Las mujeres suelen prepararse a conciencia (y con mucha ilusión) para los nueve meses de embarazo y el parto, pero en general tiende a olvidarse una de las etapas más importantes de una nueva maternidad: la que viene justo después. Es habitual que las madres primerizas vayan a clases de preparación al parto, lean un montón de libros sobre las etapas de la gestación, se metan en todos los foros de maternidad que encuentren para calmar sus inquietudes e incluso vean unos cuantos vídeos sobre el alumbramiento, pero lo habitual es que no tengan mucha información sobre lo que pasa una vez se da a luz. Y no nos referimos al cuidado del bebé.

El postparto o puerperio es el periodo que va desde el final del parto hasta que los cambios que la madre ha experimentado durante el embarazo se revierten de forma más o menos completa; es decir, hasta que vuelve a un estado físico similar al que tenía antes. El embarazo y el parto puede ser experiencias maravillosas, pero también muy duras para el cuerpo. No es extraño, por tanto, que queden secuelas físicas, y no precisamente agradables. “Lo más habitual es la distención de la musculatura del abdomen, la diástasis abdominal (rotura de los tejidos en la línea alba) y una disminución del tono de la musculatura del suelo pélvico. Existen más secuelas en función de cómo se desarrolló el parto. Si ha sido un parto instrumentalizado pueden surgir patologías como prolapsos, incontinencia urinaria y molestias en el suelo pélvico”, explica Carlos Castillo, fundador y director del estudio de bienestar y entrenamiento personal Feel Fit Madrid. Y esto sumado al baile hormonal y a la montaña rusa de emociones que se producen tras dar a luz.

Por ello la recuperación postnatal a menudo no es sencilla ni se limita a la famosa cuarentena. No existe un tiempo determinado, ya que cada mujer es diferente, la recuperación dependerá de cómo haya sido el parto”, explica Castillo.  La buena noticia es que se pueden hacer muchas cosas para que esa recuperación sea más fácil y rápida. Lo ideal es que la preparación empiece con el embarazo. El pilates, por ejemplo, es un entrenamiento que ayuda a las madres a prepararse física y mentalmente para la gestación, el parto y el postparto. “Si es posible, recomendamos trabajar de manera individual y con los aparatos originales del Método Pilates. Una embarazada puede realizar la casi totalidad de los ejercicios, aunque estos se irán modificando en función de la capacidad física, el tiempo de gestación y las necesidades específicas de cada mujer”.

En su estudio dividen el entrenamiento en tres fases (no coincidentes con los trimestres del embarazo). En la primera (semana 12 a semana 25), los ejercicios se centran en aumentar la capacidad física y la fuerza de los músculos que más carga van a soportar durante toda la gestación. Estos grupos musculares se encuentran en el abdomen, la espalda y las piernas. “Ganar fuerza de forma rápida nos ayudará a prevenir el lumbago, la ciática o la inflamación de piernas, que son problemas habituales en el embarazo”. En la segunda fase (semana 26 a la semana 34) se continúa fortaleciendo el core, pero ahora poniendo más atención sobre los músculos implicados en el momento del parto. En ese momento empiezan a trabajar de forma específica el suelo pélvico, utilizando el Método TAD (Transición a la Actividad Deportiva), un entrenamiento diseñado para reforzar la musculatura abdominal y del suelo pélvico. “El periné soporta durante todo el embarazo muchísima presión y peso. Trabajando con este método evitamos que se debilite, previniendo los problemas de incontinencia urinaria que ocurren al final del embarazo”. Por último, en la tercera fase (desde la semana 34), el objetivo es mantener el estado físico y realizar ejercicios o técnicas para enfrentar las distintas situaciones que pueden surgir el día del parto. “Aquí entrenamos algunos ejercicios y trucos que ayudarán durante la dilatación y el trabajo de parto, prestando también atención a la respiración que, utilizada de forma correcta, es una inestimable aliada el día del parto”.

Después de dar a luz, Ríos recomienda trabajar la zona abdominal con el Método Hipopresivo, contraindicado durante el embarazo, pero muy recomendable tras el parto. “Este método ayuda a la mujer a recuperar el tono muscular del abdomen y el suelo pélvico e incluso reducir la cintura entre 4 y 6 centímetros en solo dos meses. Los múltiples beneficios de los hipopresivos pueden hacer que la mujer esté recuperada aproximadamente entre cinco o seis meses después del parto”. Es también muy útil para tratar la incontinencia urinaria, uno de los grandes secretos de embarazadas y madres recientes (y no tan recientes). “La mayoría de las veces es un indicativo de una falta de tono en la musculatura del suelo pélvico. Si no se hace una correcta recuperación postparto, la incontinencia puede aparecer incluso durante los cuatro o seis años posteriores al parto”. La combinación de los métodos Hipopresivo y TAD, explica Ríos, permiten abordar “de forma eficaz los problemas de incontinencia, aunque en ocasiones pueden existir otros problemas de fondo que exigen hacer un abordaje desde la fisioterapia de suelo pélvico con técnicas manuales e instrumentales”.

Recuperar la vida sexual tras el parto es otro de los obstáculos con los que las nuevas madres se pueden encontrar. Que la mujer vuelva a sentirse cómoda en su piel y su cuerpo la hará más receptiva al sexo, pero a veces el problema no es solo de ganas. “En ocasiones, durante el parto se producen desgarros o se realizan episiotomías. Las cicatrices de estas producen muchas veces molestias a la hora de tener relaciones, y son las principales y más frecuentes afectaciones a la salud sexual después del parto. Cuando esto sucede, lo mejor es acudir a un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico que realizará una evaluación y un abordaje del problema. Otro de los problemas frecuentes es que la musculatura del suelo pélvico se queda muy debilitada o la vagina no cierra del todo, algo que debería suceder entre la semana 8 y 10 después del parto. Esto trae como consecuencia una disminución del placer sexual para la pareja, aunque en mayor medida afecta a la mujer. En estos casos concretos, trabajar con el método hipopresivo nada más se reciba el alta médica, ayudará a fortalecer de forma rápida y segura la musculatura perineal y favorecerá el cierre de la vagina”.

 Silvia Ocaña

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