La explicación de por qué solo las mujeres están incluidas en la Ley de Violencia de Género

La violencia machista ha pasado de ser algo exclusivo del ámbito privado a formar parte del debate público. No obstante, a pesar de que la sociedad cada vez está más concienciada con este problema, es un tema que siempre es fruto de controversia.

Las cifras de mujeres asesinadas en España van aumentando a un ritmo vertiginoso, pero nunca faltan las voces contrarias que tratan de equiparar estas muertes con las denuncias falsas por malos tratos, que sin duda hay que erradicar, pero que corresponden solo el 0,018% de las interpuestas. A estoy hay que sumar la polémica generada por las propuestas del partido Ciudadanos en materia de Igualdad, en concreto por la medida que pretende modificar la Ley de Violencia de Género para incluir en ella los delitos de violencia doméstica, quitando el agravante penal por violencia de género.

Son muchos los que aplauden esta decisión porque creen que la violencia no tiene género. Sin embargo, está comprobado que no es así y que las mujeres son víctimas de un problema enquistado en la estructura social.

violence against women

Fuente: @PalomboArtist

¿QUÉ ES LA VIOLENCIA MACHISTA?
La violencia machista es aquella violencia que se ejerce contra las mujeres por razón de género. Es, por tanto, una problemática social que tiene como base el sistema patriarcal presente desde los inicios de la Historia y que defiende la superioridad del varón frente a la mujer, considerado el ‘sexo débil’.

¿CUÁL ES LA CAUSA?
La causa principal de la violencia machista es el patriarcado, un sistema que se basa en la supremacía de los hombres sobre las mujeres. Por ello, un hombre se siente con el derecho y el poder de maltratar a una mujer por el simple hecho de ser mujer. La violencia de género es una forma de perpetuar una relación de poder, un ejercicio de dominación.

POR TANTO, ¿QUIÉNES SON LAS VÍCTIMAS?
Las víctimas de la violencia machista son las mujeres. Las féminas son las que han estado oprimidas por el patriarcado, las que han sido discriminadas por su condición de mujeres, las que han sufrido -y sufren- abusos y violencia por ser consideradas inferiores.

PERO, ¿Y LOS HOMBRES?
Los hombres no son víctimas de la violencia machista. Esto no quiere decir que no haya mujeres que maltraten a sus parejas masculinas, pero NO por una cuestión de género. Que no se incluya elmaltrato hacia los varones en la Ley de Violencia de Género no es un sinónimo de que los hombres estén desprotegidos, pues el maltrato hacia los hombres debe condenarse dura y contundentemente, pero lógicamente no se puede enmarcar en una ley específica para unos delitos concretos que son los que se producen por razón de género. De la misma forma, los delitos de odio contra personas de otra raza o causados por la xenofobia también deben distinguirse de los homicidios comunes, pues el racismo y la xenofobia -al igual que el género- son agravantes de un tipo de violencia concreto que precisa de medidas específicas.

“Da igual de quién provenga, la violencia es violencia”: ERROR. No da igual. La violencia hay que condenarla provenga de quién provenga, eso es cierto, pero no de la misma forma. Para eliminar el machismo y desmontar el patriarcado se necesitan medidas concretas, que comienzan en la educación y pasan por la protección de las víctimas y las condenas. Lo mismo sucede con los delitos por razones como el racismo o la homofobia: precisan soluciones determinadas para poder atajar el problema de forma eficaz.

No obstante, me gustaría concluir con la clara explicación sobre violencia machista que ofreció Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida, en el debate electoral a 9 emitido en TVE:

“La violencia machista es machista porque, evidentemente, se inscribe en un sistema que es el patriarcado en el que hay una opresión del hombre hacia la mujer que no es solo física, sino que puede ser sexual, psicológica e incluso está inscrita en el propio lenguaje. Este tipo de cuestiones están inscritas dentro de un elemento cultural que es el patriarcado y, por lo tanto, tenemos que hacer un proceso que reconozca para empezar que hay una opresión de la mujer por parte del hombre. Y si no partimos de ahí, entonces evidentemente no se estará de acuerdo con la discriminación positiva, pero yo sí estoy de acuerdo con la discriminación positiva porque partimos de una desigualdad que se produce a todos los niveles y que hay que elaborar una cultura de la sostenibilidad de la vida, una cultura feminista y del propio planeta desde pequeños”.

 

 

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