Viva la Pepa!, gritaban los gaditanos y razones para vitorearla no le faltaban.
 
El 19 de marzo de 1812 se promulgó la primera constitución española. Las cortes reunidas en Cádiz aprobaron uno de los textos más liberales de Europa a principios del siglo XIX, un texto que hablaba de libertad, de división de poderes, de soberanía nacional y de manera muy especial, de educación.
 
En estos tiempos que vivimos donde las mentiras y las medias verdades arrasan y donde la demagogia y la manipulación están a la orden del día, pienso en esa Constitución ( hoy obsoleta en algunas cuestiones) y en el capítulo en el que definía   la educación, la cual debía de ser pública, universal, gratuita, uniforme y libre. 
 
Me apena la certeza de saber  que este país hubiera sido diferente si la educación hubiera sido universal desde hace más de 200 años, pero la educación y la cultura nunca han interesado lo suficiente a los gobernantes, siempre han sido la última prioridad, lo que se dejaba para después, lo que no reportaba beneficios económicos, lo que todos dicen valorar y lo que nadie sabe defender.
 
Un pueblo instruido y culto es un pueblo libre que no se deja manipular ni engañar, por eso quienes están aupados en el peldaño más alto prefieren pueblos ignorantes  a los que manejar que pueblos cultos con los que dialogar, razonar, critica
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