«Apuntes del Atarfe de 1732» por Mari Carmen Cabrera Martel

En este artículo vamos a transcribir algunos apuntes relacionados con Atarfe, publicados por Francisco Fernández Navarrete en su libro “Cielo y suelo granadinos (1732), transcrito por F. Antonio Gil Albarracin en 1997.

De las condiciones del cielo elemental de Granada

…… Pero no hay duda que esto sería peor y más dañoso si hubiera subsistido la siembra de arroces que unos valencianos entablaron en los llanos del Atarfe, Pinos, Santa Fe y cercanías del Soto, convidados de la copia de agua y sitio declive; y con efecto con la retención y putrefacción de aguas que pide esta semilla, se empezó a sentir tanto daño en la salud de aquellos cercanos pueblos que se hubo de prohibir por autoridad pública y mandar enjugar las lagunas y recoger el agua en madres que hoy en día se ven. Verdad es que aunque concurriera esta causa con las que quedan dichas nunca este daño sería mucho, ni frecuente, o porque raras veces hay calma en aquellos parajes o porque aunque haya alguna, antes de difundirse el daño, entran a tiempo de cortarle los vientos nortes.

Del fundamento o subterráneo de Granada

Conviene a la integridad de la Historia natural el describir el subterráneo fundamento de Granada, pues siendo en orden a conocer, capitular y filosofar sobre sus mutaciones y productos no se debe omitir esta parte como una de sus causas más permanentes y precisas….. Las fuentes prueban la existencia de los lagos subterráneos o hidrofilacios más o menos distantes y de los canales o acueductos. Quieren en esta parte los filósofos que estos próximos lagos o estanques estén incluidos en el corazón de las montañas próximas. Granada está en todas partes cercada de cumbres y todas deben de encerrar abundantes hidrofilácios.

En la Sierra de Elvira hay un sitio desde donde se oye distintamente el ruido de un río que se despeña dentro de la montaña. Y es de suerte que ha pocos años que una persona muy curiosa gastó algunos reales en procurar abrir puerta por donde aquella agua saliese para beneficio de aquellas próximas tierras, bien que no lo consiguió porque dio en gruesa y durísima peña y desistió del intento. Es congruente que el abismo grande que tiene comunicación con el océano por larguísimos canales y anfractos (sic) se comunica el agua a los lagos subterráneos (en cuyo camino se deja la sal) y de ellos se distribuye a las fuentes, siendo también éstos como unos depósitos de las grandes lluvias.

Los baños calientes de esta comarca acreditan la existencia de los hornos o pirofilacios de fuego subterráneo, no causal, ni dependiente de causas accidentarias, sino perenne y estable, pues duran lo que el mundo. Esto es preciso que tengan un pábulo indeficiente (que es lo más fácil) o incombustible (si puede serlo y ser pábulo) y oportuna transpiración y organización. No falta quien diga que el concurso de agua, marte y azufre resulta sin fuego el calor de los baños. Apunto esta sentencia y no la sigo. No creo que esto podía bastar para la perpetuidad, ni hay para que excusar en esto la existencia de fuegos subterráneos, que por otra parte está tan averiguada.

El pábulo en el corazón del globo no puede faltar, siendo succos (sic) y betunes de internas y pingues tierras y minerales cocidos, espesados y fundidos por el mismo fuego y que perpetuamente concurren a él. Los respiraderos de estos hornos son unas rimas o canales larguísimos que salen a las bóvedas aéreas o aerofilacios subterráneos donde se acaba de extinguir el calor, sirviendo por toda ella a la vaporización subterránea, cocción de los metales y minerales. Estas bóvedas o aerofilacios tienen dos efectos que salen a la superficie del globo que son los terremotos pequeños (porque los grandes los causan los volcanes y pirofilacios) y las fuentes calientes. La química da a entender como es preciso que los techos y paredes de estas bóvedas aéreas por la continua efumación (sic) de los hornos, que queman azufres, betunes y minerales estén llenas sulfúreas, sublimadas de ellos; de la superficie de la tierra después de las lluvias baja mucho salitre hasta instilar en las mismas bóvedas o conductos. Si se llevan minero de hierro tienen bastante para encenderse allá dentro, como si fuese pólvora y con súbita rarefacción y detonación sacudir y conmover la tierra; y esta es una causa de los terremotos leves. Digo leves porque consisten en flores y materias tenues y no en mucha cantidad; y aunque parece pudiera bastar a levantar y arruinar la superficie no lo hace por las respiraciones de las mismas canales a otras bóvedas y concavidades que reciben y enfrenan la súbita expansión del aire cansada en la misma distancia.

Siendo muchas veces por razón de estas bóvedas aéreas, por cuyo suelo pasan arroyos subterráneos o hay lagos o hidrofilacios dichos, que sí allí salió o respiró por alguna rima o cavidad el aire y vapor violentamente atenuado en el terremoto éste, comprimiendo violentamente el agua, hace salir de madre las fuentes, verterse afuera el agua de los pozos y otros efectos semejantes. Tal causa hubo el citado año de 1702, el día 23 de diciembre, en que el Tiber salió violentamente de madre e inundó a Roma.

