25 noviembre 2024

Los españoles valoran la estabilidad en el trabajo, y reclaman mejores salarios, reducir los horarios y más conciliación.

La encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER deja pistas evidentes sobre cómo conciben los españoles el trabajo y cuáles son las políticas públicas que desean. Por decirlo de forma breve: se reclama que mejoren los salarios, se reduzca el tiempo de trabajo y se favorezca la conciliación de la vida laboral y familiar. El trabajo parece haber dejado de ser el centro de la vida de las personas. Pese a que una mayoría de ellas declara estar satisfecha con su empleo, cuando se les pregunta por sus prioridades, antes que el trabajo pone por delante cuidar su salud, especialmente su salud mental, la familia y tener tiempo para sí mismas. La mayoría de la población preferiría jubilarse antes de los 65 años y 7 de cada 10 personas están a favor de la semana laboral de 32 horas porque esto facilitaría la conciliación de la vida laboral y familiar y mejoraría la salud mental y física de los trabajadores. Hay aquí, ciertamente, un programa político bien definido para futuros planteamientos de la regulación del trabajo.

‌Aunque nos hallamos inmersos en una doble transición ecológica y digital que puede cambiarlo todo, también en el mundo laboral, y de las que la ciudadanía querría tener más información, lo que más se valora en el empleo es lo tradicional: la estabilidad y el salario, junto con poder conciliar el trabajo con la familia. Sin embargo, apuntan algunos elementos nuevos que deberían tenerse en cuenta por quienes diseñan las reglas de las relaciones laborales, como es la necesidad creciente que sienten las personas trabajadoras de gozar de mayor flexibilidad y autonomía para realizar su trabajo. Es curioso que sea esto exactamente lo mismo que más valoran las personas empleadas en las nuevas realidades laborales, como las plataformas de trabajo o el teletrabajo. Lo que indica que el sometimiento a la jerarquía, el horario y la cadena de mando, propias del modelo industrial y también del empleo en las administraciones públicas, tienen menos adeptos entre quienes tienen un empleo.

‌El avance de la tecnología favorece el teletrabajo y el uso de la inteligencia artificial, lo que deja huellas entre las personas trabajadoras, aunque no tantas como subrayan algunos discursos alarmistas. Una vez superadas las dificultades que generó la pandemia de la covid, España sigue siendo un país donde predomina el trabajo presencial, especialmente entre las mujeres. Es, fundamentalmente, una minoría de varones de alta cualificación la que trabaja siempre desde su domicilio. Se teme el uso de la inteligencia artificial, aunque se admite que producirá efectos positivos para la población, porque puede provocar pérdidas de empleo y, sobre todo —y esto es relevante— porque se piensa que el sistema educativo actual no está preparando a las nuevas generaciones para los empleos tecnológicos que se creen en el futuro. Una redefinición del modelo educativo y una mayor formación de las personas trabajadoras para afrontar con éxito la doble transición ecológica y digital son, así, claves esenciales de las nuevas políticas públicas.

‌Finalmente, la encuesta de 40dB. deja claro que los más jóvenes tienen una visión distinta del trabajo. Están menos satisfechos con su empleo y más agotados, desean mayor autonomía, les gusta el teletrabajo, conocen de cerca el fenómeno de la gran dimisión —el abandono de puestos de trabajo— y son mucho más optimistas respecto del impacto de la tecnología. Son los trabajadores del presente y del futuro, de modo que el Gobierno, y todos los actores privados implicados, debería también tomar en cuenta esta nueva forma de sentir el trabajo.

EL PAIS