11 noviembre 2024

«EJES DEL NUEVO MODELO DE CURRICULO(2). APRENDIZAJE COMPETENCIAL» por Juan de Dios Fernández Gálvez. Orientador jubilado

EN EDUCACIÓN: MENOS, BIEN SELECCIONADO Y BIEN APRENDIDO, SIEMPRE ES MÁS.

Quien mucho abarca, poco aprieta” dice el refrán, y menos si queremos que todos abarquen mucho y a la vez.

En el anterior artículo vimos que el pretender que todo el alumnado aprenda muchas cosas, de forma rápida acaba en un olvido rápido, es comer para no alimentarse. El estudio, para que de verdad alimente, ha de ser sobre aprendizajes de reconocido valor social y científico y, además, reposado, comentado, aplicado. No todo lo que se estudia es igual de importante, ni todo el alumnado tiene interés y/o capacidad para asimilarlo todo.
La escuela actual, mirando al futuro, tiene un doble reto, dar respuesta a la diversidad del alumnado y garantizar que todos y cada uno y una “se alimente y crezca”. Y una premisa que orienta hacia dónde crecer (que orienta lo que se entiende por crecer), es estar preparados para afrontar un mundo cambiante, por tanto, estar preparados y preparadas para un aprendizaje a lo largo de toda la vida. La OCDE y la UNESCO tienen claro cuál es el perfil de la ciudadana y el ciudadano para afrontar el futuro. La Unión Europea lo ha concretado en “Las 8 competencia clave para un aprendizaje a lo largo de la vida” (2006 y 2018). Estas son el marco curricular de referencia en los países de la Unión Europea. La nueva orientación curricular en España (LOMLOE), se basa en las competencias clave de 2018. La administración educativa va a marcar, al menos, el perfil competencial de salida de las etapas de primaria y secundaria obligatoria, y se determinarán los aprendizajes esenciales (imprescindibles) para todo el alumnado y cómo se ha de aprender-enseñar y evaluar su desarrollo.

Por tanto, ¿qué se ha de enseñar para garantizar el desarrollo competencial de todos y cada una y cada uno de nuestras alumnas y alumnos? Todo el alumnado ha de dominar (que no memorizar) los conocimientos básicos de nuestra cultura y claves científicas, tanto en el campo conceptual (datos, hechos, teorías…), como en el procedimental (estrategias de pensamiento, procesos cognitivos –comprender, aplicar, seleccionar información, argumentar, debatir, elaborar informes…), como en valores (solidaridad, respeto, empatía, justicia, cuidado del medio ambiente, compromiso, …)
Con respecto a los conocimientos conceptuales, dada la diversidad de intereses y capacidades del alumnado presente en nuestras aulas, el procedimiento de selección no es tanto reducir a
lo estrictamente imprescindible, como actualizar la selección de conocimientos a la realidad actual y exigencias de futuro y categorizarlos, es decir, marcar prioridades. Así, en cada área o materia, tendremos: aprendizajes imprescindibles, que todo el alumnado ha de dominar para poder desenvolverse, ahora y en el futuro (las ramas gruesas del árbol); aprendizajes deseables, aquellos que son relevantes y debería de conocer todo el alumnado, pero cuando ya domine los anteriores (las ramas pequeñas y hojas); y aprendizajes de ampliación, para alumnado con mucho interés por esa materia o con alto rendimiento en la escuela (la periferia del árbol).

Los conocimientos procedimentales, estrategias de pensamiento y procesos cognitivos, junto a las técnicas instrumentales (lenguaje oral, lenguaje escrito, cálculo, resolución de problemas, TIC…) . Los procesos cognitivos son las acciones que se han de aplicar a los contenidos para trabajar con ellos, aplicarlos y aprenderlos. En su mayoría son comunes a todas las materias (es el tronco del árbol, hacen posible el aprendizaje).
Los valores conforman el ser y el saber estar, estructuran la forma de actuar de cada persona. Se aprenden durante los procesos de relación y a través de reflexionar sobre nuestras experiencias y vivencias (serían las raíces del árbol, lo que te fija a la humanidad y a la sociedad)
Todo proceso de aprendizaje conlleva la memorización, bien de forma artificial (memorizar para aprobar) o memorización natural, fruto del trabajo con el concepto, de su uso y aplicación. Por consiguiente, pasado un tiempo se produce el fenómeno del olvido. Todas y todos hemos aprendido muchas cosas y olvidado bastantes de ellas. Eso no quiere decir que ese aprendizaje haya sido en vano, nos sirvió para aprender a pensar, aprender a trabajar, aprender a relacionarnos, aprender a sacrificarnos, a planificar…. Solemos olvidar, especialmente, conocimientos conceptuales y mantenemos en el recuerdo algunos conceptos (los más importantes), bastantes procedimientos (estrategias de pensamiento y procesos cognitivos) y los valores. En nuestro símil del árbol, queda la raíz, el tronco y las ramas, lo suficiente para que el árbol esté vivo, es decir, lo suficiente para poder florecer cuando se riegue. En el aprendizaje, lo suficiente para volver a aprender siempre que lo necesitemos. Estar preparados para un aprendizaje a lo largo de toda la vida. El siempre repetido aprender a aprender.
El aprendizaje competencial se completa con una metodología indagativa, con trabajos cooperativo e interdisciplinar (artículo 4)