Estas son las mejores alternativas al plan de pensiones
En España esta prestación es, de media, un 20% más baja que el último salario
En España, la esperanza de vida al nacer es de 83,2 años, por lo que si cumplimos con lo que la estadística espera de nosotros, alguien que hoy se jubile recién alcanzada la edad legal para hacerlo cobrará la pensión durante al menos 17. Esa pensión será, de media, un 20% más baja que el último salario percibido, una brecha que nuestro estilo de vida notará menos si contamos con recursos propios de los que echar mano.
La forma más habitual de generarlos es a través de un plan de pensiones, pero el mercado ofrece otras alternativas para ahorrar a largo plazo. «Si nos vamos a los seguros de vida , encontraremos también productos para complementar nuestra pensión. Escoger uno u otro depende de la etapa vital en que nos encontremos y de nuestro perfil ahorrador, pero es importante subrayar que la longevidad que disfrutamos hoy debe ir acompañada de una adecuada planificación financiera del ahorro tan temprana como nos sea posible», recomienda Pablo Aumente, consultor en Afi.
Plan de previsión asegurado
Los PPAs son seguros de vida con las mismas características y fiscalidad que un plan de pensiones individual, de ahí que el patrimonio acumulado sólo se pueda disponer en la jubilación o en caso de invalidez, dependencia, fallecimiento y otros supuestos excepcionales. La principal diferencia con los planes de pensiones es que tienen una rentabilidad garantizada, y por tanto unos capitales asegurados desde el inicio del contrato. Independientemente de los vaivenes del mercado, recibiremos la totalidad de lo invertido junto con el interés pactado. La pega está en que, precisamente por evitarnos sustos, su potencial de revalorización es menor que el de un plan de pensiones de renta variable.
Renta vitalicia
Permite percibir de forma periódica y hasta que fallezcamos una cantidad fija a partir de un capital –la prima– previamente aportado. «La aseguradora tiene en cuenta la edad del titular en el momento de la contratación y la que tendrá al comenzar a cobrar la renta para realizar una previsión del tiempo durante el que nos va a pagar. Con esta estimación, y en función del capital aportado, se establece la cuantía de la renta que éste percibirá en cada pago», explica el experto de Afi. «En los planes de pensiones y los PPA, si vivimos lo suficiente para agotar tanto lo aportado como los rendimientos acumulados ya no recibiremos nada. Aquí, en cambio, hablamos de un producto vitalicio, por lo que podremos superar la esperanza de vida con que la aseguradora ha hecho sus cuentas y seguir recibiendo la misma renta hasta fallecer, aunque el total cobrado llegue a superar lo aportado», matiza Aumente.
Otro factor que determina el importe de los pagos es si optamos por una renta con o sin capital de fallecimiento. Es decir, qué queremos que ocurra con el remanente del dinero invertido si morimos antes de recuperarlo todo. Si deseamos legarlo a nuestros herederos, la cuantía de los cobros será inferior que renunciando a esta opción.
Al contratarla también deberemos decidir si cerramos o no la fecha en que iniciaremos los cobros. Según lo acordado, estaremos ante una renta vitalicia diferida –si cliente y aseguradora pactan un momento concreto, generalmente al llegar la edad de jubilación– o inmediata, que nos permitiría reclamar el inicio de los pagos cuando lo deseemos.
En cuanto a su fiscalidad, sólo tributa vía IRPF un porcentaje de la renta percibida. Salvo en Navarra, donde se actualiza según cumplimos años, este porcentaje se fija en función de nuestra edad en el momento de la contratación. «La horquilla va entre el 40% de la renta percibida si lo contratamos con menos de cuarenta años y el 8% si lo hacemos ya pasados los 70», indica el experto.
La renta vitalicia se puede contratar directamente, aportando de una vez toda la prima, o a través de un plan individual de ahorro sistemático (PIAS).
PIAS
En este caso, la renta vitalicia se genera a través de las aportaciones periódicas que va realizando el titular durante un mínimo obligatorio de diez años. «Esas aportaciones van generado un rendimiento y la ventaja sobre la contratación directa entregando todo el capital de una vez es que en los PIAS hay una exención fiscal sobre los beneficios generados durante el período en el que estemos realizando aportaciones siempre que éstas no superen los 8.000 euros anuales y el capital total acumulado no exceda de los 240.000», explica Aumente.
Unit Linked
Es un seguro vinculado a una cesta de fondos de inversión en el que podemos elegir el tipo de activos que preferimos siendo conscientes de que la rentabilidad de nuestras aportaciones en este caso no está asegurada y que somos nosotros quienes asumimos todo riesgo. Hasta ahí, como un plan de pensiones clásico. La ventaja sobre éste es que aquí el capital está siempre disponible, y la desventaja, que no tendremos los mismos beneficios fiscales.
Hipoteca inversa
Aquí nos salimos de la categoría de los seguros de vida ahorro, pero también es una opción que se puede estudiar, sobre todo teniendo en cuenta que, como recuerda Aumente, «estamos en un país en el que el 70% de riqueza de los hogares está constituida por activos inmobiliarios, que generalmente son la propia residencia». Se trata de un producto financiero por el que el banco nos proporciona una renta periódica –aunque también puede ser un pago único– utilizando como aval la vivienda, que seguirá perteneciendo al titular. «Es un producto que ofrece muchas posibilidades, pero es importante comprenderlo bien y contar con un buen asesoramiento independiente antes de contratarlo»
Iratxe Bernal
https://www.ideal.es/vivir/consumo/mejores-alternativas-plan-pensiones-20240115191433-ntrc.html