«Diario de Granada y Antonio Muñoz Molina: 40 años de periodismo y unas Jornadas» por Alberto Granados

El día 6 de mayo de 1982 apareció en esta ciudad un nuevo periódico, Diario de Granada, que pretendió hacer un periodismo distinto al de Ideal, vinculado al grupo Prensa Católica. Este último, junto a Patria, vinculado a los restos del Movimiento Nacional, eran los únicos medios escritos de la provincia.

Si a nivel nacional El País o Diario16 consiguieron en 1976 hacer un periodismo alejado de las lacras del franquismo en torno al concepto cambio, los gestores del nuevo periódico creyeron que la experiencia podría tener éxito en Granada. Tras un período de gestación y, especialmente, de búsqueda de financiación, que recayó fundamentalmente en militantes del PSOE, el periódico estuvo en los kioscos en la fecha señalada, hoy hace 40 años, precedido por un cuadernillo en que se hablaba de la intención del proyecto (Nacemos con la primavera, rezaba un titular con ecos lisboetas, parisinos o de la remota Praga), la plantilla, las instalaciones y talleres, etc. Su primer director fue Antonio Checa Godoy, rápidamente sustituido por Antonio Ramos Espejo.

          En la redacción estaban nombres hoy gloriosos del periodismo local, que hace cuarenta años eran jóvenes promesas y hoy son jubilados, algo consustancial con el tiempo transcurrido.  Como no quiero ser injusto con las omisiones, me remito a la nómina reflejada en la foto fundacional, que recoge nombres como Alfredo Martínez, Francisco López Barrios, José Luis Masegosa  Requena, Antonio Checa  Godoy, Antonio Ramos Espejo, Francisco Vigueras, Rafael Villegas, Pepe Garrido, Eduardo Castro Maldonado (con el tiempo colaborador de El País), Javier Tortosa, Emilio Utrabo, Francisco Romacho, Fernando Guijarro  Arcas, Gloria Fernández y Francisco Terrón. Después se les unió otro colaborador de El País: Alejandro Víctor García. Todos pusieron su ilusión juvenil, su determinación y, desde luego, mucha carne en ese asador periodístico.

          Sin menoscabo de los demás redactores y colaboradores, quiero poner el énfasis en una circunstancia concreta: un desconocido lleno de sueños literarios se atrevió a hablar con el director con la idea de convertirse en columnista del periódico. El director le aceptó el reto y el entonces desconocido Antonio Muñoz Molina surgió como una firma que sorprendió a todos por la calidad de sus textos. Su serie El Robinson urbano nos deslumbró desde las mismas páginas del diario, meses antes de convertirse en ese mágico libro homónimo.

Diario de Granada aguantó escasamente cuatro años, pues al llegar al domingo día 16 de febrero de 1986, echó el cierre definitivamente. Era el número 1.177 (en realidad hubo varios errores de seriación, por lo que deben contarse algunas entregas más) y en la portada y en la tercera aparecía un artículo del director, A. Ramos Espejo, con título lorquiano: Si me muero, dejad el balcón abierto. Ante el cierre de nuestro periódico, en que lamentaba el cierre por motivos básicamente económicos. 

          Han pasado cuarenta años. Toda una vida, que nos ha convertido a todos, también a los lectores de aquel periódico, en jubilados más o menos activos. En el caso de Muñoz Molina, estos cuarenta años suponen el cambio de ser un funcionario municipal desconocido a uno de nuestros escritores más consolidados e internacionales.

          Llevo tiempo recopilando sus colaboraciones periodísticas. El periodismo de Muñoz Molina se ha convertido en mi ocupación principal y a medida que avanzo descubro que es casi inabarcable, lleno siempre de matices y de excelencias ideológicas y literarias. 

Por eso, en Granada, la ciudad en que empezaron a cristalizar sus sueños literarios y su reconocimiento público, he organizado unas Jornadas destinadas a rememorar el impacto de aquel periódico y a analizar la figura de Muñoz Molina, cuyo prestigio fue creciendo desde el ámbito local hasta el plano internacional.

