La OCU pide acabar con «el uso desaforado» de toallitas húmedas

La OCU pide acabar con «el uso desaforado» de toallitas húmedas. Su gran utilización está aumentado el coste para tratar estos residuos, entre 500 y 1.000 millones de euros en Europa en depuración de aguas
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha decidido prohibir los mensajes que fomentan el uso de toallitas húmedas ante su consumo «desaforado e injustificado», que «está disparando el coste de tratar estos residuos», entre 500 y 1.000 millones de euros en Europa en depuración de aguas.

En un comunicado, la OCU advierte de que a los europeos les cuesta deshacerse de las toallitas húmedas esa cantidad en concepto de depuración de aguas. La mayor parte proviene de las toallitas para bebés, con 43 millones de paquetes vendidos en España en 2014. Además, ahora se suman aquellas destinadas para desmaquillarse la cara, de higiene íntima o para limpiar muebles, cristales o gafas.

La OCU recuerda a los usuarios que estas toallitas «no son como el papel higiénico, que se rompe y llega disgregado a las redes de saneamiento», sino que «llegan a las depuradoras prácticamente intactas». En su recorrido se deshilachan, se trenzan entre sí con otros residuos como los algodones y provocan grandes atascos.

No obstante, la OCU advierte que no existe ninguna norma específica sobre qué productos se pueden tirar al inodoro y cuáles no. En cambio, en Valencia sí hay una ordenanza municipal pionera que prohíbe deshacerse así de ellas, con multas de hasta 3.000 euros para quien no cumpla.

La OCU considera urgente que se establezcan protocolos para que las etiquetas sean claras. Además, la organización enfatiza que «da igual que algunas marcas aseguren que se pueden tirar por el inodoro. Es una promesa gratuita, ya que para decir esto sus toallitas no han tenido que superar ninguna prueba». Añaden que “las etiquetas que hablan de una biodegradabilidad que no ha sido demostrada deberían prohibirse» y consideran urgente que se establezcan protocolos para que las etiquetas sean «claras y dejen de confundir al consumidor».

Finalmente, los consumidores dicen que lo más recomendable es «tirarlas siempre a la papelera» Y NO EN EL INODORO.

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