CASTAÑAS por Juan Alfredo Bellón

CASTAÑAS , por Juan Alfredo Bellón  para <andalucesdiario.es> del domingo 08-03-2015

Hay que ver qué curiosos son estos tiempos modernos que nos han tocado vivir y cuántos lances ocurrentes nos acaecen diariamente en nuestra vida cotidiana. Lo digo por lo que me pasó el otro día en la piscina granadina del barrio de La Chana a donde suelo acudir en días alternos con mi amigo Pepe Zúñiga, con-agüero en lides natatorias, contertulio sobre lo que encarte, comensal de café con leche y tostada con aceite y tomate y con quien coincido desde 2004 en el ejercicio y disfrute de la jubilación hidroterapéutica , forzado él por un accidente doméstico grave y yo por una intervención quirúrgica gastrointestinal de la que salí bien parado pero no apto para continuar el ejercicio de la docencia.

Nuestra vida de jubilados es suficientemente lúdica y contemplativa para aprovechar la estancia en las instalaciones deportivas en entablar conocimiento y amistad con el estupendo personal que las atiende y con los usuarios que las disfrutan como nosotros, personas de todas las edades, sexos y condición socio cultural sobre quienes escribiré en un futuro próximo. Hoy solo destacaré lo de un joven treintañero cuyo nombre no recuerdo y que nos sorprendió hace unos días hablándonos de lo molesto de las almorranas (que Pepe también padece) y del expediente al que él acudía para mitigarlas y que consistía en introducir una castaña seca en el bolsillo del pantalón, sine die, hasta conseguir la sanación de las hemorroides por los efluvios que desde allí desprende el preciado fruto otoñal.

Claro que, hablando con nuestro amigo y compañero de pileta, nos hemos enterado de que él añade además al tratamiento básico castañero algunos protocolos complementarios, a saber abluciones de asiento con aplicaciones de jabón de sosa cáustica en las partes dolidas; introducción de un diente de ajo pelado en el mismísimo ojete y hasta la mitad de ambos, procurando un frotamiento terapéutico como el que se realiza sobre el pellejo de zambombas, panderetas y tambores hasta conseguir el estirajamiento del pellejo percutido, complementándolo todo con la aplicación de un buen zocolotroco de hielo hasta conseguir derretirlo totalmente para que así se acobarden los pólipos almorránicos y se retracten, procurando la calma o desaparición total de la hinchazón y del prurito correspondiente. Pero, siendo excelentes todas esta aplicaciones complementarias, nuestro informador insiste en que la castaña es lo verdaderamente imprescindible.

Y me da por pensar en lo que pasaría si la receta llegara a manos de Mariano Rajoy, él que ejerce de gallego profundo y seguramente cree en las meigas y sus remedios ancestrales, además de poner en peligro la cosecha de castañas de 2015, si se le recomendara a cada desempleado español de primer o segundo empleo y de corta o larga duración, produciría una nueva oleada de soluciones mágicas a nuestro estado de postración nacional, confluyente con las del ministerio de Educación(?) para solucionar por decreto el rigor científico del currículo de nuestros escolares exigiéndoles reconocer el origen divino del cosmos y desconocer las aportaciones de Darwin al origen y evolución de las especies, incluida la nuestra. Se trata, en efecto, de una evolución, para ellos positiva, hacia la ideología, la cultura y la medicina populares y nosotros diríamos que pre-científicas, amparada e impulsada en lo que parece por la Iglesia Católica y por todas las cosmogonías teocéntricas y autoritarias que en el mundo quedan.

A cualquier problema o desajuste se le aplica la solución individual castaña; contra el paro, ramito de perejil para san Pancracio; contra la agresividad, mansedumbre; contra la desigualdad, oración y resignación cristianas y amparo bajo el manto de María Santísima, como recomendaba el Arzobispo de Granada al monaguillo sexualmente agredido por el Romanón y por los Romanones y ahora, para el mejor gobierno de nuestras ciudades, un poner, Valencia, santa Rita Barberá, con los calorets más que presuntamente etílicos a flor de caletre y a flor de piel.

¡Toma accidente del Metro valenciano y tomemos castañas con hilillos made in Rajoy!

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