«EN DEFENSA DE GRANADA» por Remedios Sánchez
“Voy a hablar de Granada, o mejor dicho, voy a escribir sobre Granada unos cuantos artículos para exponer ideas viejas con espíritu nuevo, y acaso ideas nuevas con viejo espíritu”
. Así empezaba Ángel Ganivet, ‘Granada la bella’ donde analizaba los problemas de la Granada finisecular y reflexionaba sobre el porvenir. Y, como la eternidad vive en Granada, aquí seguimos, 121 años después de aquellos artículos periodísticos, tan indignados como siempre con la perpetua falta de respeto con la que se nos trata. Naturalmente, no voy a referirme a un partido político u otro, a la Junta de Andalucía o al Gobierno de España. Ya que estamos, voy a referirme a ambos porque la situación en la que dejan a los gestores municipales y de otros niveles (consejeras y parlamentarios), tratando de achicar agua después de cada metedura de pata de consejeros/ministros que no tienen ni idea de nuestra realidad, debe ser muy frustrante. Para los responsables coherentes que se quedan sin argumentario; y para nosotros, que padecemos este trato inaceptable de ciudad de segunda.
El año parece que se despabila gracias a la petición liderada por Ideal para conseguir un AVE directo con dos frecuencias que nos conecte con Madrid. Van en este momento cerca de ocho mil firmas de granadinos indignados por el trato discriminatorio en comparación con otras ciudades de nuestro entorno. Y si alguien piensa que aplico el quejío porque cuando me refiero a nuestro entorno estoy llamando por su nombre a Sevilla (cuatro frecuencias) o Málaga (diez frecuencias), tiene razón. Que den argumentos para no aplicarlo. Porque la santa realidad es que nadie puede plantearse que cualquiera de estas dos ciudades no tuviera enlace fluido y directo con Madrid; ahora bien, para que Granada lo logre, para que se atienda una petición lógica, va a ser necesario movilizar a toda la ciudadanía porque parece que quienes deciden en el Ministerio de Fomento en los últimos cuarenta años son duros de oído y entendederas para comprender las cuestiones prioritarias de una provincia que recibe tres millones de visitantes anuales y que tiene al turismo como eje económico.
Y mientras eso sucede con nuestras relaciones con Madrid, desde la Junta, por si estábamos poco mosqueados con la aniquilación de la Escuela Andaluza de Salud Pública, se le ha ocurrido a la Consejera de Educación echarnos un pulso con el Parque de las Ciencias como telón de fondo. No vamos a recordar que el Parque de las Ciencias es el museo más visitado de Andalucía desde su fundación en 1995. Eso debería saberlo ella que, además, es docente. De lo que seguramente no es consciente la Consejera Castillo es de la repercusión tan negativa que está teniendo este maltrato sistemático, no sólo por lo impresentable de cesar por burofax a los tres consejeros honorarios: al fundador, Ernesto Páramo, y a los profesores Guirao y Crespo Blanc, que no cobraban ni un céntimo por su labor generosa, conste; también por la voluntad manifiesta de restarle apoyo económico anual mientras inyectan euros al Centro de Ciencia Principia situado, seguro que casualmente, en Málaga.
Por eso, ministerio y consejería debieran replantearse estas afrentas constantes porque así es como se pierden elecciones: una falta de respeto por aquí, un desprecio por allá y, ese granadinismo adormecido, va y se despierta para darles el susto que están pidiendo a gritos.
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