«MUÑOZ MOLINA. Ida y vuelta: Una serie liquidada» por Alberto Granados
El suplemento de humanidades de El País, Babelia, insertó el sábado 29 de octubre una nota en que nos hacía saber que, debido a una redistribución de las columnas periodísticas de los medios vinculados al periódico, Antonio Muñoz Molina abandona su colaboración semanal en el suplemento, para incorporarse a la sección de Opinión los sábados a partir del próximo día 5 de noviembre.
Se liquida así su serie más larga, “Ida y vuelta”. Muñoz Molina, que tiene una sección fija en distintos lugares del periódico desde 1990, salvo algunos períodos, publicó su primer artículo de esta serie el 27 de octubre de 2007 y se ha prolongado hasta 2022, 15 años en cartel con un total de 730 textos.
Setecientos treinta artículos y 15 años no llegan a batir un record en el campo periodístico, pero suponen todo un corpus considerable. Son años que el autor pasa entre Madrid, Nueva York y, más recientemente, Lisboa. Es posible que el epígrafe “Ida y vuelta” tenga su origen en el mundo del flamenco. Los cantes de ida y vuelta, de los que se ha ocupado más de una vez, eran aquellos que, originados en España, cruzaban al continente americano donde adquirían una impronta diferente que dio origen a nuevos palos (la guajira, la colombiana o la vidala, por ejemplo). Tal vez, el autor sintió que su columnismo se enriquecía con esa doble vida y esa influencia de sus continuas idas y vueltas de un continente a otro. Es, al menos, mi hipótesis.
La serie contiene materiales muy diversos, de los que solo voy a enumerar sucintamente algunas categorías
Antonio Muñoz Molina en 2007 (Imagen sin amención de autoría de El País
ACTORES: Fernando Fernán Gómez, al que en otros artículos ha dedicado elogios y muestras de afecto.
CIUDADES: Cartagena de Indias, Praga, Memphis, Madrid , Varsovia, Lisboa, Turín
COMPOSITORES E INTÉRPRETES DE MÚSICA: Frederic Mompou Javier Perianes, Falla, Tete Montoliu, Daniel Baremboim…
ESCRITORES: Marsé, Coetzeé, Alberti, Malcolm Lowry, Bellow, Philip Roth, García Márquez, Raymond Carver, Verne, Proust, Galdós, Idea Vilariño, Vidiadhar Surajprasad Naipaul…
EXPOSICIONES: El retrato moderno en España (1906-1936) en la Academia de Bellas Artes San Fernando; Colección Abelló en el Thysen; ‘Ed van der Elsken’. Sala Bárbara de Braganza de la Fundación Mapfre; Juan Muñoz: a retrospective está abierta en la Tate Modern de Londres;
FOTÓGRAFOS: Alfonso, Masats, Català-Roca, Centelles, Cristina García Rodero…
PINTORES: Leiro, Goya, Juan Gris, Sorolla, Nicolas Poussin, Ignacio Zuloaga, Rubens…
Habría que añadir su visión de personajes con los que ha coincidido, varias decenas de libros que ha leído y le han producido cierta inquietud, la situación política nacional y mundial, visión personal de algunos políticos, algunas películas y series, etc.
Se trata de un conjunto disperso y variado que siempre ofrece la magia de su prosa. Sin embargo, la serie en su conjunto me parece la más impersonal, la menos comprometida de toda su producción periodística. No encuentro en estos artículos la capacidad onírica del universo de Robinson, Apolodoro o el capitán Nemo, ni el lirismo de Escrito en un instante, uno de sus libros más desconocidos, pese a su incontestable calidad. Mucho menos, la crítica social de sus series Travesías, Las apariencias o La vida por delante, o La máquina del tiempo (en XLSemanal) ni el rabioso mordente que puso en las columnas de La huerta del Edén. Son Muñoz Molina, pero otro Muñoz Molina.
Antonio Muñoz Molina en 2022 . Imagen sin mención de autoría tomada de Ethic
De nuevo debo recurrir a una hipótesis para explicar el exceso de visión personalísima de la mayor parte de los artículos de esta serie: Ida y vuelta coincide con el regreso del columnista de su bienio al frente del Instituto Cervantes en Nueva York, responsabilidad que asumió por amistad con el entonces director del Instituto y posteriormente ministro de Cultura del gobierno de Rodríguez Zapatero, César Antonio Molina. La aceptación del nombramiento fue criticada por algunos sectores y, tras el cese o dimisión (se había comprometido para ejercer dos años) tal vez necesitara hacer un periodismo menos comprometido, menos cuestionable, lo que no significa en ningún caso de menor calidad. Y ahí están, siempre según mi interpretación, las causas de su apagamiento, de su menor virulencia crítica. De todas formas, hay tres campos de nuestra sociedad que hacen al autor reencontrarse con su arrojo acusatorio de siempre: el independentismo catalán y sus mentiras, el ascenso de la corriente conservadora neoliberal, especialmente centrado en Donald Trump, en Bolsonaro y en el Madrid de Díaz Ayuso, y la aparición de la pandemia de Covid-19. Estos tres campos temáticos nos devuelven al Muñoz Molina crítico, beligerante y comprometido al que no me interesa renunciar.
Con todo, algunos de sus artículos de esta serie son verdaderamente antológicos (Dueños del mundo —Babelia n. 1.452, 21/09/2019—) es un fulminante alegato en contra del sistema neoliberal; Defender la cordura, Babelia n. 1.350 (07/10/2017) y En Francoland (Babelia n. 1.351 -14/10/2017-) explican irónicamente los delirios independentistas de Cataluña; Presente de indicativo –Babelia n. 1.480 -04/04/2020-), Querido Calleja (Babelia n. 1.483 -25/04/2020-) exponen su punto de vista sobre el confinamiento y la muerte provocados por la pandemia del coronavirus.
En unos años en que nuestro esquema vital se está resquebrajando, necesitamos la lucidez de sus artículos y su compromiso. No nos basta con que nos reseñe libros que quizás no vamos a leer o que nos cuente sus impresiones sobre exposiciones de pintura, escultura o fotografía que no están a nuestro alcance. En mi opinión, la serie Ida y vuelta está amortizada, incluso teniendo la calidad periodística inherente a su prosa. Terminada la serie, queda esperar lo que desde el sábado próximo nos traiga El País. Tengo mucha curiosidad sobre título, posición en el periódico, nombre de la nueva serie, extensión de cada título y, especialmente, el posicionamiento ideológico. Toca esperar.
Alberto Granados
FOTO: EL PAIS