SOBRE GRANADA, EL FIP Y LA INVERSIÓN EN CULTURA por Remedios Sanchez

En estos días en que tengo algo más de tiempo (esencialmente porque me he tomado mi primera semana de vacaciones en muchos años) he tenido la oportunidad de reflexionar sobre lo que significa hacer cultura en Granada. He recordado lo que supone EntreRíos, desde que la fundamos en 2004, liderada por Mariluz Escribano y en el esfuerzo para convertirla en referencia internacional, gracias al sacrificio perpetuo de tocar puertas, eso que Mariluz llamaba practicar “la orden mendicante” y que, para la cultura, es tarea a perpetuidad. En ello vamos a seguir porque en unas semanas volveré a tocar la puerta del Ayuntamiento, a ver si se abre.

 

Pero, especialmente, he pensado en el Festival Internacional de Poesía de Granada. Han pasado cinco ediciones (no cuento el aciago 2020) desde que me corresponsabilicé con Daniel Rodríguez Moya tras la marcha de Fernando Valverde a EE. UU; en este tiempo hemos mantenido el espíritu iniciático del FIP: 1) traer a Granada a los mejores escritores del mundo y convertirlos en embajadores de lujo de nuestra ciudad y de nuestra provincia; y, 2) facilitar, con la gratuidad de los actos hasta completar aforo, que cualquier persona que quisiera pudiera asistir. En un quinquenio hemos logrado que nos visiten dos premios Nobel (Coetzee y Aleixievich, en el año de la guerra contra Ucrania), cuatro Pulitzer, tres Goncourt, dos Herder, dos premios Cervantes, Reina Sofía, han acudido casi todos los Premios Nacionales y de la Crítica (alguno nos hemos reservado para este año) músicos prestigiosos hemos entremezclado autores consagrados con otros que empiezan,… tantos nombres imprescindibles que pierdo la cuenta porque son más de 400 de 17 nacionalidades sólo en cinco ediciones. Y siempre con aforo completo, tanto como para añadir la retransmisión en streaming desde 2021 haciendo un sacrificio muy importante.

 

Vamos a las cifras: el streaming de 2021 suma 25.900 personas conectadas y, el de 2022, 47.014. Total de público en 2021, 34.500 personas; total de público en 2022, 57275 (el público presente, como evidencian las fotos superó todas las expectativas todos los aforos). Y ahora que he dado los datos, llego al asunto: ¿Qué supone el FIP (o EntreRíos distribuida en todo el mundo y difundida desde 2004 a través de los Institutos Cervantes y las más prestigiosas universidades) para la imagen de la “marca” Granada? ¿Y para esa Capitalidad Cultural 2031 por la que -teóricamente- estamos luchando? (que nadie me diga lo contrario porque llevo asistiendo a las reuniones de las cinco de la tarde de la comisión consistorial desde que se creó…) ¿Cuál es la Granada que queremos mostrar al mundo dado que no somos una provincia más sino que somos la ciudad de las tres culturas, la patria de Ibn al Jatib, Ibn Tibón o de Lorca?

 

Soy consciente de la responsabilidad que asumí al aceptar organizar uno de los eventos literarios más importantes del mundo en Granada y me lo tomo muy en serio. Procuramos que cada céntimo esté bien invertido –y a ser posible en pequeñas empresas granadinas- y que tenga un retorno en visibilidad. Sin presunción puedo decir que las grandes figuras de la poesía reciben con entusiasmo nuestras invitaciones porque saben cómo los vamos a tratar. Ahora, por fin, el día 5 de agosto se aprueban los nuevos presupuestos municipales y quiero confiar en que, quien corresponda, habrá tomado buena nota del esfuerzo en este quinquenio. Porque nuestra misión voluntarista es hacer el mejor festival de poesía que seamos capaces; desde Granada, gratuitamente para los granadinos (somos una asociación), pero también para el resto de amantes de la literatura de todo el mundo. La gran tarea de los/las 27 concejales/as que votarán este viernes es, en mi opinión, primordial: marcar el rumbo de Granada desde la conciencia de que hay esfuerzos que resultan indispensables para ofrecer a la ciudadanía la más alta calidad en los eventos que aquí organizamos -en nuestro caso, en lo cultural de carácter literario- y para lograr que Granada sea reconocida internacionalmente, con o sin nombramiento en 2031, como la gran capital de la cultura. En eso creo que todos coincidiremos y, para lograrlo, es imprescindible ampliar sustancialmente el presupuesto del Área de Cultura porque lo necesitamos. No en 2024, ni en 2025. Ahora.

 

Por tanto, que nadie confunda el discreto silencio esperanzado de estos meses con un conformismo resignado. En absoluto, porque significaría hacer dejación del granadinismo independiente y activo (o combativo, como cada cual prefiera) que aprendí a ejercer durante veinte años con Mariluz y que voy a continuar desde esta “orden mendicante”. Y, ahora, como dirían en Twitter, abro hilo. A todo esto, feliz dos de agosto.