24 noviembre 2024

Qué es el Arfid, el trastorno de la alimentación que supone ya el 15% de este tipo de casos

La patología apunta a una conducta extraordinariamente selectiva en la ingesta de alimentos, sobre todo en los niños

Es posible que reconozca estos comportamientos en sus hijos o incluso le recuerden su propia forma de comer –o más bien de no hacerlo– en su infancia: «La niña no come nada, solo le gusta el arroz y el pollo»; «Mi hijo solo quiere comer tortillas»; «No hay manera de que el crío se siente a la mesa y luego tarda una eternidad en comer»; «yo de pequeño era muy quisquilloso, solo comía esto o lo otro»… Son conductas que familiarmente suelen identificarse como manías, o caprichos a los que no suele prestarse mayor atención y que normalmente desaparecen con el tiempo. Pero a veces no lo hacen y pueden ser los indicios de un problema serio, un trastorno de conducta alimentaria (TCA) conocido como Arfid.

Aunque lo de «conocido» es una forma de hablar. Porque es muy posible que esta sea la primera vez que se encuentre con este término, Arfid. Yeso a pesar de que, si consulta en Google, se encontrará con publicaciones que aseguran que se trata de uno de los trastornos de este tipo más extendidos. Por ejemplo, una información reciente recogía que en la unidad de TCAdel hospital Sant Joan de Deu, en Barcelona, los casos de Arfid suman el 15% del total de los que tratan.

¿Pero qué es el Arfid? El nombre está formado por las siglas en inglés de ‘Avoidant Restrictive Food Intake Disorder’, esto es Trastorno Evitativo Restrictivo de la Ingesta de Alimentos. Se trata de una patología que está definida en el ‘DSM-5’ –un manual diagnóstico de referencia de trastornos mentales– apenas desde 2013 aunque, como aclara la doctora Covadonga Canga, de la Clínica Universidad de Navarra, especialista en Psiquiatría y dedicada a la psiquiatría infantil. «Ya se contemplaba antes y figuraba de modo parecido en el DSM-4», donde aparecía como trastorno de la alimentación en la primera infancia.

Se trata de «un trastorno que se caracteriza por una falta de interés por la alimentación del niño o adolescente. Aparece sobre todo en los niños más pequeños». También se da en adultos, aunque «en menor medida». «Hay que dejar claro que el Arfid no tiene nada ver con trastornos como la anorexia o la bulimia», subraya Canga. Quienes padecen Arfid «se ven bien a sí mismos en cuanto a su aspecto físico. No dejan de comer porque quieran modificar su cuerpo, sino porque no les interesa hacerlo, no lo ven como una necesidad». Detrás de los casos de Arfid no hay una insatisfacción estética ni un deseo de perder peso.

Esta patología se presenta como falta de interés por la comida, una evitación de la misma por las características sensoriales de los alimentos (rechazo por determinados colores, texturas, sabores…) o como un temor a las consecuencias no deseadas de su ingesta (por ejemplo, miedo a atragantarse o vomitar).

¿Cómo diferenciar el disgusto caprichoso e inocuo a tal o cual comida de un problema como el Arfid? «El primero, que es algo muy común en la infancia, suele referirse a algunos tipos concretos de alimentos. Los niños que tienen estas manías, o son quisquillosos con la comida, son poco selectivos. Simplemente son malos comedores, a los que que tienes que insistirles para que coman, pero que nutricionalmente suelen ser niños sanos», explica Canga.

Por el contrario, «la evitación en el Arfid suele ser más generalizada y además compromete el crecimiento del niño. Vemos que son niños que como no tienen ningún interés por la comida o se muestran extremadamente selectivos con ella, presentan una deficiencia nutricional significativa y a veces muestran retrasos en el crecimiento, porque no ingieren».

No se requiere tratamiento farmacológico y se trata con terapia conductual

Además, «la parte social se ve también comprometida. Por ejemplo, el niño lo pasa mal cuando le invitan a un cumpleaños y no es capaz de comer nada, o evita ir a casas de amigos para no vivir esa situación». El desarrollo emocional del pequeño puede verse afectado y pueden darse casos de ansiedad o depresión.

Terapia conductual

El Arfid es un problema serio, pero una vez diagnosticado se trata sin mayores complicaciones. «No es que sea fácil, sino que no se requiere un tratamiento farmacológico», aclara Canga.

«Suele solucionarse, conforme van creciendo, con una terapia que es sobre todo conductual», resume Canga. Se trata de «empezar a exponerles a los alimentos que rechazan. Es una exposición progresiva con la que se logra, poco a poco, que el niño vaya ampliando el abanico y que desarrolle unos hábitos en cuanto a la comida que no estaba desarrollando de forma natural».

Se logra así «que mejore su nutrición y también a que vayan acostumbrándose a comer. Porque van a tener que comer y aunque no les interese, tienen que desarrollar los hábitos que no tienen. En general, conforme avanza la edad, el pronóstico suele remitir», concluye la especialista.

Julio Arrieta

FOTO: Adobestock

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