Industria lleva retraso en presentar la orden con las ayudas para implantar en decenas de empresas el proyecto piloto de reducción horaria que pactó hace más de un año con Errejón

El debate en torno a reducir la jornada laboral en España a 32 horas semanales se ha reavivado después del acuerdo logrado en el Gobierno de coalición belga para introducir en la reforma laboral una medida que permita a los empleados concentrar las horas de trabajo en cuatro días. Bélgica no pretende, al menos por el momento, recortar la jornada, pero sí dar al trabajador la posibilidad de alargar el horario una o dos horas diarias para poder disfrutar de tres días de descanso. Incluso otra de las opciones que el asalariado tendrá a su disposición –de salir adelante esta propuesta– es la de trabajar menos durante una semana y compensarlo con más tiempo en la siguiente.

Pero el Gobierno español sí tiene pendiente ya desde hace más de un año cumplir con el compromiso que adquirió con Más País de poner en marcha un proyecto piloto de reducción de jornada laboral a 32 horas sin ningún tipo de rebaja salarial. Tras el acuerdo alcanzado con el partido de Íñigo Errejón en enero de 2021, la idea era que ya el año pasado se hubiera implantado en unas 200 empresas ese recorte horario, pero el Ejecutivo ha ido retrasando su aplicación. No obstante, se dará ya un paso importante para su reactivación el próximo mes de marzo, cuando está previsto que el Ministerio de Industria publique la orden con las ayudas para la implantación del programa piloto al que se destinaron 10 millones de euros en los Presupuestos de 2022, según explicaron a este periódico fuentes de Más País.

Una vez que el Ejecutivo saque esta convocatoria, las compañías que así lo deseen podrán apuntarse libremente a participar y recibirán una subvención para compensar los gastos que se deriven por la reducción de jornada de sus trabajadores, ya sea para contratar a nuevo personal, para la formación de la plantilla o para la adquisición de nuevas máquinas o materiales informáticos, según recoge el borrador de propuesta para las ayudas que el pasado octubre envió a Industria Más País. El objetivo de este partido es seguir trabajando en leyes con incentivos para reducir jornadas y llegar a tramitarlo en el Congreso. Por eso, Errejón, que criticó a Bélgica por ir «por el camino contrario», pidió al Gobierno «que no arrastre los pies, que se atreva a encabezarlo porque fuimos de los primeros países de Europa en encabezar la discusión y a ver si ahora vamos a llegar nosotros tarde».

Desde el Ministerio de Trabajo se mostraron partidarios a hablar sobre este tema y defendieron una nueva ley de usos del tiempo de trabajo en la que habrá bolsas de horas para que los empleados se puedan organizar mejor. La patronal, por su parte, descarta hacer cualquier tipo de valoración sobre la iniciativa del Gobierno belga puesto que no está en la mesa de negociación y no han podido debatirlo internamente. Sin embargo, no salieron al paso para rechazar esta medida como sí hicieron cuando saltó a la palestra la reducción de jornada a cuatro días.

«No mejora la calidad de vida»

Los sindicatos sí se manifestaron en contra de concentrar las horas, ya que esta propuesta ni va por el «camino adecuado» ni sirve para mejorar la conciliación laboral ni la calidad de vida de los trabajadores. Al contrario, alertaron sobre los efectos perniciosos que puede tener sobre la salud tanto física como mental de los empleados, por el hecho de dedicar 10 horas diarias a la actividad laboral. No obstante, sí valoraron que gracias a esta decisión se vuelva a hablar del tema y el hecho de que suponga un primer paso hacia el objetivo final: trabajar menos horas.

Muy crítico con la medida que quiere impulsar Bélgica se mostró Carlos Gutiérrez, secretario confederal de Estudios y Formación Sindical de CC OO, quien considera que «reducir la jornada laboral a 4 días de 10 horas no compensa, no mejora la calidad de vida y en ningún caso favorece la conciliación». Para Gutiérrez, esta medida no tiene en cuenta los importantes impactos negativos que puede tener sobre la vida de los trabajadores. «Hay que tener cuidado con estas cosas y hacerlo lo mejor posible», precisa.

En esta línea, Mari Carmen Barrera, secretaria de Políticas Europeas de UGT, resaltó que «no es la medida que nosotros querríamos, por supuesto, pero desde luego sí nos viene bien a nuestros propósitos, porque el debate está ya sobre la mesa». Barrera sí celebró que una de las razones que da el primer ministro belga es que esta medida facilitará que los trabajadores belgas accedan a los nuevos puestos de la digitalización a través de la formación, precisamente uno de los argumentos que expone también UGT para esa reducción de jornada.

«Es un primer paso para abrir el debate. Es la hora de una mayor calidad en el trabajo de las personas trabajadoras y la mayor productividad que se alcanzará por la digitalización tiene que repartirse entre los trabajadores», apostó Barrera, quien precisamente la semana pasada mantuvo una ronda de reuniones con todos los grupos parlamentarios en Bruselas con el objetivo de incorporar la iniciativa del sindicato de reducir la jornada laboral a 32 horas semanales a la agenda del Parlamento Europeo para el próximo trimestre. Y la valoración que encontró -precisó- es buena y, de hecho, han extraído algunos «compromisos» con el arco progresista que confía en que se materialicen en los próximos meses con nuevas iniciativas. «Hay margen de trabajo. Es una medida que está ya en el debate y se está abriendo paso», explicó a este periódico.

Desde UGT consideran que a nivel europeo «estamos en un momento clave» puesto que se están abordando en paralelo dos importantes transiciones: la transición digital y la transición hacía una economía descarbonizada, sostenible y más justa. Ambas transiciones -resaltaron- van a impactar en el empleo de una forma muy importante y es por eso que consideran que es el momento de abrir el debate de la reducción de jornada laboral, pues incorporarla a estos cambios «puede suponer grandes beneficios para los trabajadores relacionados con la conciliación, la igualdad, el reparto del trabajo, la salud… y sobre todo reforzará el pilar europeo de derechos sociales».

LUCÍA PALACIOS

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