RAÚL PÉREZ-JIMÉNEZ el Atarfeño que ‘revive’ bacterias con millones de años para curar enfermedades genéticas
El investigador atarfeño Raúl Pérez-Jiménez es coautor del prestigioso trabajo que «abre nuevas vías para la edición genética»
Un paso más para que las enfermedades de origen genético se puedan curar. Han resucitado ancestros de la herramienta de edición genética Crispr de hace 2.600 millones de años. Lo ha hecho un grupo de investigación internacional y el estudio evidencia cómo crear nuevos sistemas de edición genética con moléculas que ya no existen. El coautor de la investigación es Raúl Pérez-Jiménez, lidera el grupo de Nanobiotecnología de NanoGune en San Sebastián y es de Atarfe.
El atarfeño lleva años estudiando la evolución de las proteínas desde el origen de la vida hasta nuestros días. Él es modesto a la hora de calificar el hallazgo porque cuando se trata de enfermedades le gusta medir las palabras, pero supone una gran aportación para abordar las enfermedades cuyo origen está en mutaciones genéticas. Hay investigadores que están trabajando en albinismo, ELA o enfermedades cardiacas. «Estamos hablando de más de 6.000 enfermedades, no es poca cosa», apostilla Pérez-Jiménez.
El hallazgo podría mejorar el diagnóstico y el tratamiento del cáncer, la diabetes o la ELA
Hace años que los investigadores buscan microbios en lo más profundo de los océanos, en los volcanes, en la Antártida y en todo tipo de escenarios para mejorar las técnicas de edición genética. En el proyecto, dirigido por el investigador de CIC NanoGune Rául Pérez-Jiménez, han revisado la historia y han dado con la clave. No ha buscado en escenarios, ha abierto el túnel del tiempo. En este trabajo participan equipos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad de Alicante, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer), el Hospital Ramón y Cajal-Irycis y otras instituciones estatales e internacionales.
Para comprender lo que se ha alcanzado, Pérez-Jiménez aclara qué es el sistema Crispr. «Se puede corregir y editar el gen con este sistema», describe. En la nota de prensa del centro de investigación se concreta que el acrónimo Crispr es el nombre de unas secuencias repetitivas presentes en el ADN de bacterias y arqueas (organismos procariotas). Entre las repeticiones, estos microorganismos albergan fragmentos de material genético de virus que han infectado a sus antepasados, lo que les permiten reconocer si se repite la infección y defenderse cortando el ADN de los invasores mediante proteínas Cas asociadas a estas repeticiones.
Se trata de un mecanismo (sistema Crispr-Cas) de defensa antiviral. Esta habilidad de reconocimiento de secuencias de ADN es la base de su utilidad, como si de unas tijeras moleculares se tratase. La tecnología Crispr-Cas permite hoy en día cortar y pegar trozos de material genético en cualquier célula, lo cual hace posible su utilización para editar el ADN. Lo define Pérez-Jiménez, el nuevo sistema que están analizando, como una «navaja suiza», porque lo tiene todo.
Los investigadores han creado nuevos sistemas Crispr usando estas proteínas ancestrales y se las han inyectado a células. Lo han calificado como un viaje en el tiempo llevado a cabo por medio de técnicas bioinformáticas. Han realizado la reconstrucción informática de las secuencias Crispr ancestrales, las ha sintetizado, y han estudiado y confirmado su funcionalidad.
Estos investigadores han creado nuevos sistemas Crispr. Han descubierto cómo la presión selectiva de los virus se ha ido puliendo y se ha especializado para saber qué material se debe destruir y cuál no. Los científicos han visto como en los sistemas ancestrales algunas de las restricciones desaparecen, lo que les confiere una mayor versatilidad para nuevas aplicaciones en esa edición genética.
En la nota de prensa Ylenia Jabalera, investigadora del proyecto en NanoGune en el País Vasco también, sostiene que «este logro científico hace posible disponer de herramientas de edición genética con propiedades distintas a las actuales, mucho más flexibles, lo cual abre nuevas vías en la manipulación de ADN y tratamiento de enfermedades tales como ELA, cáncer, diabetes, o incluso como herramienta de diagnóstico de enfermedades». Ylenia Jabalera es de Guadix. Estas líneas encierran bien el avance que supone esta investigación para abordar estas enfermedades.
Corregir, poder manipular para quitar lo malo y poder curar. Ese es el objetivo al fin y al cabo: curar. La prestigiosa revista científica ‘Nature Microbiology’ ha dado a conocer los resultados de esta investigación que, en opinión del equipo investigador, «abre nuevas vías para la edición genética».
Atarfe y Granada
En ese equipo está el atarfeño Raúl Pérez-Jiménez, como se ha indicado, y atiende a este periódico al otro lado de la línea telefónica. Continúan con esta investigación tan esperanzadora. Lo hará ahora desde Bilbao. Desde el día 1 de enero trabaja en el CIC BioGune. Estudió la licenciatura de Químicas en la Universidad de Granada (UGR) y se doctoró en la universidad de su tierra. Después tuvo que hacer la maleta. Durante ocho años estuvo en la Universidad de Columbia en Nueva York. Después volvió a España, a San Sebastián, donde ha estado diez años.
Ha intentado volver a Granada, pero es complicado porque en la Universidad no se ofrecen plazas de investigación solamente, están ligadas a la docencia, la cual es difícil acceder cuando se está tiempo fuera. Para ello, haría falta que Andalucía «replicase el sistema implementado por el Gobierno Vasco mediante la Fundación Ikerbasque y los centros de investigación e la red vasca, los cuales atraen talento basándose en la calidad de la investigación», apunta.
https://www.ideal.es/granada/granadino-revive-bacterias-20230117180936-nt.html