ElL PROFESOR ANTONIO RODRIGUEZ GÓMEZ» por José Enrique Granados
El 17 de diciembre , leí con consternación en Granada Hoy, la noticia de la muerte de Antonio Rodríguez Gómez, catedrático de Lengua Castellana y Literatura que, durante algún tiempo, ya lejano, fue profesor en el instituto Ilíberis.
Hoy es un día, en el que debemos poner en valor la inestimable labor que “El Gitano” como así se le conocía entre el alumnado, realizó en aquellas generaciones a las que les dio clase.
Cuando él llegó al instituto, yo ya me había marchado, pero mantuve una relación bastante fluida pues fue uno de los colaboradores más prolíficos que tuve mientras fui coordinador del suplemento de fiestas que durante más de 30 años publicó IDEAL.
Gracias a su labor divulgadora conocimos a Abu Isac de Elvira, el escritor atarfeño, más antiguo, del que se tienen noticias. “Tenía la piel color ceniza, los ojos perdidos entre los rugosos párpados aún conservaban el brillo árabe, la respiración dificultosa pugnaba entre sus costillas como un pajarillo y la boca desdentada se movía convulsivamente. Su vieja metafísica de alfaquí había sido sustituida por la verdad insobornable de la naturaleza la verdad de la higuera que cada otoño le ofrecía sus frutos y las cabras que se reproducían tenazmente para asegurarle su sustento”. “Abu Isaac de Elvira era, sobre todo, un eximio poeta, editado y comentado en mezquitas y círculos literarios de Granada, Fez, Rabat y Damasco. La fama de su diwan, compuesto por treinta y cinco piezas perduró hasta el siglo XV.”
Coetáneo de Abu Isac fue Al- Sumaysir otro elvirense ilustre muy en desacuerdo con la política de Badis ibn Habus, el tercero de los reyes ziríes, de admitir en la corte a bereberes, a cristianos o a judíos y del que Antonio también escribió.Conocimos a Sauwar al-Muharibi y Said ibn Yudí dos de los gobernadores de Medina Ilbira con más relevancia a lo largo de los casi tres siglos en que la ciudad fue capital de la provincia o cora de Ilbira, entre los años 864 y 1010.
Antonio también nos aproximó al esplendor literario de Elvira durante el siglo X. Para el autor la importancia de Elvira radica en la sorprendente cantidad de escritores oriundos de la ciudad y la variedad de su producción que la convirtieron en escuela de alfaquíes, juristas y gramáticos famosos, centro de interés cultural para Al-Ándalus y todo el ámbito islámico y vivero agitado de vida intelectual.
La literatura de Abu Yafar estudiante docto, experto en gramática y en lengua árabe, poeta ingenioso y procaz fue otro de los autores árabes a los que Rodríguez Gómez dedicó uno de sus artículos de investigación.
Rodríguez Gómez nos acercó a los romances que transmitieron las luchas que se produjeron a lo largo del siglo XV entre los castellanos y los nazaríes. “Ninguna otra guerra ha dejado más y más bellos testimonios literarios que la guerra de Granada, especialmente a través de los romances. Dos romances famosos en la historia de la literatura española han dejado testimonio de la participación de Atarfe en la historia común de todos los pueblos: los romances de Abenamar y del moro Tarfe”. O a la presencia del Cid en Atarfe en una de las numerosas campañas que los reyes castellanos mantuvieron en la Vega de Granada. Ocurrió en marzo de 1091, y así lo documentan la «Historia Roderici», la «Crónica de 1344» y la «Crónica de Veinte Reyes».
O ese Álvaro de Tarfe personaje ilustre que aparece en el Quijote; o Manuel de Tarfe personaje que, con mayor o menor protagonismo, aparece en siete novelas de Galdós pertenecientes a los Episodios Nacionales: O’Donnell, Alta Tettaunen, Carlos VI en La Rápita, La vuelta al mundo en la Numancia, Prim, La de los tristes destinos y España Trágica. Pérez Galdós lo describe como «un tanto diablesco, rebosante de ingenio y de gracia (…). Era rubio, de azules ojos, simpático y de hablar expedito y donoso. Rico por su casa, Tarfe quería lucir en el terreno político y no carecía de bien fundadas ambiciones. Ya era diputado, y con la protección de O’Donnell sería todo lo que quisiese. Su frivolidad y los hábitos de ocio elegante en los altos círculos, o en los pasatiempos y deportes andaluces (pues esta doble naturaleza era en él característica), se iban corrigiendo con el trato de personas elegantes (…). Algunos le tenían por cuco y veían en sus jactanciosas actitudes, dentro de las dos naturalezas, un medio de abrirse camino en la política».
Hay pueblos que no tienen nombres ni fechas que conmemoren su participación en la Historia. Otros, más afortunados, disfrutan del privilegio de haber sido testigo de numerosos acontecimientos históricos; éste es el caso de Atarfe. Su nombre aparece relacionado con Cervantes, Lope de Vega, Pérez Galdós, etc.
Gran parte de estos artículos se encuentran compendiados en el libro “Atarfe en el papel”, así que podéis disfrutar de ellos.
Gracias Antonio, por habernos enseñado todo esto. Atarfe, está en deuda contigo.
En la fotografía, en la presentación de una de sus obras, dedicada a Pedro Antonio de Alarcón.
Gacetilla y curiosidades elvirenses
FOTO: GRANADA HOY