‘Uno más uno es igual a Vox’ por Ricardo Flores
Hemos asistido estas semanas en Andalucía, o más bien en Madrid, a la escenificación de unas negociaciones para formar el Gobierno de San Telmo que en realidad ya estaban claras el mismo 2 de diciembre por la noche. No tengo tan claro si la interpretación de los resultados de las urnas es correcta por parte de la derecha, en cualquier caso, el resultado es este, dos partidos de Gobierno apoyados necesariamente en la ultraderecha.
La irrupción de la ultraderecha, su sobreactuación y ruido nos han impedido debatir con calma las medidas de Gobierno pactadas por PP y Ciudadanos, y ya adelanto que nos son nada esperanzadoras para el conjunto de la clase trabajadora andaluza. Se impone la receta más neoliberal generadora de desigualdades. Nos hemos pasado semanas hablando de fuegos artificiales, caza, tauromaquia y semana santa, cuando lo que se cocinaba a fuego lento era otra cosa
Precisamente, la irrupción de la ultraderecha, su sobreactuación y ruido nos han impedido debatir con calma las medidas de Gobierno pactadas por PP y Ciudadanos, y ya adelanto que nos son nada esperanzadoras para el conjunto de la clase trabajadora andaluza. Se impone la receta más neoliberal generadora de desigualdades. Nos hemos pasado semanas hablando de fuegos artificiales, caza, tauromaquia y semana santa, cuando lo que se cocinaba a fuego lento era otra cosa.
El Objetivo principal de Gobierno para PP y Ciudadanos es el desmantelamiento del sistema fiscal autonómico y su principio de progresividad. Las rentas más altas y las grandes empresas pagarán menos. En una Comunidad cuya tasa de paro sobrepasa el 20% estas políticas amenazaran la cohesión social y aumentaran las desigualdades. No es compatible decir que se van a reforzar los servicios públicos, la sanidad y la educación, con menos ingresos, a no ser que pretendan aumentar las privatizaciones y los conciertos. Parece que por ahí apunta la letra pequeña y ya les adelanto que de ser así, se empobrecerá la calidad de los servicios que recibimos y aumentará la precariedad de los empleados públicos. Particularmente cínico es que hablen de sacar la ideología de las aulas a la vez que se defiende la segregación y otras propuestas que nos recuerdan al más rancio nacionalcatolicismo de los maestros del florido pensil.
Nada dice el programa de Gobierno de la derecha del principal problema andaluz, el paro, o de la precariedad que sufren los trabajadores y trabajadoras con salarios que les condenan a la pobreza. Nada dice de apostar por sectores más productivos como la industria o la tecnología. Parece que aquí también lo apuestan todo a facilitar el trabajo autónomo, esto es, más desregulación del mercado de trabajo, falsos autónomos, competencia desleal y precariedad. Por cierto, no deja de ser paradójico que hablen de la expulsión de población inmigrante en un discurso impregnado de racismo precisamente una temporada en la que no se encuentra suficiente mano de obra para la recogida de la aceituna, sostenida en gran medida por población inmigrante.
La igualdad y el neoliberalismo no maridan bien. Y es precisamente en la lucha por la igualdad de las mujeres donde más rezuma el hedor reaccionario de la derecha. Es ideología porque la política es ideológica. Pero deben tener claro que el camino emprendido por las andaluzas por la igualdad y contra los machismos es ya imparable, y el próximo 8 de marzo será una buena oportunidad de demostrarlo.
La igualdad y el neoliberalismo no maridan bien. Y es precisamente en la lucha por la igualdad de las mujeres donde más rezuma el hedor reaccionario de la derecha. Es ideología porque la política es ideológica. Pero deben tener claro que el camino emprendido por las andaluzas por la igualdad y contra los machismos es ya imparable, y el próximo 8 de marzo será una buena oportunidad de demostrarlo
Por último, espero que las izquierdas hayan tomado buena nota. La precariedad y el empobrecimiento de las condiciones materiales de vida de los trabajadores y trabajadoras genera desafección política. Las políticas deben ser nítidamente sociales. La ciudadanía está cansada de guerras fratricidas internas. De peleas por ver quien representa a la verdadera izquierda. Desde hace tiempo la política de este país no sitúa en el centro a las personas, y se pierde en debates subalternos. Pero son las granadinas y granadinos las que sufren un 24% de paro, de ellas unas 46.000 personas no perciben ningún tipo de prestación. Y de las que trabajan apenas lo hacen por un salario medio de poco más de 1000 euros. Sienten que la política se olvidó de ellas, que la riqueza generada no se reparte y que sus vidas no son de bienestar si no de un continuo empobrecimiento. Así la clase trabajadora dio la espalda a la clase política en las últimas elecciones, mientras las esferas más pudientes cerraron filas en torno al discurso del miedo de la derecha.
Hay otro elemento que deberíamos tener en cuenta. Los movimientos sociales en nuestro país y por ende sus movilizaciones, tendieran a la izquierda o a la derecha, han satanizado las instituciones democráticas, el relato de construcción social de nuestro país, a las organizaciones sindicales y políticas. Han despreciado la representatividad ganada democráticamente y cualquier símbolo que no fuera propio. Todo era casta y cualquiera se podía erigir líder por redes sociales. Y quedó en el imaginario de la ciudadanía. El populismo, viniera de izquierda o derecha, ha contribuido de forma decisiva a la devaluación de la política por parte de la población. Particularmente doloroso es entre una parte de la izquierda que pensó que todo valía si hacía ruido y a cualquier precio, que cuanto peor mejor sin importar sus consecuencias , y ahora precisamente esa izquierda también es víctima del descrédito. Sin embargo hay elementos esenciales sobre los que gira el Estado social democrático que no deberían ser arma arrojadiza ni formar parte de estrategias y tácticas interesadas de partidos, sindicatos ni plataformas. Debemos ser críticos con la realidad, aspirar a la permanente mejoría en función de los intereses de clase, pero a la vez debemos poner en valor los logros que hemos alcanzado, porque si no, como estamos viendo, la construcción social y los servicios públicos que tanto hemos peleado, corren riesgo de desaparecer bajo lemas populistas. Como dice el Quijote: “La falsedad tiene alas y vuela y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se den cuentan del engaño ya es demasiado tarde”.
Comienza pues una nueva legislatura. Y les garantizo que las Comisiones Obreras, desde su independencia y autonomía, defenderá los derechos conquistados y luchará por la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras, por justicia social y progreso económico. Y no esperaremos a que sea demasiado tarde.
Artículo de Opinión por Ricardo Flores, secretario general de CCOO de Granada