«YOLANDA Y EL FUEGO AMIGO» por Remedios Sánchez

DVD 1131 (06-11-22) Acto de cierre de la Universidad de Otono de Podemos. En el Teatro Coliseum, Madrid. (I-D) El dirigente de Die Linke alemán Janis Ehling El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias; la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra; la ministra de Igualdad, Irene Montero; el cofundador de Podemos; Juan Carlos Monedero; y la diputada del Parlamento Europeo, Idoia Villanueva, en el acto de de la 'Uni de otoño' en el Teatro Coliseum, a 6 de noviembre de 2022, en Madrid (España). Podemos finaliza la celebración de su 'Uni de Otoño', uno de los principales foros ideológicos de la formación, en el que, a parte de desplegar foros de debate de militancia, aprovecha para presentar los candidatos para las elecciones autonómicas y municipales del año que viene, elegidos mediante primarias internas. La 'Uni de otoño' reúne a los principales dirigentes de la organización e invita a miembros de otras formaciones y sociedad civil. La reivindicación de su identidad y el papel de Podemos dentro de la izquierda conservadora será una de las constantes en el evento. 06 NOVIEMBRE 2022;UNI OTOÑO;PODEMOS;ACTO POLÍTICO;POLITICA ESPAÑOLA A. Pérez Meca / Europa Press 06/11/2022

Ya avisaba Andreotti, parafraseando a Churchill, que en la vida hay que distinguir entre amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido

No han hecho falta ni veinticuatro horas desde el anuncio del acuerdo de gobierno entre PSOE y Podemos para demostrar que lo de Sumar  tiene que ver más con restar o dividir que otra cosa, sobre todo si se atienden a las declaraciones de Pablo Iglesias, que se resiste a dejar que sea  su sucesora la que tome las decisiones dentro de la multi-coalición/avispero de intereses múltiples que es el partido de Yolanda Díaz.

Ya avisaba Andreotti, parafraseando a Churchill, que en la vida hay que distinguir entre amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido. Los adversarios están siempre en la bancada de enfrente y los enemigos, que normalmente suelen coincidir con los compañeros de partido, justamente detrás, como protegiéndote la espalda, pero prestos a clavar el estilete veneciano llegado el momento preciso y sin que se les mueva un músculo de la cara.

El problema empieza cuando al líder/lideresa de turno se le olvidan estas cosas primordiales y se cree que lo naturalmente asumido es que los flashes y los focos vayan todos hacia su persona con el cariño fraternal de sus colegas; pero es la clave para la supervivencia en la selva del poder está en conocerse bien las reglas del juego y en no perder de vista la ley de la gravedad: que todo lo que sube acaba por bajar y no siempre a la misma velocidad. Sobre todo cuando lo que está en juego son sillones, sueldos y coches oficiales, que por lo visto enganchan mucho al personal.

Yolanda Díaz vive en una perpetua cruzada con Podemos casi desde el mismo día que quiso coger el timón  (de verdad, saltándose el paripé que tenía planeado Pablo Iglesias, mandamás en la sombra o sombra de un mandamás, que en su caso ha acabado por ser lo mismo) del Titanic morado y otras señoras afines al amado líder caído en desgracia por la fuerza de los votos entraron en pánico viendo que la rubia gallega las podía mandar al paro con viento fresco.

Me refiero, claro, a las de siempre: Montero, Belarra, Rodriguez Pam y adláteres, personajes más plausibles de formar parte de una telenovela turca que de un Consejo de Ministros, aunque sea made in Spain.

Y ahora que se avecina el combate final, que ya tienen pie y medio fuera de las prebendas, se están alcanzando los mayores niveles de estulticia política jamás vistos, esas rabietas que antaño se guardaban en los armarios de los partidos serios pero que hoy son carne de rueda de prensa, de entrevista o de comunicado a los medios. No se dan cuanta del daño que hacen, no ya a sus propios grupos, sino a la imagen global que tiene la ciudadanía media de la política nacional donde sólo Pedro Sánchez parece haberse estudiando de memoria ‘El príncipe’ de Maquiavelo o ‘El arte de la guerra’ de Sun Tzu para aplicarlos concienzudamente y con deleitoso esmero.

Es decir, que en el apéndice de Sumar que es Podemos, como en casi todos sitios, sobra ambición y falta inteligencia estratégica, esa capacidad para valorar la conveniencia de hacerse el muerto cuando la batalla está objetivamente perdida. Porque Yolanda Díaz tendrá problemas para explicarse sobre la supresión de los vuelos cortos, pero lo que tiene meridianamente claro es que ella viajará en Falcon al precio que sea.

Foto: Olmo Calvo

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