«Y el electorado aguantando el tirón como puede, con verdadero hartazgo, asco y desconfianza. Y la extrema derecha subiendo por culpa de la gestión caótica de los roles de gobierno y oposición que les corresponden a PSOE y PP. Y a esperar, desoladamente, que la situación se resuelva en un país cada vez más triste llamado España.»

Parece que nuestros partidos políticos, de uno al otro lado del espectro, han cambiado la dinámica del poder ejecutivo, esa dinámica destinada a hacer cosas (ahora se diría a implementar) en beneficio de la población, por la de la supervivencia, que consiste en mantener el poder, renunciando incluso a las líneas maestras anunciadas a bombo y platillo en forma de promesas electorales durante la última campaña. Ya no importa qué medidas legislativas se ejecutan, sino permanecer en el cargo lo máximo posible, por encima del balance de aciertos y errores, las falsedades, las promesas incumplidas, etc. Mantenerse a toda costa, no bajarse del burro, aunque haya que caer en un liturgia burlesca y vergonzosa, de esas que serían más que suficientes para provocar el sonrojo, si no creyeran que el electorado es imbécil y que cada uno de nosotros se cree los infundios que en su delirio nos cuentan cada día, aunque el sufrido elector sabe que todo es una gigantesca pantomima que arruina la nobleza del oficio de político en su sentido clásico del servidor de la cosa pública.

Para permanecer en la Moncloa, Pedro Sánchez ha intentado hacernos creer que la financiación singular de Cataluña nos beneficia a todos, que el pasteleo con Junts no es una compra de los votos necesarios para gobernar, que las concesiones no son una vergonzosa bajada de pantalones. Pero no nos convence, ni siquiera a los más proclives a comulgar con ruedas de molino. Es un mero ejercicio de supervivencia que, eso sí, cuenta con ciertas complicidades, no por la excelencia de las medidas, sino por el pánico a que entren en la Moncloa el Partido Popular y su aliado natural, el neofascismo de VOX, que supondría una involución de décadas.