvira. La vega que bordea la población fue siempre ejemplo de una buena explotación agraria, sus alamedas, sus huertos, sus frutales, sus cultivos industriales, como el tabaco y la remolacha, dieron un matiz especial a su agricultura muy desarrollada. Ya en el siglo XIX y XX empezó a vivir un cierto auge industrial gracias a la instalación en el municipio de varias industrias transformadoras de los productos criados en la vega granadina. Agricultura e industria se complementaron. Y si tales cultivos programaron ciertas actividades fabriles, otras veces eran las empresas industriales las que promovían tal o cual cultivo para sus factorías. Después, con la desindustrialización, varias de estas factorías cerraron, y aun permanecen en pie sus muros y sus chimeneas. Son testigos mudos que nos hablan de otros tiempos, de otras concepciones de la industria, de la historia de Granada, vestigios de una época inolvidable de economía y cultura

Más Atarfe, pese a sus vicisitudes económicas, pese al cierre de determinadas de sus factorías, ha continuado su tradición fabril, su tradición de una hermosa agricultura, y su tradición comercial y de servicios. Porque sus gentes siguen siendo activas, emprendedoras y trabajadoras, han sabido evolucionar, y donde se perdió un medio de riqueza, se supo crear otro nuevo, sustitutorio, con perspectivas para nuevos tiempos.

Bajo un prisma global, en el marco de una ciudad metropolitana Atarfe afronta los albores del siglo XXI inmerso en un gran desarrollo e importantes mejoras en materia de dotaciones e infraestructuras, desarrollo que debe ser sostenible y equilibrado, pensando en el futuro y preocupado por la conservación, especialmente de un valioso patrimonio de nuestra naturaleza, la Vega de Granada.

Desde el nacimiento de IDEAL, Atarfe ha sido protagonista en sus páginas de los hechos más relevantes que han configurado la historia local. Pero sin duda en estos últimos veinte años, la publicación en este periódico con motivo de las fiestas patronales, de un suplemento especial dedicado a sus gentes y a su historia, ha proporcionado un valioso material que ha sido recopilado dando lugar a este libro que estoy prologando. Atarfe posee un legado histórico trascendental, arraigado en las raíces más profundas de ese crisol de culturas y civilizaciones que ha vivido España y Granada, el cual se ha ido transcribiendo en las páginas de este periódico dando fuerza a nuestra razón de ser, como medio de comunicación local comprometido con nuestra provincia.

Y en este punto, merece la pena destacar la labor divulgadora del municipio que ha coordinado durante estos años José Enrique Granados. Atarfeño ante todo y sobre todo, José Enrique y su familia están vinculados desde hace décadas al periódico, y han sido su “cara” en el municipio a cualquier hora del día o de la noche, yendo en esa dedicación mucho más allá de su papel de distribuidores y corresponsales administrativos. Del mimo con el que José Enrique prepara cada año el suplemento no puede desprenderse más que un producto de calidad, como cada año atestiguan quienes tienen el placer de leerlo.

Hemos escrito parte de la historia de Atarfe, nos queda mucho por descubrir, por transmitir a nuestros lectores. Pero sobre todo queda por escribir el futuro, un futuro prometedor, del que IDEAL levantará acta y cuyos protagonistas serán los atarfeños y quienes habiten esta ciudad. Hay motivos para sentirse orgullosos y esperanzados.

Prólogo editado por Corporación de Medios de Andalucía y el Ayuntamiento de Atarfe, coordinado por José Enrique Granados y tiene por nombre «Atarfe en el papel»

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