Las Jornadas se encuadran en la agenda de una de las instituciones culturales más prestigiosas y antiguas de la ciudad: el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, que ha contado con socios muy notables, como los hermanos Federico y Francisco García Lorca, por mencionar un simple ejemplo. En un salón del Centro presentó Muñoz Molina su libro El Robinson urbano, en diciembre de 1984. En ese mismo salón hizo de presentador de un poemario de su amigo José Gutiérrez y participó en una lectura de textos de la poeta granadina Elena Martín Vivaldi. Y por una de esas carambolas de la vida, desde hace unos años la institución está presidida por una mujer, Celia Correa Góngora, con la que el autor compartió despacho en el área de Cultura del ayuntamiento granadino. Todos estos azares me han llevado a proponer a dicha institución, y no a otra de las disponibles, la celebración de unas jornadas sobre la doble aparición del periódico y del autor. La directiva del CALC, siempre sensible a este tipo de circunstancias, me dio luz verde y preparé un borrador que le hice llegar a Antonio Muñoz Molina. Su respuesta fue inmediata: ese programa le había despertado la nostalgia y deseaba participar. De esta forma, se le añadió una sesión inaugural en la que daría una conferencia, en principio por definir.

Finalmente, el programa definitivo, con cuatro sesiones, ha quedado así:

1) Martes, 10/05/2022: Jornada inaugural, en el maravilloso entorno del auditorio del palacio de Carlos V a las 20,00 h. Tras las palabras protocolarias de la presidenta del CALC y las mías, en calidad de coordinador de las Jornadas, Antonio Muñoz Molina pronunciará una conferencia titulada Granada, mayo de 1982: el principio de todo.

2) Miércoles, 11/05/2022, a las 20:00 h. y en el Centro Artístico habrá una mesa redonda sobre “El Diario de Granada”, con la intervención de los periodistas Antonio Arenas, Eduardo Castro, Andrés Cárdenas y Alejandro Víctor García. Eduardo y Alejandro nos contarán la génesis del periódico y los entresijos de la redacción, Cárdenas nos contará su visión desde el periódico Ideal y Arenas, que fue corresponsal, nos contará su impresión visto el diario desde lo que ahora llamamos la España vaciada.

3) Jueves, 12/05/2022, también en el Centro Artístico y a las 20,00 h. seré yo el conferenciante con una exposición a la que he llamado Granada y Antonio Muños Molina: una relación de enamorados, en que pretendo recorrer los cuarenta años entre la ciudad y el autor, llena de momentos dulces, pero también de situaciones desagradables y tensas, como puede ocurrir en cualquier pareja.

Y 4) Viernes, 13/05/2022, igualmente en el Centro Artístico y a las 20,00 h. Habrá una nueva mesa redonda sobre el tema: “El columnismo literario de Antonio Muñoz Molina”, en la que intervendrán los profesores Pablo Alcázar, Juan Mata y Antonio Chicharro, que se ocuparán de los aspectos filológicos de la obra de Muñoz Molina, detras lo cual, la presidenta del CALC clausurará las Jornadas.

          Muñoz Molina ha escrito periodismo literario desde aquella lejana fecha, en medios locales al principio, hasta que Diario16, ABC o El País le abrieron sus puertas y lo consolidaron como uno de los columnistas más reputados, tanto dentro como fuera de España. He registrado más de 2.000 columnas suyas y solo ahora comprendo que recopilarlas todas es una tarea casi imposible. Nada más en El País, su principal medio, lleva escritas, según mis registros, casi 1.500 columnas en series que van desde Las apariencias hasta la dilatada Ida y Vuelta. Por encima de del dato aritmético sobresale la calidad literaria, la coherencia de pensamiento, el sentido ético que impregna sus textos.

          Entiendo que el objetivo de estas actividades es recordar al añorado Diario de Granada, homenajear a quienes lo hicieron posible, reconocer públicamente su dignísimo intento de hacer un periodismo democrático en una ciudad tan conservadora y rutinaria como Granada y al mismo tiempo demostrarle a Antonio Muñoz Molina que, por encima de algunos encontronazos, de algunas desafecciones puntuales, de algunas maledicencias gratuitas, es una persona y un personaje que cuenta con el respeto, la admiración y el afecto de una inmensa mayoría de granadinos. No resultará difícil conseguir ambos objetivos.

          Sirva esta anotación de invitación pública con las consabidas restricciones de la limitación de aforo y del obligatorio uso de la mascarilla por razones evidentes.

Alberto Granados

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