¿Qué es el sistema Swift para la comunicación entre bancos?

La Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales (Swift) permite hacer transferencias internacionales seguras desde 1977

La Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales (Swift, por sus siglas en inglés) es una organización cooperativa internacional que ofrece una plataforma de mensajería financiera a su comunidad de usuarios. Así, permite realizar transferencias internacionales de forma segura. Está en manos de sus accionistas, integrados en 3.500 agencias que eligen a la junta directiva de la asociación. Esta es asesorada por una serie de comités y vigilada por los bancos centrales del G10 y el Banco Central Europeo.

La principal red de comunicaciones financieras

En Bélgica, 239 bancos de quince países fundaron Swift en 1973 con el objetivo de crear un sistema de pagos transfronterizos para impulsar el comercio y las finanzas internacionales. Cuando empezó a funcionar en 1977, ya duplicaba el número de instituciones conectadas. Pronto sustituyó al sistema de telegrafía Télex hasta convertirse en el principal sistema de comunicaciones financieras. En 1983 incluyó a los primeros bancos centrales, lo que reforzó su posición y expansión mundial. En los años noventa se adaptó a las nuevas tecnologías, como internet, con las que aumentó su efectividad y llegó a transmitir tres millones de mensajes al día en 1996. Ahora enlaza sin interrupciones unas 11.000 entidades financieras y corporativas en más de doscientos países.

Swift creó una red de telecomunicaciones mundial, mediada por un lenguaje común y un proceso de datos estandarizados. De esa forma facilitó las transferencias interbancarias entre clientes y de grandes archivos, con intercambios claros y automatizados, que aceleraron, recortaron gastos y mitigaron riesgos en el proceso. Para ello, estableció códigos identificadores, como el BIC, una serie alfanumérica de ocho u once dígitos atribuida a cada entidad de crédito. Además de fijar normas de comunicación, Swift presta servicios que facilitan la integración, la identificación y el análisis para prevenir los delitos financieros.

Swift acata las sanciones internacionales 

Swift se declara neutral ya que opera para el beneficio colectivo y global, por lo que no tiene autoridad para decidir sobre sanciones internacionales. Sin embargo, al estar bajo la ley de Bélgica y, por tanto, de la Unión Europea, cumple con su régimen de sanciones. De esta forma, Occidente ha utilizado Swift como forma de disuasión.

La primera vez que Swift rompió su neutralidad fue en 2012, cuando Estados Unidos y la UE impusieron sanciones económicas contra Irán para que detuviese el enriquecimiento de uranio con la intención de fabricar armas nucleares. Entonces, el Consejo de la Unión Europea decidió por unanimidad, requerida para este tipo de medidas, desconectar a una lista de bancos iraníes. Swift acató esta decisión como una acción multilateral que pretendía presionar a Teherán para retomar las negociaciones sobre el acuerdo nuclear.

Como consecuencia, Irán perdió el 30% de su comercio exterior y la mitad de sus ingresos por la exportación de petróleo, a pesar de que la redirigió hacia China. Tras aprobar el acuerdo nuclear, los bancos iraníes fueron reconectados en 2016. Pero cuando Estados Unidos abandonó el acuerdo en 2017, impuso nuevas sanciones a Irán y presionó para que fuese de nuevo suspendido del sistema. Aunque contradecía a la postura europea, Swift decidió bloquear en 2018 a los bancos iraníes, alegando que protegería la estabilidad e integridad del sistema financiero mundial. No obstante, evitaron mencionar las sanciones estadounidenses. 

Otros aliados y un sistema propio: Rusia ante la amenaza de suspensión 

Cuando Rusia se anexionó la península ucraniana de Crimea en 2014, el paquete de sanciones económicas contemplaba excluirla de Swift. Aunque al final se descartó, Moscú estudió la amenaza, pronosticando que su PIB caería un 5%, y desarrolló su propio sistema de pagos, el SPFS, que conecta en su mayoría a entidades rusas. Así, Rusia ha intentado disminuir su dependencia ante futuras sanciones mediante una alternativa que en 2021 ya conectaba a más de veinte bancos de Bielorrusia, Armenia y Kirguistán.

Sin embargo, la invasión de Ucrania en 2022 convirtió a Rusia en el segundo país expulsado de Swift. Desde los primeros ataques, la Unión Europea trabajó en paquetes de sanciones económicas contra el sistema financiero, la industria tecnológica y la élite económica de Rusia. Pese a las dudas iniciales por las consecuencias para la economía europea, al final aprobó una desconexión parcial para mantener el pago de hidrocarburos. Esto dañará la capacidad de los bancos seleccionados para operar globalmente, pero los movimientos financieros internos podrían asegurarse con el SPFS, que saldría reforzado si suma nuevos usuarios. Además, Rusia podría recurrir al sistema chino CBIBPS, con el que ya ha planteado integrarse.

FOTO: Logo oficial de la organización Swift.
 
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