Si aquellos descerebrados que una madrugada de mediados de agosto le quitaron la vida entre Víznar y Alfacar, lo hubieran imaginado, seguramente se hubieran disparado a sí mismos, porque aquellas balas asesinas fueron las que le dieron la vida eterna y mítica, de la que hoy gozamos todos. El odio pronunciado de: «Dale café, mucho café», por un general golpista ... Leer Más »
