«LAS TRES GRACIAS» por Alberto Granados
J. Humbert, en su ”Mitología griega y romana” (Editorial G. Gili, Méjico D. F., 1978), al referirse a las tres Gracias, dice:
“Las habituales compañeras de Venus y Cupido son las tres Gracias: Aglae, Talía y Eufrosina. Jóvenes, hermosas y modestas, con los cabellos prendidos con negligencia; se dan las manos como si se prepararan para la danza, o levantan un brazo por encima del hombro y la cabeza mientras que el otro igualmente colocado va a unirse con la mano de la Gracia próxima. Las Gracias presiden las acciones buenas, el reconocimiento y todo lo que el mundo puede ofrecer de agradable, dulce y atractivo. No solamente dispensan a los hombres la amabilidad, la jovialidad, un humor benigno y otras cualidades que constituyen el encanto de la vida, sino también la liberalidad, la elocuencia y la sabiduría. Algunas veces aparecen representadas en medio de los sátiros más feos, para indicar que no se puede juzgar a una persona sólo por las apariencias, y que los defectos del rostro se modifican por las cualidades del espíritu y del corazón”.
Por su parte, el “Diccionario de la Mitología Clásica” (FALCÓN MARTÍNEZ, C. y otros, Madrid, Alianza Editorial, 1980) se refiere a ellas como las Cárites, de las que dice:
“Según la versión más difundida, de Eurínome, hija de Océano y Tetis, y de Zeus son hijas Las Cárites, hermosas jóvenes a las que se acostumbraba a representar en número de tres, desnudas y cogidas por el hombro. En una variante secundaria de la leyenda aparecen, pasó embargo, como hijas de Leto. Antiguas diosas de la vegetación —frecuentemente confundidas con las Horas— al parecer pasan con el tiempo a ser asociadas a la belleza, el arte y actividades del espíritu en general. En Roma son invocadas bajo el nombre de Gracias.
Ellas tejieron el velo de Harmonía, acompañan a diosas, cantan o danzan en los banquetes de los dioses etc.
Sus nombres suelen ser Áglaye, Eufrósine y Talía, aunque en ocasiones se habla también de Pasítea; Homero, sin embargo, cita a Cárite, en singular, como hija de Hefesto”.
El complejo y legendario mundo de los mitos es, por definición, confuso y sujeto a más de una versión, pero lo que parece indiscutible es que su función festiva y la belleza de estas tres diosas menores las ha convertido en un motivo artístico largamente repetido en la historia de la pintura y la escultura, como prueba la galería que os propongo a continuación (por orden alfabético del autor, cuando he conseguido encontrarlo).
Antoni Pixot, 1997
Antonio Canova
Antonio Paoletti
Carle Van Loo, 1763
Carlos Ruiz Herrera
César Santos, 2009
Claudia Coca, 2004
Cristina Vergano “Demoiselles, 2009”
Darío Ortiz Robledo
Edward Burne-Jones, 1890
Eleazar
Emile Vernon
Frederick Paul Thumann
Fresco encontrado en un dormitorio en Pompeya
George Frederic Watts
Grabado de Gustavo Doré
Hans Baldung 1547
Hans von Aachen, 1604
Javier Parada
Jean Jacques Pradier
Jean-François Janinet
Jesús Zatón
Juan Barjoa
Juan Miralles
Karl Hofer, 1945
Lucas Cranach
Manolo Gallardo
Michael Parker
Michel Simonidy
Nicolás Cordier
Periódico austriaco ONB
Pablo Ruiz Picasso
Paco Luque
Rafael Sanzio, 1501
Rafael Zabaleta
Rubens
Vidriera modernista
William Etty c 1835
Wolfgang Mattheuer. Las tres Gracias y el Minotauro, 1993.
Toda una gama de estéticas, técnicas, nombres y nacionalidades, lo que prueba la pervivencia del mito, tal vez uno de los más presentes en la plástica de todos los tiempos. Si la búsqueda se amplía a la fotografía galante, el número de imágenes crece exponencialmente: basta un fotógrafo inspirado, tres modelos desinhibidas y un paraje solitario para multiplicar las gracias de este mito, pero éste trata de ser un blog serio.