«TESTIGO DE 100 AÑOS DE LA HISTORIA DE NUESTRO PUEBLO: ANA RUEDA TRIANA» por Ángel Fernández
«Papá no me levantes que he llegao por la mañana pero no por la juega sino por traerte una ruea de churros de la Triana»
Hay que remontarse a principios de 1.943, cuando Ana Rueda Triana comienza a elaborar tejeringos a una gorda (1 ctm. de peseta); cogió el testigo de manos de quien los elaboraba frente a la plaza del mercado de abastos. Ana comienza en la esquina del Callejón del Aire con un kiosko de quita y pon, hecho de cartones, paneles y armazón de hierro; mas adelante se traslada al kiosko del tranvía, hasta la construcción en el que ahora trabajan su hijas y Mercedes su nie
Sábado, domingo, lunes de 1.943 ó 44 … del hornillón de hierro se desprende sabor a aceite, olor a carbón que día a día envuelve la calle Real, “de tierra” y se cuela por las calles de alrededor llenando el aire con el deseo y mas cuando el hambre acecha, “ya esta haciendo porras la Triana”.
Cuando amanece, los segadores esperan la llegada de la mañana entre el café, la copa y los tejeringos. Ana, genio y trabajo, entre las quemaduras, el calor del verano las lluvias y los fríos, va forjando su apellido en torno a su oficio. La vida nunca es fácil pero para Ana quizás fue un poco mas dura; viuda, con 3 hijos y el cuarto en el vientre; así que solo quedaba tirar para adelante, para adelante con una churrería que demandaba horas artesanales para poder vivir.
Desde su pequeña Atalaya dominaba la calle Real, tránsito obligatorio de los atarfeños, vio aparecer el tranvía, vio como poco a poco la fisonomía de la calle cambiaba los edificios, las aceras, la gente. Dijo adiós a la gente que se fue, conoció a la que llego, supo de triunfos y fracasos de unos y de otros. Difícilmente en las fiestas y Feria de Atarfe, los domingos, los festivos no tienen el nombre que es un apellido “Churros de la Triana”.
¿Qué atarfeño no ha saboreado los tejeringos de la Triana?. Con pequeñas pinceladas se escribe el pasado de una atarfeña de rostro vivo, alegre, con aspecto jovial y fácil trato, que durante 50 años vistió las mañanas de un sabor que solo consiguió con su trabajo. Hoy a punto de cumplir sus 100 años, Ana todavía vive y sus hijas mantienen la tradición.
En el recuerdo de los atarfeños aún perduran las eras, las madres del rao, la canterilla y se mantienen los CHURROS DE LA TRIANA.
ÁNGEL FERNÁNDEZ
PUBLICADO EN EL MIRADOR DE PAPEL EN EL NÚMERO 13 DEL 2 AÑO DE MAYO DE 2002