Cinco mandamientos que (mal)educan a las mujeres ( PARTE 4) NO DECIDIRÁS

No decidirás

“De haberme casado, ya sería madre de por lo menos tres hijos, mi esposo me habría golpeado a mí y a ellos, y luego me habría dejado”, Aaradhya, India.

“Él cree que las niñas no deben estudiar, y que es mejor que vivan en casa de su esposo”. Así describe Aaradhya (nombre ficticio), que tiene 20 años y vive en Bombay, India, a su padrastro, que está empeñado en casarla desde que cumplió los 14. “Pero yo tengo otros planes. Quiero completar mis estudios universitarios, hacer un máster y convertirme en una trabajadora social fuerte e independiente”, sostiene, vigorosa, la joven, que hace unos meses se mudó a una casa de acogida. Lleva años huyendo, entre otras cosas, del matrimonio infantil, una de las injusticias más dramáticas de las sociedades en las que se priva a las mujeres de decidir.

“Desde que terminé décimo curso [14-15 años], mi padrastro lleva a potenciales novios a casa siempre que puede”, expone Aaradhya. “No podía soportar más la situación, también porque no hay día que mi padrastro no golpee, maltrate o amenace a mi madre, y el año pasado los dejé, a ellos y a mis dos hermanas y hermano pequeños, e ingresé en el centro Udaan. Un lugar seguro para mí donde puedo vivir una vida independiente”, dice, claramente agradecida. Con su familia, vivía en el Barrio de las Luces Rojas, conocido por la prostitución, pues su madre es víctima de la trata.

Aaradhya es muy consciente de su “suerte” al haber podido decidir sobre su vida. Las cifras del matrimonio infantil dan escalofríos: 12 millones de niñas se casan cada año en el mundo. Es decir, 23 cada minuto, según Girls Not Brides, la Asociación Mundial para Acabar con el Matrimonio Infantil. “En nuestra cultura, una niña debe casarse a los 12, 13 o 14 años. Debe casarse, tener hijos y cuidar de la familia”, lamenta la joven. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) calcula que una de cada cinco niñas está casada o en pareja antes de cumplir los 18 años. En los países menos desarrollados, esta cifra se duplica, con el 36% de las niñas enlazadas antes de la mayoría de edad y el 10% emparejadas antes de cumplir los 15.

Una bangladesí de 14 años posa, sentada junto a amigos y vecinos, en el día de su boda.
Una bangladesí de 14 años posa, sentada junto a amigos y vecinos, en el día de su boda.SOPA Images (SOPA Images/LightRocket via Gett)

Estas niñas, que se convierten en esposas —y madres— demasiado pronto, son más vulnerables a sufrir violencia sexual, a experimentar complicaciones en el embarazo y el parto (principal causa de mortalidad de las niñas de 15 a 18 años en los países en desarrollo), y a contraer VIH, según Girls Not Brides. Además, cuando una niña se casa, a menudo se espera que abandone la escuela para ocuparse del hogar, los hijos y la familia. “De haberme casado, ya sería madre de por lo menos tres hijos, mi esposo me habría golpeado a mí y a ellos, y luego me habría dejado. Y como no tendría ni dinero ni educación, terminaría en el mismo barrio que mi madre, siendo víctima de la trata”, sintetiza Aaradhya, estremecida solo de imaginarse la que podría haber sido su vida de no haberse topado con la ONG Sonrisas de Bombay. A su madre, cuenta, la casaron con siete años con su padre, que la golpeaba y la torturaba. Después la dejó, y ella se trasladó de Calcuta a Bombay, donde no le quedó más remedio que recurrir a la prostitución. Allí conoció a su padrastro, al que no deja, aunque también la maltrata, por la seguridad de sus hijos.

El matrimonio infantil, aclaran desde Equality Now, ONG que aboga por la protección y promoción de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, tiene su origen en una arraigada desigualdad de género y el bajo valor dado a las niñas, una situación que se ve agravada por la pobreza, la falta de educación y la inseguridad. “Las chicas tenemos el mismo derecho a tener sueños al igual que todas las demás personas del mundo. No pueden matar nuestros sueños como si nada”, objeta Aaradhya, que ahora está realizando sus estudios superiores en el Colegio Wilson, una de las universidades más antiguas de la India.

“¿Qué cuáles son mis ambiciones? Quiero cambiar mi futuro y el de mi familia, y estoy dispuesta a trabajar duro para ello. Quiero completar mi educación para ser una buena trabajadora social. Quiero ayudar a otras chicas como yo, que están desamparadas y quieren estudiar. Quiero mostrarle a mi familia que las niñas pueden hacer cualquier cosa, que no hay nada que una chica no pueda hacer”.

POR LUCÍA FORASTER GARRIGA

FOTO: CINTAS ARRIBAS

https://elpais.com/planeta-futuro/2023-03-07/cinco-mandamientos-que-maleducan-a-las-mujeres.html?prm=ep-app-articulo

Créditos

Textos: Patricia R. Blanco, Beatriz Lecumberri, Alejandra Agudo, Lucía Foraster Garriga y Paula Herrera.
Coordinación: Ana Carbajosa y Patricia R. Blanco.
Ilustraciones Cinta Arribas
Diseño: Ana Fernández
Dirección de arte: Fernando Hernández
Desarrollo: Alejandro Gallardo
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