Habrá cosa de 20 años que ví esto palpable. Pasando por el Baño de la Sierra de Elvira (que es una gruta de muchos estados de profundidad, antes de encontrar el agua) acababa de suceder un terremoto; y el agua no sólo había subido violentísimamente, pero sus espumas habían salpicado gran trecho del campo y toda la casa de hospedería que está inmediata. “Fue horroroso fenómeno para un abogado de la Chancillería que a este tiempo había bajado al baño y experimentó tan horrendo fracaso. Pero habiéndole Dios conservado la vida en la pronta violencia del borbotón, subió cuando no lo esperaban desnudo y el más propio retrato de Adán recién echado del Paraíso”.

Sobre estos supuestos séame lícito formar una hipótesis del subterráneo de Granada. No porque me atreva a decir que así esté, sino tomando el ejemplar del gran Cartesio, porque me parece que así fuese, sucederían como hoy suceden los productos, meteoros o mutaciones dichas…..

Está en una profundidad más cercana al centro que a la superficie de la tierra el abismo grande de las aguas, por el cual se comunican y circulan las del universo, sorbiéndolas por el polo Arcaico y vomitándolas por el Antártico. De este abismo salen distintos canales o diversos hidrofilacios o lagos y de cada uno de estos salen otros menores que suelen terminar en otros particulares hidrofilacios por el corazón de las montañas, que cercan a Granada, y éstos abastecen las fuentes.

En un lugar más alto y correspondiente al sitio de la ciudad está un grande horno o pirofilacio de fuego perenne y eterna sucesión de pábulos, que basta a animar toda esta subterránea provincia…… De uno y otro ramo de los canales ígneos o que nacen del gran horno, salen transversales otros dos menores y más tortuosos, por los cuales entra en dos particulares hidrofilacios, dándoles un moderado y blando calor, y produce como a igual distancia como de dos leguas y media de Granada, los baños templados de la Sierra de Elvira y de la Malá; y otro tercer ramo algo más capaz y con más calor se alarga a la parte de allá a la Alpujarra y produce los Baños de las Guardas Viejas……. 

Sierras de Elvira, Parapanda y sus dependencias, con las occidentales desde Loxa hasta Almuñecar

…..Los límites de estas sierras, que quedan cortadas por el río Genil y alcanzan hasta el barrio de San Francisco de Loxa, es preciso que nos dejen volver atrás siete leguas adonde se nos queda la Sierra de Elvira, como islada (sic) e independiente de las dichas, célebre por su nombre, por sus antigüedades y sus baños, que está colocada entre la ciudad de Granada y Moclín. Tiene al oriente la sierra de Cogollos y el camino de Jaén y Madrid, al occidente a Pinos de la Puente y el Soto de Roma, al norte las sierras de Moclín y Colomera y al mediodía la Vega de Granada y los llanos del Atarfe. Quien quisiere ver las antigüedades de esta sierra y su etimología, lea a nuestro Pedraza y hallará deshecha y convencida la fábula de haber sido allí la antigua y célebre Illiberia.

Esta es moderna impostura de envidiosos de esta ciudad que, con esto, intentaron obscurecer a Granada, la gloria del municipal honor y del Concilio Illiberitano, pero el referido autor, con irrefragables testimonios convence los débiles y cortos de quién inventó este delirio. Dio colorido a él la equivocación de la ciudad antiquísima de Iberia (que fue aquí) fundación de Ibero y anterior a la venida de los Cartaginenses y Fenices.

Tiene legua y media de largo y aún no una de ancho. Es tierra estéril y peñascosa, tiene buenas canteras de piedra jabaluna, baños y algunas fuentes, como se dirá adelante.

De los baños de Sierra de Elvira

A la parte occidental de Granada, casi a la misma distancia, a media legua del lugar del Atarfe, a la falda de la Sierra de Elvira están estos baños, sobre el camino de Pinos. En la boca de una peña empieza una gruta como un pozo, a que se baja por una ruda escalera con dos descansos, y en ellos dos cuevas o estancias a los lados, todo picado en la peña, que el de abajo podía servir de estufa, si el calor del agua bastase a sudar. En el fondo se ve penetrar el monte por ocho o diez varas una tosca nave que es el baño. Su profundidad al principio es poca, pero en el medio es inaveriguable. Bañándome yo allí con D. Bartolomé Badarán, del Consejo de Hacienda, superintendente y corregidor de Granada, la medimos con una cuerda de 32 brazas y al cabo una grande piedra y nos encontramos el fondo, si que a lo último pesaba tanto que nos pareció haber alguna corriente o gran sumidero de aquellos hidrofilacios. El agua a la luz de vela es clarísima, su temple tibio y, no obstante, a poca diligencia hace sudar. Parece nitro-sulfúrea, aluminosa.

Este baño en su virtud es policresto. Corrige toda intemperie, como el de Lamalá. Su energía particular es para empeines, sarna, herpes y afectos cutáneos, pero úsense con debidas cautelas y prevenciones, no siempre sin ellas se pueden curar, vg, los herpes. Algunos se los han dejado allí y han sacado un buen tabardillo. Lo especial de este baño es par los dolores gálico reumáticos no muy grandes. Por el de un brazo que hasta para firmar le impedía, llevé allá a Badarán y a 12 baños vino bueno.

Artículo editado por Corporación de Medios de Andalucía y el Ayuntamiento de Atarfe, coordinado por José Enrique Granados y tiene por nombre «Atarfe en el papel» de IDEAL

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