Hallan las cenizas de La rebelión de las Alpujarras
Investigadores granadinos encuentran en el Fuerte de Juviles restos de la revuelta impulsada por Abén Humeya en el siglo XVI y la primera mezquita documentada arqueológicamente en la comarca
Aquella Navidad, la de 1568, los moriscos de Béznar reconocieron a Abén Humeya como rey. Una corona que era una mecha, una declaración de intenciones: el detonante de tres años de sangre y acero que la historia recordaría como ‘La rebelión de las Alpujarras’. Tres años que terminarían en el Fuerte de Juviles, el último bastión de los rebeldes donde, finalmente, los católicos sellarían su conquista destruyendo todo vestigio morisco entre el fuego y la piedra. Allí mismo, 450 años después, un arqueólogo gallego con pisada granadina respira hondo sobre el terreno, rodeado de un puñado de colegas que comparten su emoción: «Son los restos de la revuelta –dice–. Es la primera vez que se documenta arqueológicamente la guerra de las Alpujarras».
Jorge Rouco (Vigo, 1993) descuelga el teléfono en Mojácar la Vieja, donde lleva varias horas peleándose con la roca. «Es la tercera campaña que hacemos aquí –explica–. Cuando acabemos, nos vamos a Jérez del Marquesado, a por la torre y su entorno». Rouco, doctor en Arqueología por la UGR, pertenece a MemoLab, el laboratorio de Arqueología Biocultural que dirige el profesor José María Martín Civantos. Un equipo especializado en historia medieval que viaja con pasión entre siglos y restos de aventuras.
Rouco defendió en julio su tesis sobre fortificaciones de la Alpujarra. Y resulta que la de Juviles es de las más interesantes a nivel histórico. En 2012, Civantos hizo un diagnóstico del castillo, proponiendo una intervención que no se llegó a hacer por la crisis. «Este año volvimos a hablar con Lourdes Molina, la alcaldesa, y estaba interesada en hacer algo. Sacó una partida de 10.000 euros para la excavación y fuimos dos semanas en mayo. Eso, en un pueblo donde hay 150 habitantes empadronados, es muy llamativo. Y de ahí viene todo el hallazgo», subraya el gallego.
¿El hallazgo? Doble: la primera mezquita documentada arqueológicamente en la Alpujarra y, por supuesto, la primera vez que se documenta arqueológicamente la rebelión encabezada por Abén Humeya. Eso sin tener en cuenta que se han recuperado zonas de muralla y se ha iniciado un proceso que, asegura Rouco, «desvelará más secretos».
Para comprender la envergadura del descubrimiento hay que hacerse una idea del lugar. La fortaleza de Juviles, uno de los castillos más grandes y célebres de la historia de la Alpujarra, es, en palabras del arqueólogo, «una anomalía». Son 5,4 hectáreas de la mayor fortaleza islámica de España. Un cerro enorme dividido en dos recintos, uno inferior, con 450 metros lineales de muralla y diez torres; y otro superior, donde estaba el fuerte de defensa, con un lienzo de muralla de mampostería que conserva hasta tres metros de altura entre dos torres, una de ellas desconocida hasta el momento.
La excavación
En mayo, Rouco se trasladó al albergue de Juviles con otros once compañeros. Él fue el encargado de dirigir la excavación, muy intensa, de siete de la mañana a cinco de la tarde. «Teníamos que subir muy temprano una gran cuesta, pertrechados con agua, comida y material. Fue duro. Pero con unos resultados tan interesantes, olvidas el cansancio». Al ser tan grande el espacio, se concretaron dos sondeos en dos áreas de excavación. El primero, en la parte baja, donde sospechaban que estaba la mezquita. «Y estaba, efectivamente –aclara Rouco–. Encontramos justo en la entrada unos restos orientados hacia la Meca y pudimos confirmar que era la mezquita, muy bien construida, con la planta visible. Es la primera mezquita documentada arqueológicamente en la Alpujarra porque todas las demás fueron destruidas o convertidas en iglesias».
La sorpresa, sin embargo, llegó en el recinto superior. «Además de sacar la muralla, que era lo esperado, incluso con restos de una torre que no se veía, en la parte interna encontramos restos de fuego y destrucción. Había cerámica del siglo XVI y restos de plomo y bronce para hacer armamento. Todo quemado a bastante temperatura en un incendio provocado que corresponde al momento en que las tropas castellanas ocuparon el castillo para que no pudiera utilizarse más».
Encontrar restos arqueológicos de un hecho tan concreto es, afirma Rouco, «muy difícil». «Son tres años de la historia de la Alpujarra y es la primera vez que se documenta arqueológicamente la revuelta. Para quince días y sin contar con el apoyo de más administraciones no está mal, ¿verdad?», termina el arqueólogo.
La oportunidad
En las dos semanas de excavación, los vecinos de Juviles se acercaron constantemente a ver qué se cocía por el castillo, conscientes del valor turístico y económico que podría alcanzar el hallazgo. Algunos, incluso, dieron permiso para que trabajaran en sus terrenos, ya que la extensión del fuerte alcanza sus propiedades. Lourdes Molina, la alcaldesa, llevaba años pensando en acometer la excavación. «Decidimos meter la partida en el presupuesto. Rouco y Civantos llevan muchos años viniendo a investigar y había indicios científicos de que se podía encontrar algo interesante».
En principio, Molina pretende mantener la partida de 10.000 euros en los presupuestos del año que viene, para que se pueda seguir la investigación. «Poco a poco, sacando cosas, descubriendo más y más», dice. A la espera de que el resto de administraciones se animen a financiar el proyecto, la alcaldesa considera que el Fuerte es «una magnífica llamada al turismo». «Es de los castillos más grandes que hay en España y a la gente le encanta. Necesitamos poner paneles indicativos y hacer que aquello esté cada vez más fácil de ver». «Cuando Ildefonso Falcones publicó ‘La mano de Fátima’ –continúa–, que tenía un capítulo en la plaza de Juviles, mucha gente se animó a venir. No todo van a ser fiestas».
Rouco y el Memolab no paran. El año que viene, previsiblemente, volverán a Juviles. Pero antes anuncian que todavía queda un secreto por desvelar de esta última intervención. «Encontramos algo. Está en el laboratorio, lo están estudiando. Cuando lo hagamos público, aportará más luz sobre esta etapa». Ya ven. Ni el fuego ni el acero borran nada para siempre.
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froto: Excavación en el Fuerte de Juviles, en la zona donde se encontraron los restos de la batalla de 1571. /