«LAS CAROCAS DE GRANADA» por Alberto Granados
Tengo la costumbre de ir escribiendo durante el año una serie de carocas destinadas a aparecer en este blog al llegar la fiesta local del Corpus Christi. En los últimos años (2011, 2012, 2013 y 2014), normalmente, junto a mis quintillas, incluía las oficiales, que siempre se exhiben en la popular Plaza de Bibarrambla.
Este año no he tenido ganas de ocuparme de eso. Ha sido cuestión de la más aguda carencia de sentido del humor. No sé si se trata de un bajón o es que la situación no da el menor motivo de alegría: el pretendido referéndum catalán, la corrupción de media clase política, el empecinamiento de Rajoy en decir que esto va bien cuando sólo le va bien al sector más privilegiado, los desahucios, la inestabilidad política… No sigo. No me quedan ganas, pues me veo sumido en un triste marasmo que no deja ningún resquicio esperanzador.
En cualquier caso, leí en el diario Ideal que el lunes ya estaban colocadas las populares carocas y fui a fotografiarlas. Un gentío llenaba la histórica plaza, una alegría contagiosa lo inundaba todo, una charanga de Alquife tocaba Paquito el chocolatero y otras alegres marchas, turistas septuagenarias bailaban pasodobles… y sentí que se disipaban mis negros humores.
Las carocas, cada vez más descafeinadas, se ocupan de la muerte de Luis Oruezábal (“Chikito”), la sequía de goles del Granada C. F., la LAC (Línea de Alta Capacidad, o según un buen amigo de “alto cabreo”), de las frustradas uvas de Nochevieja al insertar publicidad durante las campanadas, la lejanía del nuevo hospital, los pavimentos deslizantes, las promesas electorales, el proyecto Atrio de la Alhambra… Aquí las tenéis.
Ayer fui a la salida de la Tarasca, ese dragón que lleva encima una muchacha vestida con lo que será la moda femenina del año (lo siento por vosotras, chicas: este año no vais a tener suerte, si se cumplen los pronósticos de tan popular figura). En la Plaza del Carmen, estaban los gigantes de los reyes católicos y de los reyes “moros”, los cabezudos, varias charangas y muchas familias, especialmente abuelos llevando a miles de niños a ver el desfile…
En el interior del Ayuntamiento, como es habitual, una muestra de los diversos talleres que llevan funcionando casi todo el año. Me ha llamado la atención una exposición de calabazas con las que se reproducen cosas tan dispares como el Guernica, El grito, Las Meninas o Aladino.
Con todo ello, os traigo esta entrada por si sirve para alegraros el día de feria, en otro tiempo vinculado a la celebración religiosa de la Eucaristía. Casi estoy por subir al ferial una de estas tardes a tomar un fino y un pincho, que no todo va a ser pesimismo.
Que disfrutéis. Con las cosas como están tal vez divertirse sea ya una irrenunciable forma de resistencia.
Alberto Granados