«HOMBRES QUE SE VISTEN POR LOS PIES» por Remedios Sánchez
Los argentinos tenían en estas elecciones tan sólo dos opciones para emitir el voto: susto o muerte.
Y han preferido muerte, porque la democracia implica también esto: que te maten poco a poco las ilusiones o que lo hagan de un golpe certero. Milei, aunque se sienta respuesta al populismo peronista, es mucho más populista y demagogo que todos los demás juntos (véase la campaña).
Si alguien pensó que con él se acababa el enchufismo y la corrupción lo han desmentido los primeros gestos: primero, nombrar a su hermana coordinadora del gobierno; después, subir impuestos y eliminar subsidios para la inmensidad de pobres; y, naturalmente, también ha bajado los impuestos a los ricos y a las grandes empresas a las que les va a entrega cualquier compañía financiada con capital público. Es decir, que es como un Robin Hood arrabalero y tanguista pero a la inversa, un economista de ultraderecha radicalizado a quien, para empezar, le hace falta un corte de pelo que le dé – siquiera- un mínimo de modernidad que lo aleje de los referentes del totalitarismo de los años 40 y 50.
Lo digo porque el tipo habla con sus perros muertos lo mismo que Franco guardaba la mano incorrupta de Santa Teresa en la mesilla para rogarle cuando tenía alguna duda metafísica (las físicas las arreglaba encarcelando o fusilando al personal, tal y como cuentan los libros de Historia).
Lástima que, en ninguno de los dos casos lo que afirmamos sea una metáfora: es poner negro sobre blanco lo que sucedió y lo que está sucediendo. Será por eso que Santiago Abascal, invitado del nuevo mandatario en su día de baño triunfal de multitudes, en vez de criticar al nuevo gobierno Sánchez utilizando un argumentario de persona civilizada en su papel de opositor ideológico, ha arreciado su actitud de hooligan y, para caldear más el ambiente, ha afirmado que el pueblo español debería colgar a Sánchez por los pies por el daño que le está haciendo a España.
Desconozco la sensación que estas declaraciones le causan al personal, cada vez más acostumbrado al discurso barriobajero de estos señores de aquí y de allá, pero a mi me vino rápidamente a la cabeza la imagen de
Mussolini y Petacci inertes bocabajo, un dictador y su amante asesinados por las masas. Y me ha empezado a entrar una preocupación honda ante la tardanza en rectificar de VOX (que habita el borde constitucional cada vez de forma más peligrosa) aunque haya sido para afirmar que era una metáfora. El problema es que estos señores no saben lo que implica una metáfora y progresivamente, amparándose en una retórica que no manejan, malversan el poco
prestigio que le queda ya a la clase política, donde antaño donde se podía esta en las antípodas ideológicas pero sin perderse el respeto. Y eso vale también para Díaz Ayuso o para el Ministro de Transportes Oscar Puente, aunque aquí el nivel sea más de vulgarización chulesca que de resentimiento ostensible.
Lo de Abascal o Milei entronca más, al menos metafóricamente, con el espíritu totalitario de los hombres que presumían de vestirse por los pies y se engominaban hasta el alma durante el periodo del alzamiento militar español de 1936 y la posterior dictadura. Esos mismos que condujeron España a una guerra fratricida y a cuarenta años de silencio.