23 noviembre 2024

La huella digital de los internautas es imborrable

El experto Josep Jorba recomienda cuidar las informaciones que hacemos públicas porque «más adelante puede interesarnos que sean privadas» y entonces será tarde.Enviar una documentación a la papelera no es sinónimo de borrarla porque la huella digital de todo lo que hacemos en nuestro ordenador es «imborrable», ha advertido el profesor de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), Josep Jorba. En una entrevista con motivo de la celebración este martes del Día Internacional de Internet Segura, Jorba ha avisado de las consecuencias que tiene el rastro que dejamos en las redes sociales y en Internet en general y de los peligros contra la privacidad cuando navegamos en ordenadores o smartphones.

Jorba acaba de publicar un decálogo de consejos para que los usuarios de internet puedan proteger su privacidad.
«Aunque la seguridad informática 100% no existe, es necesario adoptar ciertas medidas para preservar al máximo nuestra información», ha afirmado Jorba. La importancia de proteger los datos se debe a que «algunas informaciones que en un momento podemos considerar públicas, más adelante puede interesarnos que sean privadas», según el experto, que recomienda cuidar la ‘huella digital’, que es «el rastro que cada individuo deja en internet» y que «es imborrable, por mucho que éste crea que la información ha sido eliminada».

El caso más habitual en que se produce esta situación es en la incorporación al mundo laboral, ya que «una empresa puede ver información del pasado que muestre una personalidad distinta a la actual y tomar decisiones en base a ella». Otro riesgo derivado de compartir información personal, especialmente en las redes sociales, es el desconocimiento del destinatario final: «Si nuestros amigos comparten las publicaciones con terceros, éstas serán visibles para personas que desconocemos». «Se han dado casos de personas que han publicado que se iban de vacaciones y esto se ha aprovechado para entrar a robar en su casa sabiendo que no había nadie», ha puesto como ejemplo Jorba.

Pero existe otro público de nuestros datos: las empresas, que «analizan nuestros gustos y aficiones para hacer recomendaciones de sus productos, a la vez que estudian el comportamiento de los usuarios como compradores» para así conseguir unos mayores beneficios ofreciendo publicidad personalizada para cada individuo.  Según Jorba, es necesario concienciar a los usuarios de la red de la necesidad de limitar la publicación de información sin criterio y siempre considerando las consecuencias a largo plazo, y también dificultar el acceso a los servicios utilizados.

El primer consejo del profesor de la UOC es cambiar las contraseñas periódicamente y que éstas tengan una longitud mínima de ocho caracteres alfanuméricos, evitando basarse en información personal como nombres de familiares o fechas de aniversario, o con patrones muy sencillos, como 12345.  Según Jorba, «usamos tantos servicios diferenciados a diario que podemos llegar a necesitar hasta 20 o 30 contraseñas, y una persona no tiene tanta imaginación para inventar tantas claves elaboradas, por lo que recurre a utilizar la misma en distintos lugares». Pero eso es un problema de seguridad, ya que «si alguien consigue esa contraseña, tendrá capacidad para acceder a todos los servicios codificados con ella». Jorba lo compara con «una casa grande donde hay muchas puertas y ventanas, y en un momento determinado alguna queda abierta».

Sobre el uso de los móviles, Jorba ha afirmado que «es necesario proteger bien, con palabras de paso o patrones, el acceso indebido a la información que contienen», ya que en estos dispositivos «está toda nuestra vida (comunicaciones sociales, contraseñas y acceso a distintos servicios)». Jorba ha recomendado «minimizar o evitar el uso de servicios que conlleven identificar o acceder a información personal en redes, especialmente de líneas wi-fi abiertas o compartidas», porque, sobre todo en el caso de redes de las que se desconoce el propietario, es muy sencillo robar dichos datos.
El Día Internacional de Internet Segura, que en España organiza la ONG Protégeles, centra su campaña en la sensibilización de los menores, ya que «el problema no es que no tengan la base tecnológica suficiente, sino que no son conscientes de la importancia de los datos ni del modo en que los publican en la red».