21 noviembre 2024

Las lluvia tiene un vago secreto de ternura, escribió García Lorca. Y como parece que Juanma Moreno es un hombre sensible y previsor, se ha dado cuenta de que el cambio climático y, en particular, la falta de precipitaciones es un problema grave para el disfrute veraniego de piscinas y campos de golf.  

Aparte, claro, del consumo humano, porque a este paso vamos a terminar por sustituir el agua por manzanilla jerezana y eso sí que no; máxime con la fama de juerguistas que tenemos en este sur, que ya se sabe que aquí se monta un jolgorio y nos achispamos con la misma rapidez que un catalán de Junts te declara la república independiente de su casa. Pero con más arte.

Por eso Juanma ha hecho lo que se espera de un Presidente serio de la Junta de Andalucía: irse a Roma para pedirle con mucha educación a la autoridad competente, que en este caso es el papa Francisco, que ruegue para que aquí empiece a llover a paso de legionario. Con los pantanos en las condiciones actuales no es para menos. Y como es un hombre persuasivo, uno de los pocos políticos carismáticos de la contemporaneidad verdiblanca, ha convencido a su Santidad para que rece “a quien corresponda” y se obre el prodigio que es siempre un buen chaparrón.

Por eso los andaluces hemos simultaneado estos días los pasos procesionales que han salido a las calles con diversos chubascos inesperados, que ya avisaba Chesterton que siempre aportan feraces perspectivas de humor y filosofía. Por eso tal vez otros presidentes debieran aplicarse a la tarea y enterarse de a quién corresponde exactamente en el cielo el negociado de la lluvia que, si no me falla la memoria, creo que es San Isidro Labrador, patrón del campesinado, que siempre ha sido mayoritario por estos lares.

Pero como Moreno Bonilla es más listo que la mayoría -que hubiésemos ido a tiro hecho-, él no se ha querido mojar y lo expuesto como una petición a libre elección, que es algo que, en estos tiempos que corren, ayuda mucho a sumar voluntades y votos.  Por eso, tal vez (y aunque se haya promovido que los peques se vistan de mantilla o ejerzan de aprendices de costaleros por aquello de mantener tradiciones seculares) lo ha dejado abierto; para no embarullarse; dentro de esta nueva realidad social multi religiosa de votantes, tanto da que haya obrado el fenómeno meteorológico un santo tan castizo como nuestro San Isidro o bien la deidad maorí Tawhiri, el azteca Tláloc o el gran espíritu Wakan-Tanka de los sioux. Aquí la cuestión era que necesitábamos una borrasca y Moreno nos la ha conseguido mientras Espadas se dedicaba a mirar al cielo por si acaso le caía algo (ya fuera maná o canonjía) sin enterarse de que los milagros hay que trabajárselos. Pero, al final, sucede lo de siempre: que, a pesar del respiro que suponen estas lloviznas para el problema estructural de la sequía, algunos andan quejándose por la imagen de la tristeza infinita de vuestros cofrades que, se han estado todo el año preparando y finalmente no ha podido procesionar.

 Por eso, a quien corresponda de los del quejío perenne, habrá que hacerles saber que existen prioridades: el medioambiente, el pan, el trabajo. Aunque eso implique, como siempre, que no llueva a gusto de todos.

FOTO: PhotoFunky