Aunque no puedan mejorar el silencio con sus palabras, tenemos la vida pública española llena de gente empeñada en intentarlo.

Semana atronadora otra vez, aunque por debajo del ruido, ha sido también una semana de aprobación de grandes decisiones políticas. Subió el salario mínimo interprofesional y en EL PAÍS estaban los directamente afectados; se aprobó definitivamente la ley trans y te contamos las claves; se aprobó la reforma de la ley del aborto; y se aprobó la norma que protege a quienes denuncien casos de corrupción.

Una verdadera maratón de acción de gobierno eclipsada por la crisis de la ley del sí es sí, que parece cronificada y sin avances entre los socios del Ejecutivo, con la gran novedad de que al presidente, Pedro Sánchez, no parece importarle ya que se le note la impaciencia con Podemos. El revés para el Gobierno vino del Tribunal Supremo, que desbarató los objetivos de su polémica reforma de la malversación. Y el revés para el PP tuvo su epicentro en la Comunidad de Madrid, donde la evidencia de los problemas en la sanidad pública volvió a sacar a una multitud a la calle, y las réplicas estuvieron en el irresuelto conflicto interno de los populares con el derecho al aborto de las mujeres.

Si te agota este relato veloz de las noticias de la semana, piensa en los pobres encuestadores, que deben estar volviéndose locos estos días para medir el impacto en intención de voto de cada tropezón para los partidos políticos.

No sé a ti, pero a mí no me extraña que el personal haga lo que pueda por divertirse y que contra todo pronóstico, en medio de la incertidumbre económica, le pueda el anhelo de diversión.

La semana había empezado con la lección de entereza y verdad que la familia de Carlos Saura exhibió sobre el escenario de la entrega de los Goya solo un día después de su fallecimiento. En unos pocos minutos, transmitió amor al padre, respeto al talento, defensa de la sanidad pública y reivindicación del papel de las mujeres en la vida de los grandes artistas y del amor en las familias complejas.

Pero la semana se ha torcido al final con una nueva muestra del despotismo del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, que ha despojado de la nacionalidad a otros 94 nicaragüenses, entre ellos los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli. Como me dijo Gioconda a las pocas horas de conocerse la noticia, nunca podrán despojarlos de la dignidad ni del amor por Nicaragua.

La escritora Gioconda Belli responde al Gobierno de Daniel Ortega y le dice a su país: “te arropo y te tapo los ojos / para que no veas los verdugos que llegan a cortarte la cabeza”

PEPA BUENO

EL PAIS

 

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