“ENTRE EL CIELO Y EL FANGO“ por Remedios Sánchez

Que la política española se ha convertido en unas ciénaga que amenaza la supervivencia de los valores esenciales democráticos resulta evidente.

La ciudadanía era consciente desde hace años, pero ha tenido que llegarle hasta el cuello el cieno a los interesados para que se percaten de lo que han creado entre todos: un lago inmenso de fangosobrevolado únicamente por el mismo huracán de negras palomas chapoteando en las aguas podridas que Lorca percibió en el Nueva York de 1929.

Por eso el conato de marcharse de Pedro Sánchez tiene cierta dosis de verdad (la justapara quien ha escrito un ‘Manual de resistencia’) y los ardides propios de un jugador de baloncesto que ha memorizado las claves de ‘El arte de la guerra’ entreverado con ‘El príncipe’ de Maquiavelo antes de empezar el partido. Sánchez supo ver desde el principio el camino para eternizarse en el liderazgo y ha estado dispuesto a hacer lo que fuera necesario para quedar como el gran estratega de lo público que es; traducido a la jerga vulgar de sus tiralevitas habituales como el ministro Oscar Puente: “el puto amo”. Posiblemente en esto se ha convertido para algunos dentro del PSOE orgánico: en el líder arrollador que aniquila disidencias, con una ambición sin límites y una capacidad de aguante difícil de seguir para cualquier adversario. Desde que le dieron en 2014 el espacio que antes habían ocupado Felipe, Zapatero o Rubalcaba, ha sabido ir modificando la táctica dependiendo del oponente; primero fue Susana Díaz en las primarias y ahora la ultraderecha antañona y casposa que representan ‘Manos Limpias’ y sus palmeros. Conviene recordar aquí su confrontación con Susana y con el modelo de liderazgo socialista en 2016, porque de aquellos polvos vienen estos lodos, este poder omnímodo que posee tras dinamitar las estructuras regionales de su partido con el subterfugio falaz de que bases y dirigente se relacionarían mejor de manera directa. Y,ahora, con la crispación que ha contribuido a crear asediándolo, el plan pasaba por este amago del paso atrás teniendo muy en cuenta lo que escribió el chino SunTzu; lo reproduzco literal porque así se resume su proceder último: si quieres fingir cobardía para conocer la estrategia de los adversarios, primero tienes que ser extremadamente valiente, porque sólo entonces puedes actuar como tímido de manera artificial. La sobreactuación sólo se percibió al final del discurso, cuando dejó en segundo plano lo personal, la carta de amor a Begoña Gómez e, incluso, el interés de la propia Begoña. Todo ha servido para alcanzar el objetivo y ganar otra plaza en una guerra que hace mucho que perdió su sentido originario y que no se sabe bien adónde conduce alsocialismo verdadero. Porque el problema no reside en las denuncias absurdas o en los bulos de medios sin credibilidad. El conflicto es mucho más hondo y afecta al modo en que se concibe el poder en abstracto (cómo y para qué se utiliza) y, en lo concreto, a lo que implica la separación de poderes. Pedro Sánchez, endiosado por sus huestes, ya no lo distingue. Es decir, que, parafraseando a Nolan, seguramente es el héroe que se merecen María Jesús Montero, Oscar Puente y otros aplaudidores bochornosos de golpes de pecho y doble cara, pero tal vez no sea el que España necesita en este momento.

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